Encuestitis

 

Estamos a más de diez meses para la realización de la primera vuelta de las elecciones generales en Bolivia, previstas para el 17 de agosto de 2025. Poco a poco, por intereses varios, el ambiente político tiende a electoralizarse. Y esta electoralización temprana viene ataviada con una variedad de encuestas preelectorales, que satisfacen a todos los gustos y colores.



En las últimas semanas, se han publicado varias encuestas de intención de voto y muchas otras han recorrido las redes y reuniones privadas, sin que existan candidatos inscritos y sin que siquiera haya un calendario electoral, menos una convocatoria oficial a las elecciones. Obviamente, algunos medios de comunicación, ávidos de novedades y de eventos políticos que puedan llamar la atención del público, publican entusiastas los supuestos estudios de opinión, muchas veces sin averiguar su procedencia, metodología, financiamiento, etc.

La publicación de encuestas, además de cumplir esa función supuestamente informativa, suele utilizarse, de manera ingenua e inútil, para posicionar candidatos y tratar de influir en los gustos y adhesiones de los electores. Cincuenta años de investigación en la materia han ratificado lo que decía el maestro Joe Napolitan: la publicación de encuestas NO influye en el elector. Lamentablemente, esta constatación incuestionable de la ciencia política, todavía hoy, no es comprendida por muchos.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Me tomé el trabajo de revisar doce encuestas preelectorales realizadas en Bolivia entre agosto y septiembre, que se publicaron en diversos medios o que se divulgaron en reuniones privadas. Los números que presentan, así como la posición de los precandidatos, varía de manera casi total, comparando unas con otras. No encontré un solo elemento común a todas ellas, ni el supuesto puntero, ni los eventuales coleros, no, no había nada que fuera común a todas. En algunos casos extremos, una de las encuestas, sistemáticamente, desde hace varios meses trata de posicionar en los primeros lugares a un precandidato que en las demás encuestas figura muy rezagado o no figura. Otra encuesta coloca al presidente Arce, con una calificación bajísima en su gestión, pero lo ubica primero en la intención de voto, con diferencia importante con el segundo. En fin, hay de todo como en botica y para todos los gustos.

La verdad es que realizar encuestas de intención de voto, sin candidatos inscritos y tan lejos de la elección, es, en mi criterio, una pérdida de tiempo y de dinero. Para empezar, el electorado a estas alturas no tiene la cabeza en las elecciones y cualquier estudio serio, con certeza, dará cifras muy altas de indecisos, por encima de la mitad de los encuestados. Amigo lector, cuando usted vea una encuesta, en este momento que muestre al electorado decidido por algún candidato por encima del 70%, descártela sobre tablas, ese estudio estuvo mal hecho o su publicación está motivada por una intención subalterna.

Ahora bien, si alguien está interesado en saber cómo está la situación política en Bolivia, en relación a eventuales candidatos o actores políticos para el futuro inmediato, es bueno que sepa que, más allá de la encuestitis que padecemos y padeceremos en los próximos meses, los campos políticos, las favorabilidades y las adhesiones no se mueven a la velocidad que algunos quisieran. No, en realidad, los movimientos son lentos, muy leves y recién se irán acelerando a medida que nos vayamos acercando a los hitos de la elección: convocatoria, alianzas, inscripción de candidatos, campañas electorales, etc.

De hecho, en el último año, el único movimiento notable que se ha producido es la caída vertiginosa en el favor popular del presidente Arce. El resto de actores políticos, puntos más o menos, se mantiene en su lugar: existen dos líderes con presencia nacional, Evo Morales y Carlos Mesa y dos líderes con fuerte presencia regional, Manfred Reyes y Luis Fernando Camacho. Ninguno de los liderazgos emergentes: Vicente Cuellar, María Galindo, Capitán Lara, Rodrigo Paz, Dr. Chi, Amparo Ballivián, Branko Marincovich, por nombrar algunos, logró despegar todavía. Lo propio con liderazgos tradicionales como Tuto Quiroga, Samuel Doria Medina o Rubén Costas.

Sin embargo, hay mucha agua que correrá debajo los puentes en los próximos meses y seguramente, como dijimos, se irán produciendo movimientos y desplazamientos, leves en inicio y cada vez más dinámicos después. Mientras, cuidado con la encuestitis, es una epidemia que no causa ningún efecto en la población, pero altera los nervios y la tranquilidad de los políticos.

     Por Ricardo V. Paz Ballivián