Interrupción o continuación del tratamiento con betabloqueantes tras un infarto de miocardio


 

 



ANTECEDENTES

 

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Se desconoce la duración adecuada del tratamiento con betabloqueantes después de un infarto de miocardio. Se necesitan datos sobre la seguridad y eficacia de la interrupción del tratamiento a largo plazo con betabloqueantes para reducir los efectos secundarios y mejorar la calidad de vida en pacientes con antecedentes de infarto de miocardio no complicado.

MÉTODOS

 

En un ensayo multicéntrico, abierto, aleatorizado y de no inferioridad realizado en 49 centros de Francia, Silvain,et.al.,[DOI: 10.1056/NEJMoa2404204] asignaron aleatoriamente a pacientes con antecedentes de infarto de miocardio, en una proporción de 1:1, a la interrupción o continuación del tratamiento con betabloqueantes. Todos los pacientes tenían una fracción de eyección del ventrículo izquierdo de al menos el 40% mientras recibían tratamiento a largo plazo con betabloqueantes y no tenían antecedentes de un evento cardiovascular en los 6 meses anteriores. El criterio de valoración principal fue una combinación de muerte, infarto de miocardio no mortal, accidente cerebrovascular no mortal u hospitalización por razones cardiovasculares en el seguimiento más largo (mínimo, 1 año), según un análisis de no inferioridad (definido como una diferencia entre grupos de <3 puntos porcentuales para el límite superior del intervalo de confianza del 95% bilateral). El criterio de valoración secundario principal fue el cambio en la calidad de vida medida mediante el cuestionario europeo de calidad de vida de 5 dimensiones.

RESULTADOS

 

Un total de 3698 pacientes fueron aleatorizados: 1846 al grupo de interrupción y 1852 al grupo de continuación. La mediana de tiempo entre el último infarto de miocardio y la aleatorización fue de 2,9 años (rango intercuartil, 1,2 a 6,4), y la mediana de seguimiento fue de 3,0 años (rango intercuartil, 2,0 a 4,0). Se produjo un evento de resultado primario en 432 de 1812 pacientes (23,8%) en el grupo de interrupción y en 384 de 1821 pacientes (21,1%) en el grupo de continuación (diferencia de riesgo, 2,8 puntos porcentuales; intervalo de confianza del 95% [IC], <0,1 a 5,5), para un cociente de riesgo de 1,16 (IC del 95%, 1,01 a 1,33; P = 0,44 para no inferioridad). La interrupción del betabloqueante no pareció empeorar la calidad de vida de los pacientes.

CONCLUSIONES

 

En pacientes con antecedentes de infarto de miocardio, no se encontró que la interrupción del tratamiento a largo plazo con betabloqueantes fuera no inferior a una estrategia de continuación del tratamiento con betabloqueantes.


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