Del abismo de Arce al pacto Basta y los rencores de Doria Medina

El ala dura del gobierno apremia a aprehender a Evo, pero la estrategia parece, de nuevo, insuficiente; la oposición empieza a moverse en torno a la propuesta del empresario y sus cuentas pendientes

Del abismo de Arce al pacto Basta y los rencores de Doria Medina
Doria Medina y la idea central de su campaña

 

Fuente: El País.bo



No está muy claro en qué momento el estupro se volvió político, y aunque es evidente su uso para esos fines, los abogados de Evo Morales ya han mostrado una puerta de salida, que no aplacará los rumores ni las desconfianzas, pero propiciará un nuevo varapalo para el estratega Iván Lima, que acumula fracasos en su cruzada contra Evo: falló la sentencia 1010, falló el referéndum, un cuela la interpretación de que la CPE prohíbe la postulación discontinua y ahora parece que también fracasará la aprehensión por el delito contra la menor.

Jorge Pérez, aquel exviceministro de Régimen Interior que le guardó el sitio a Carlos Romero cuando se aventuró a ser Senador y que hoy por hoy es uno de los abogados más atareados de toda Santa Cruz fue el único en llegar a Tarija el pasado jueves para excusar la participación de Evo Morales en su citación para declarar. Se detuvo en la plaza Luis de Fuentes y les dio la clave a los periodistas: “Reconocer a una menor sin ser el padre no es ningún delito”, de lo que se desliza que de seguir adelante, sus abogados presentaran al expresidente como un hombre de buen corazón que le dio sus apellidos a una niña por amistad con su familia, lo que obviamente le exime de aportar una prueba de ADN, pues nadie se la reclama.

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Si esto le sale mal también al arcismo le quedan pocas opciones, pues habrá quemado su última oportunidad de sentarse a negociar luego de que Evo Morales frenara la marcha “para salvar Bolivia” en la Cervecería el mes pasado, sin buscar violencia en la plaza Murillo.

La obvia sería permitir la candidatura de Morales para resolver en las ánforas lo que siempre se debió resolver ahí, aunque al haber suspendido las primarias, se hará sin margen de maniobra. No hay encuesta que le de chance a Luis Arce, aunque tampoco son halagüeñas con Morales, que puede liderar el MAS, pero dista mucho de concitar consenso nacional sobre su idoneidad. El bloqueo indefinido decretado para esta misma semana seguramente ahonde en la desafección.

Hay más, por ejemplo que finalmente se imponga la línea dura del arcismo y Evo acabe en prisión, pero para eso necesita elegir a su Fiscal General, y para eso, alcanzar dos tercios en la Asamblea, para lo que necesita no solo prometer la inmunidad a Carlos Mesa – el único protagonista de los hechos de octubre de 2019 que sigue libre – sino probablemente liberar a Camacho empezando el proceso desde cero.

¿La oposición dice Basta?

El tema del Fiscal General seguramente estuvo en la agenda privada de la conversación entre Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho en Chonchocoro, de la semana pasada, aunque la multiplicación de encuentros coincidiendo con la presentación del “programa electoral” de Samuel Doria Medina para 2025 ha empezado a presentar como factible una entente opositora, al menos entre “los cuatro grandes”: Samuel Doria Medina, que tiene el dinero; Tuto Quiroga, que tiene los contactos; Carlos Mesa, que tiene la bancada y Luis Fernando Camacho, que tiene Santa Cruz. Obviamente hay que entrecomillar todos los “tiene”.

El primer paso lo ha dado el empresario, que también fue el primero en acudir a Chonchocoro y el que más ha venido trabajando su imagen en redes desde la última elección. Doria Medina presentó una suerte de hoja de ruta que denomina “Basta” y que cumple con todos los requisitos para ser un programa electoral de los modernos, pues se minimiza en la palabra “dólar” e incluye el compromiso de devolver los billetes verdes a Bolivia en 100 días, algo que si no es vía FMI es difícil, aunque no lo cita.

Tuto, Mesa y Camacho colaboraron bien en 2019 donde se distribuyeron los roles para una misión: sacar a Morales del poder, que acabó en éxito, y aunque después acabaron en frentes distintos peleando la presidencia, en principio no tienen más diferencias que algún ahogado rencor.

No pasa lo mismo respecto a Samuel Doria Medina, que por cierto milita en la Internacional Socialista, antípodas ideológicas de un Tuto Quiroga entregado al liberalismo discursivo de las grandes funciones americanas. El empresario fue el hombre en la sombra durante el gobierno de Jeanine Áñez y solo se hizo visible a partir de febrero, cuando la presidenta lanzó su candidatura en la que él acompañaba como Vicepresidente. Antes de aquello liquidó las fichas de Camacho en el Gobierno – Lizárraga, Jerjes Justiniano -; después basó la campaña en laminar y criticar a Mesa, que reivindicó su justo derecho a volver a ser candidato tras lo sucedido en 2019.

Todos saben cómo acabó aquella aventura de Áñez y es posible que Samuel, que fue vetado por Rubén Costas en el binomio de la alianza Bolivia Dijo No luego de firmarla, lo que lo inhabilitó como candidato, haya aprendido de la experiencia. Se habla de una encuesta abierta y un reparto de cargos acorde para que la candidatura sea potente y única. Queda por ver qué cantidad de cuentas pendientes esta cada uno dispuesto a cerrar.

Los restos

El movimiento de Samuel Doria Medina y la aparente sinergia generada entre “los cuatro grandes” ha puesto a nervioso a otros aspirantes.

Del lado de los libertarios, encabezados por Antonio Saravia – acusado de ser títere de Sánchez Berzaín -, han decidido recibir de “buen grado” la propuesta, pero no han tardado en sacar la artillería contra sus propuestas por defectos técnicos o “exceso de socialismo”.

Los miristas también han saludado la propuesta, pero temen que la potencia de la presentación y el equipo le deje sin peso específico en una candidatura conjunta en la que aspiraban desde el principio con colocar a Vicente Cuéllar o Rodrigo Paz, aunque este sigue con su campaña personal.

Manfred Reyes Villa sigue en su dinámica, invirtiendo mucho en medios y desacreditando por obsoletos al resto de políticos de oposición. El estigma de “colaboracionista” con Arce no le ha hecho titubear y sigue firme con plantear su candidatura.

Hay otros potenciales candidatos que todavía no han movido ficha o que andan haciendo campaña boca a boca hablando con la gente de sus problemas, que son los dólares, sí, pero también la forma en la que pagan sus préstamos o las dificultades que tienen para conciliar trabajo y crianza.

Veremos.

Fuente: El País.bo