Por: Luis Fernando Romero Torrejón
Pdte. Colegio Departamental de Economistas de Tarija
Después de haber revisado y corroborado, en base a datos del INE, que nuestro saldo comercial acumulado negativo, de enero a septiembre 2024, fue 529% mayor en comparación con el mismo periodo del 2023, también se ha constatado que durante el 2018 al 2024, es decir en los últimos 7 años, este indicador es el 2do más grande después del observado el 2019 (-681 MMUSD). De hecho, ni en el año pandemia se tuvo un saldo comercial negativo de esa magnitud, en el 2020 fue de solo -19 millones de dólares. Se recalca que durante estos años de estudio, el 2021 y 2022, fueron los únicos años que tuvimos un saldo comercial acumulado positivo.
De noviembre 2021 a agosto 2022, tuvimos una racha optima continua con puros saldos comerciales positivos. En los últimos 25 meses, desde septiembre 2022 hasta septiembre 2024, dos periodos anuales, solo el 39% de los mismos, fueron saldos comerciales positivos. Sin embargo, sumando todos los datos observados de saldos comerciales durante este periodo, se observa que dan un total negativo de $us. 1.324,6 millones. Es evidente, que nuestra balanza comercial no es óptima, prevalen los déficits comerciales, y que esta situación se ha atenuado el 2023 y mas aun el 2024, por la escasez de dólares y su cotización elevada en el mercado paralelo. El 2023, solo el 33% de los meses, tuvieron saldos comerciales positivos. En el 2024, de enero a septiembre, solo 5 fueron favorables a nuestro comercio exterior.
Desde el año de la “nacionalización” de hidrocarburos, ha habido un reajuste importante en nuestro comercio exterior, que tuvo un comportamiento cíclico favorable, mientras la producción y exportación de gas natural eran cuantiosos. En los últimos 18 años, a pesar que solo el 27% fueron gestiones con saldos comerciales negativos, parece que será muy difícil repetir los $us. 3.401 millones de balanza comercial favorable a nuestra economía. De hecho, el 2023 nuestro saldo comercial fue negativo, por $us. 570,6 millones.
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En particular, estas gestiones 2023 y 2024, cuyo deterioro del comercio exterior obedece a una crisis cambiaria y hasta política, por casi un mes de bloqueos, su causa principal es de origen fiscal, 12 años ya consecutivos de déficit público, que ha generado un agotamiento de nuestras RIN, y una muy limitada, por no decir nula, oferta de dólares por el sistema financiero nacional.
Si queremos que nuestros saldos comerciales sean positivos y sostenibles, es imperante reajustes estructurales, pero no solo en el tema fiscal, sino que también monetario (tipo de cambio), normativo (leyes a favor de las inversiones y empresas), comerciales (con acuerdos favorables y pragmáticos), en fin, que garanticen y mejoren las condiciones de trabajo y operación de exportadores e importadores. Si la situación no cambia, el resultado será un achicamiento de nuestra economía, menor consumo, gasto, inversión y empleo, donde florecerá mas la inflación, la pobreza y la informalidad.