Las acusaciones contra Evo Morales y el sorprendente caso de Noemí

Lo que el Jefazo hace debajo de las sábanas no debería interesar a nadie si no fuera porque las involucradas son menores de edad y que todo el aparato estatal y judicial de Bolivia se puso a trabajar para protegerlo

Noemí con Evo Morales en un hotel argentino/Celular de Noemí



Fuente: Brújula Digital

Raúl Peñaranda y Rafael Archondo

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Los escándalos alrededor de la vida sexual de Evo Morales han sido denunciados desde 2012, y por fin, 12 años después, han generado interés y reprobación generalizada, incluso internacional.

Lo que el Jefazo hace debajo de las sábanas no debería interesar a nadie si no fuera porque las involucradas son menores de edad y que todo el aparato estatal y judicial se puso a trabajar para protegerlo (e incluso animarlo).

Por lo menos seis de esos casos han sido denunciados públicamente, incluidos el más reciente, sucedido según la Fiscalía de Tarija en Yacuiba, donde una chica de 15 años quedó supuestamente embarazada del expresidente. Este jueves 10, Morales debe asistir a declarar a Tarija por el caso.

Estas últimas acusaciones confirman el modus operandi de esta suerte de trata y tráfico plurinacional. El traslado de menores de edad hasta el regazo del líder indígena implica y complica al aparato partidario, a las llamadas organizaciones sociales del Pacto de Unidad, a las mujeres supuestamente feministas que participaron del círculo del poder y, por supuesto, al erario público desde donde se extraen las compensaciones para las víctimas y sus familias. Todo Yacuiba lo sabe.

El WhatsApp de Noemí

Uno de los casos en los que ha habido más información, debido a que la Policía reveló el contenido de un teléfono celular, es el de Noemí, que viajó a México y Buenos Aires junto con Morales en 2019 y 2020. Ella tenía entonces 19 años y él, 60, 41 años más. Las autoridades del Gobierno transitorio consideraban que la relación entre ambos empezó cuando ella tenía 16 o 17 años.

Los mensajes de WhatsApp enviados y recibidos por la joven Noemí Meneses Chávez entre el 22 de diciembre de 2019 y el 7 de julio de 2020, conocidos por la Policía boliviana tras decomisar el celular en agosto de 2020 en la ciudad de Sacaba (Cochabamba), coinciden con el contexto en que fueron escritos y demuestran la relación amorosa que mantenían ambos. Los autores de esta crónica revisamos las 101 páginas de mensajes y las decenas de fotografías, entre otras la que se los ve en una habitación de hotel.

Muchos mensajes de Noemí a él son explícitamente románticos, pero Morales no responde a ellos, excepto devolver la llamada y, cuando Noemí no contestaba, el expresidente volvía a marcar una y otra vez.

La información permite reconstruir parte de las rutinas de Morales en Argentina, de cómo es su relación con ella y el personal de servicio y de algunos eventos políticos y de la vida cotidiana. Una cosa queda clara: el expresidente llama diariamente a Bolivia para comunicarse con dirigentes de su partido y de los movimientos sociales.

Este es un resumen de la crónica publicada en octubre de 2020:

Noemí llegó a México el 22 de noviembre, solo 10 días después de Morales, se alojó con él en las instalaciones militares asignadas a la delegación boliviana por el gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Allí, la pareja posó para el afamado periodista estadounidense Jon Lee Anderson, quien les tomó una foto cuyo fondo es un muro blanco que los separaba de un jardín. El escritor lo hizo a pedido de la joven, como él mismo cuenta en su artículo publicado en abril en la revista The New Yorker. En un inicio, Evo se quejó porque el fotógrafo de Anderson estaba capturando imágenes de ella, ubicada a discreta distancia de la entrevista.

Meneses regresó a Bolivia el 2 de diciembre de 2019, solo cinco días antes de que Morales partiera rumbo a Cuba y a Argentina. Con sincronización en los itinerarios, Evo arriba a Buenos Aires el 12 y Meneses, el 16. Después de convivir en la casa del barrio de Colegiales, a mediados de enero se mudaron a un departamento en Liniers.

La primera semana de enero de 2020, Morales tuvo una reunión en la sede de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA), en la que fue informado de que un sicario de Alemania tenía la supuesta intención de asesinarlo. Eso, aparentemente, lo intranquilizó. Hubo reuniones con el personal de seguridad para atender el tema. Ese mismo día, el 7 de enero, se fue a celebrar el cumpleaños de su abogado, el argentino Eugenio Zaffaroni, y volvió pasada la medianoche. Seguro que comentó en la cena el supuesto atentando del que podía ser víctima. El temor a ser asesinado ya lo había expresado cuando decidió fugar del país en noviembre de 2019 ante la sola versión de que habría un supuesto complot para acabar con su vida.

En otro momento, el 22 de febrero de 2020, comentó que temía a los agentes de seguridad que le habían asignado porque supuestamente dejarían ingresar a su casa a personas que lo podrían poner en riesgo.

Logramos saber también que tras imponer a Luis Arce como candidato del MAS, los representantes del Pacto de Unidad se sublevaron contra Morales y rechazaron participar de una conferencia de prensa, hasta que el expresidente los convenció momentos después. También analizó encuestas antes de participar con Arce en un evento en el hotel Bauen de Buenos Aires. Y que casi todas sus reuniones se realizan en la sede de la CTERA, que usa prácticamente como su oficina.

Otras circunstancias, más cotidianas, también reflejan la personalidad de Morales. Por ejemplo, en la residencia de Buenos Aires se produjo el 1 de marzo una minicrisis porque el servicio de TV cable contratado no transmitiría el partido entre Real Madrid y Barcelona, que el Jefe quería ver a toda costa.

El celular del que surgen estos datos corresponde a un número telefónico de Argentina que le fue otorgado a Noemí el 22 de enero. Desde ese aparato hizo llamadas y envió mensajes a Morales (aparece como “AME A”); Lourdes, la multifacética secretaria del expresidente; “Mama Gertru”, quien es parte del equipo de servicio; “Hermana R.” (Rosario) y un número no identificado. El periodista español Alejandro Entrambasaguas obtuvo antes el reporte policial.

Por el tenor de las comunicaciones se percibe que Noemí tenía otro teléfono, seguramente con un número boliviano, con el que probablemente hacía otras llamadas.

En una ocasión Noemí le comenta a su hermana que cuando estuvo en México con Morales, vivió en el cuartel que le habían asignado.

Meneses realizó tres viajes aéreos al exterior entre noviembre del año pasado y marzo de este año. En ese periodo, permaneció 84 días fuera de Bolivia. Desde su segundo retorno a Bolivia desde Buenos Aires, en marzo, sus comunicaciones no registran más viajes. Las restricciones derivadas de la pandemia se lo impidieron.

Vida cotidiana

De acuerdo a los mensajes, además de cumplir disimuladamente su rol de pareja del hombre que gobernó Bolivia durante 14 años, Meneses fungía en Buenos Aires como una especie de ama de llaves. Se ocupaba de supervisar la selección, lavado y planchado de la ropa del “jefe” o “h”, como lo llama, controlar la dieta y los suministros alimentarios y relacionar la alcoba presidencial con el nutrido grupo de los empleados que rodean a Evo (Noah, el fotógrafo; Sandra y Silvia, las cocineras; Beto, el chofer; Rafa, el cajero; además de Santiago, Néstor, Ramiro, Ceci, Sixto, mamá Gertrudis y sobre todo Lourdes, la secretaria privada argentina).

La joven llegó incluso a coordinar algunos contactos del líder del MAS con sus seguidores en Bolivia, entre otros, con los del Chapare (Julio Salazar, Juan Guzmán, Isabel Domínguez, Oscar Barriga, expresidente de YPFB, Max Mendoza, Asterio Romero o Juanita Ancieta). Del mismo modo se relacionó marginalmente con ciertas personalidades que acompañan la vida diaria de Morales en la capital porteña como la embajadora de Venezuela en Buenos Aires, Stella Lugo, descrita por Noemí como “buenita”.

Con respecto a figuras del peronismo argentino como Zaffaroni, los profesores Hugo Yasky, Roberto Baradel o David Edwards, el dirigente camionero Hugo Moyano, el personal de Telesur o de Bethnel Films y corresponsales de Al Jazeera en América Latina, Meneses tuvo un papel marginal. Entonces le tocaba esperar en esas instituciones, añorando seguramente volver a casa. El 4 de enero, por ejemplo, estuvo más de tres horas y media en la sede de CTERA aguardando que Morales terminara su reunión.

Cuando se organizaban caravanas de vehículos, Noemí iba en otro vehículo. Evo la llevaba a sus actos y otros eventos públicos, pero no la presentaba como a su pareja.

El 13 de enero de 2020, Evo le promete un “ascenso”. “(Ya) no haré nada, va a poner empleada, me ha dicho el h”, le cuenta Noemí a su hermana Rosario. El 9 de junio, la muchacha le pide a Lourdes desde Cochabamba, que le quite a Evo sus celulares, “es muy adicto”, opina.

A medida que pasan los días, se afianza la intimidad y el cariño entre Lourdes, una especie de jefa de gabinete en el exilio, y Noemí. Ella la trata con apelativos cariñosos como “mamita” o “mi nena” y “mi beba”. Cuando les toca despedirse por teclado, las dos mujeres se dicen “te voy a extrañar”. La empatía entre ellas es plena, y resulta lógico, juntas organizan la vida del “Presi”. Pese a su relación privilegiada con Morales, Noemí trata con mucho respeto a Lourdes y a Mamá Gertrudis. Jamás, por ejemplo, les da una orden, siempre son pedidos y consultas.

Lourdes encuentra en Noemí una aliada para cumplir los deseos del ex Jefe de Estado. Gracias a ella sabe todo lo que pasa en el segundo piso de la casa y puede anticiparse cuando ambos bajan a la planta baja. “Estoy frita, ya no hay las galletitas que le gustan al jefe”, lamenta Lu. “¿Las cuadradas?”, precisa Noe. Después, juntas resuelven el acceso de Morales a la mantequilla Sancor, juntas organizan el almuerzo en el restaurant Champs Elyseés en Belgrano, juntas, la comitiva de cinco personas que volará hasta Ushuaia, incluida Noemí, juntas van al supermercado.

Por otra parte, nunca puede faltar harina de coca endulzada con miel. La provisión de pescado del Chapare tampoco es un asunto a ser descuidado. El entorno de Evo come pique a lo macho, parrilladas de tambaquí, silpancho y otros platos, todo bajo la inigualable sazón de Mamá Gertrudis, Sandra o Sunina.

El 24 de febrero, Noemí pide un peluquero (“el de Liniers”) para su conviviente. Cuando Morales hace sus abdominales, Noemí y Lourdes coordinan quién va a contar el número que debe cumplir el Jefe en cada sesión.

Cuando Lourdes sale sola, le hace compras a la joven, envía fotos de productos y pide que ella escoja los que desea, el dinero nunca es obstáculo. Tres nombres de tiendas aparecen en los chats: Zara, Love Chuka y Apple, además de los supermercados Carrefour. Cuando Noemí va al dentista (29 de enero de 2020), Lourdes le explica qué es una microcirugía, la insta a tomar su medicamento e instruye que le den un mate de manzanilla para su recuperación. La confianza llega al grado de hacer comentarios sobre el personal de seguridad, sobre cuál es el más guapo o cuál de ellos tiene novia.

Debido a la partida de Noemí a Bolivia en marzo, “el jefe no ha hecho sus ejercicios”, cuenta Lourdes. “Está triste”, comenta.

Gracias a los mensajes telefónicos, podemos saber que el breve retorno de la joven a Cochabamba entre el 7 y 12 de febrero de 2020 “porque extrañaba demasiado” a su familia. Morales le propuso un lapso de dos semanas de ausencia, ella solo le aceptó una. Es así como Meneses regresa a la capital argentina el 12 de febrero y se queda hasta el 4 de marzo. El 28 de febrero estuvieron juntos en Ushuaia, en el sur austral argentino.

Noemí no le da tregua a su cámara, documenta gráficamente todos sus platos, sus pasos alrededor de una piscina, todas las escenas con el “h”. Rosario la cuestiona: “No mandes fotos con él”. “¿Por qué?”, consulta ella: “es peligroso”. En algunas ocasiones comparte videos de respaldo al “proceso de cambio” o de críticas al gobierno de la presidenta Jeanine Añez.

Los temores de Evo

Aunque la política no es de su especial interés, Noemí ofrece algunas pinceladas de lo que sucede en Argentina. El 19 de enero, cuando Morales eligió al binomio presidencial (Luis Arce y David Choquehuanca) Noemí reveló que el Pacto de Unidad prefería al excanciller y por ello sus dirigentes no quisieron momentáneamente participar de la conferencia de prensa organizada para hacer el anuncio. Sobre Choquehuanca, la opinión de Morales es clara: “El h no lo quiere, ha hablado mal del MAS”, informa Noe.

Diez días antes, las Meneses sostienen el siguiente minidiálogo:

–Noemí: Eva Copa va a venir aquí

–Rosario: No…

–Noemí: Esa mujer es una egoísta

–Rosario: Y vendida

–Noemí: Sí, va a venir, el h acaba de hablar con ella

Ese viaje, sin embargo, nunca se produjo.

A su hermana Rosario también le comentó sobre el supuesto intento de asesinarlo (la ortografía ha sido corregida):

Noemí: Rosa

–De Alemania

–Están viniendo

–A atentar al h

–Acaban de decirle los de comunicación

Rosario: ¿Y ahora que va a hacer?

Noemí: Un sicario dice está viniendo

Rosario: ¿A Argentina?

Noemí: Sí

Rosario:

–Que se vaya a un cuartel

–Que se entre bajo tierra

Noemí: !Te pasas!

Raúl Peñaranda y Rafael Archondo son periodistas.

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