La literatura boliviana, en su diversidad y riqueza, sigue expandiendo sus horizontes en eventos como este, posicionándose como una voz clave en la poesía del mundo.
El XXVII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, celebrado en Salamanca, se ha consolidado como un espacio de diálogo poético y filosófico, un crisol donde se entrecruzan voces de toda Iberoamérica. En esta ocasión, Bolivia estuvo representada por los poetas Homero Carvalho, Claudia Vaca, Patricia Gutiérrez, Valeria Sandi y Benjamín Chávez, quienes llevaron consigo no solo su obra literaria, sino una muestra vibrante de las diversas corrientes poéticas que emergen desde las regiones amazónicas y andinas del país.
Este evento, más que una simple sucesión de lecturas fue un verdadero encuentro entre poetas y sus realidades, como destaca el testimonio de Patricia Gutiérrez: “Salamanca, ciudad patrimonio de la humanidad, ofreció el marco perfecto para un acto en el que la poesía se inmiscuyó en la filosofía y el pensamiento crítico, lanzando al ruedo preguntas imprescindibles para entender este mundo y cuestionarlo». Los versos bolivianos no solo resonaron en las calles y salas de esta histórica ciudad, también ingresaron a las aulas de primaria y secundaria de los institutos y colegios de Salamanca, además contribuyeron a la construcción de una poética de la humanidad, de reflexión y de solidaridad.”
Carvalho destaca que fue “Un Encuentro de con la palabra y el quehacer literario, cultural, artístico de los distintos poetas de Iberoamérica que se dieron cita en este ya tradicional evento que se celebra desde hace 27 años en Salamanca. Uno de los elementos fundamentales de este Encuentro fue la proximidad. La cercanía entre poetas, lectores.”
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Por su parte, la guionista y poeta Patricia Gutiérrez, destaca que Salamanca, sus aulas antiguas y muy bien preservadas como el patrimonio arquitectónico que son, es en sí un espacio que genera y en el cual se respira arte, poesía, ello propicia una atmósfera que permite que la palabra se escuche desde el cuerpo, como subraya Gutiérrez: «uno escucha poesía, escucha sus manos, escucha el leve temblor de la voz de cada poeta y se con-mueve con ellos y sus pensamientos».
Este acto íntimo de escucha refuerza lo que el antropólogo y estudioso de la memoria, Severi llama «la proxémica del gesto», en donde la poesía trasciende lo textual para convertirse en un acto performativo, un gesto que revela tanto la humanidad del poeta como la fuerza de sus palabras, la trascendencia de su pensamiento. En este sentido, los poetas bolivianos, como Homero Carvalho y Claudia Vaca, no solo leyeron sus poemas, sino que ofrecieron un fragmento de su ser a través del acto de la lectura en vivo.
El Encuentro también permitió una reflexión sobre la historia y las censuras que han acompañado a la literatura a lo largo de los siglos, puesto que, al visitar la biblioteca histórica de Salamanca, los participantes pudieron acercarse a documentos antiguos, y algo que destaca el bibliotecólogo Eduardo Hernández, es la aguda mirada del escritor Homero Carvalho, quien notó las censuras de los textos antiguos, esto permitió al bibliotecólogo ampliar la reflexión de la visita, en torno a las evidencias en los textos, las señales de las censuras de hace siglos atrás, lo cual generó una valiosa reflexión en el recorrido por la biblioteca: “las censuras impuestas hace más de 800 años siguen vigentes” .
Otro aspecto del evento, que destaca Patricia Gutiérrez es que algunas lecturas, fueron una especia de oda a la insurgencia poética, muchas de las lecturas fueron precisas y desbarataron la violencia solapada que impregna la sociedad moderna a través de la música y las redes sociales.
Una de las grandes contribuciones del Encuentro fue la creación de vínculos entre escritores de distintos países, lo que permite que la literatura boliviana siga expandiendo sus horizontes. Este tipo de conexiones, son esenciales para que la poesía siga creciendo en el ámbito internacional.
Como bien menciona Patricia Gutiérrez: “El Encuentro fue un espacio donde la poesía consolidó el acercamiento, la filosofía de los poetas, su capacidad para mirar el mundo con asombro y cuestionar el orden vigente, para crear otras realidades, que derrumben los problemas que hoy nos asechan».
Este cruce entre poesía y pensamiento crítico no es fortuito. La poesía boliviana ha desarrollado a lo largo de los años una obra que, sin perder el lirismo, se enfrenta a los desafíos sociales y humanos de nuestro tiempo. La poesía boliviana, en este contexto, se presenta como una herramienta para reflexionar sobre nuestra humanidad, para cuestionar el estado del mundo y expandir las fronteras del pensamiento.
Este tipo de encuentros, que permiten a los escritores confraternizar y compartir sus proyectos culturales, son esenciales para mantener viva una poética del compromiso. Salamanca, es una ciudad que ha logrado sostener un vínculo con las artes y la poesía durante años, sirvió como espacio propicio para que estas voces insurgentes de Bolivia, desde la tradición hasta la vanguardia, aportaran una perspectiva necesaria y enriquecedora a las discusiones poéticas de Iberoamérica.
Este Encuentro no solo fue posible gracias a la participación de poetas y organizadores, sino también por la labor imprescindible de su director, el poeta y catedrático de la Universidad de Salamanca, Alfredo Pérez Alencart. Así mismo es de destacar la labor de los fotógrafos José Amador Martín Sánchez y Luis Aguiar, quienes, además de ser poetas, capturaron con sus cámaras la esencia misma del evento. Su mirada, llena de sensibilidad poética, logró congelar instantes únicos que reflejan el profundo compromiso de los participantes y la belleza del entorno en el que se desarrolló este evento. Las imágenes que ambos fotógrafos-poetas han regalado son más que registros; son testigos visuales de un momento de encuentro, creación y confraternización que quedará grabado en la memoria de quienes tuvieron la fortuna de vivirlo.
La participación de poetas bolivianos en el XXVII Encuentro de Poetas Iberoamericanos no solo fue una oportunidad para exponer su obra, sino un paso más en la construcción de una red literaria iberoamericana que fomenta la reflexión crítica y el intercambio cultural, cimentando una poética que aboga por la humanidad y el compartir de saberes. La literatura boliviana, en su diversidad y riqueza, sigue expandiendo sus horizontes en eventos como este, posicionándose como una voz clave en la poesía del mundo.
Claudia Vaca, filóloga