El director de Régimen Penitenciario, Juan Carlos Limpias, no descartó que la investigación sobre la mujer que fue torturada, quemada y violada en el penal de El Abra, Cochabamba, sea ampliada al personal de seguridad y otros privados de libertad.

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Tras conocerse el terrible hecho, se abrió una investigación y un proceso penal en contra del feminicida Rolando Andrés Zambrana Tapia.

“Nosotros hemos pedido que se amplíe la investigación al personal de Seguridad Penitenciaria sobre el hecho que se ha dado (y saber) si hubo complicidad de otros privados de libertad”, dijo Limpias en el programa Piedra Papel y Tinta, de La Razón.

Aseguró que, por ahora, todos los elementos se están tomando en cuenta en el proceso investigativo. “Nosotros, como Régimen Penitenciario, nos hemos sumando a la investigación y estamos abriendo todo para que se aclare la situación”.

Zambrana violó, agredió, torturó y quemó a su expareja S. N. G. en el penal de El Abra. Por esa razón, fue trasladado a la cárcel de máxima seguridad de Chonchocoro, en La Paz.

El delincuente estaba cumpliendo una condena de 30 años sin derecho a indulto por el asesinato de la madre de otra expareja en 2018. Intentó secuestrar a su entonces pareja y disparó contra la madre y la hermana de la joven; de ese modo, causó la muerte de la profesora Jobita Garfias tras 48 horas de agonía.

Fue condenado por estos hechos en 2020. El reciente ataque contra S. N. G. ha reavivado la preocupación por la seguridad dentro de los recintos penitenciarios.

La mujer había decidido terminar la relación con el peligroso hombre y éste le pidió que vaya al penal para entregarle la pensión alimenticia para la pequeña hija que tienen ambos. Sin pensar lo que le esperaba, acudió al recinto carcelario.

El feminicida llevó a la madre de su hija a un kiosko cerca de los baños de la cárcel para entregarle el dinero. La joven descubrió que ese kiosko era como un bunker camuflado y allí estaban otros reos más, cómplices de Andrés.

La maniataron, la violaron, le hicieron cortes en su rostro y trataron de arrancarle los ojos. La obligaron a tomar tiner (diluyente o disolvente químico). Además, le roció con el líquido hasta en sus partes íntimas y le prendió fuego.

La joven logró escapar del kiosko, envuelta en llamas. Unos internos que estaban en el patio apagaron el fuego y la auxiliaron. Pese a ello, la mujer sobrevivió y la Policía ingresó para trasladarla a la Caja Nacional de Salud (CNS).