El aumento de las temperaturas y la reducción de las precipitaciones vienen generando una mayor sequía en diferentes regiones de Bolivia, con la consecuente reducción de la producción, abandono de áreas de cultivo y mayor migración.
Fuente: ANF / La Paz
Herbert Araujo, director de la oficina regional del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) en Cochabamba, indicó que para hacer frente a la falta de agua agravada por el aumento de las temperaturas y variación climática, se debe pensar en políticas integrales y de largo plazo que tienen que ver con el cambio del modelo de desarrollo y la protección de zonas de recarga hídrica.
“Más allá de estas políticas de adaptación de cosecha de agua, es necesario pensar en políticas mucho más integrales y de largo plazo que tienen que ver con la siembra de agua, es superimportante que se puedan generar sistemas de siembra, de crianza del agua, ello tiene que ver con un manejo integrado de cuentas, tiene que ver con la protección de las zonas de recarga hídrica, sobre todo”, señaló Araujo a ANF.
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El aumento de las temperaturas y la reducción de las precipitaciones vienen generando una mayor sequía en diferentes regiones del país, con la consecuente reducción de la producción, abandono de áreas de cultivo y mayor migración.
Araujo indicó que, si bien el fenómeno de la sequía es de larga data, el aumento de la temperatura ha hecho que cada vez las lluvias vayan disminuyendo y el modelo de desarrollo extractivista del país ha ido agravando esta situación.
“Lo que se está planteando en este sentido es que se generen alternativas para los productores que vayan a mejorar la cosecha del agua y la siembra del agua, para poder hacer frente a esta situación”, remarcó el especialista.
Refirió que mejorar los sistemas de siembra del agua implica que se deben proteger las zonas de recarga hídrica para que el suelo pueda tener una mayor capacidad de infiltración y el agua se vaya almacenando de manera subterránea, y esas aguas en las cuencas bajas puedan servir para los sistemas de riego y para el consumo humano.
“Es una cuestión superestructural que está sucediendo, que, si no se hace nada o si la tendencia se mantiene, va a tener que ser irreversible el aumento de las sequías”, apuntó.
El especialista dijo que se tendría que pensar mucho en un cambio de modelo de desarrollo, en un cambio de protección de la Amazonía, de reforestación, de tener programas para la reconstrucción de las zonas afectadas, de las zonas deforestadas.
“Y aquí en nuestra región (Cochabamba) también es necesario que las partes altas de las cuencas tengan las posibilidades suficientes de vegetación para que puedan llamar a las lluvias, donde hay mayor cantidad de vegetación, mayor cantidad de especies forestales nativas, la posibilidad de que haya disponibilidad de agua, disponibilidad de lluvias, es mayor”, apuntó.
En ese sentido, agregó Araujo, los gobiernos municipales están entrando con mucha fuerza con sistemas de cosecha de agua, donde hay agua que se almacena en época de lluvia, lo que posibilita la generación de pequeñas represas o de pequeños atajados, “que puedan servir para mitigar de alguna forma la falta de agua y sobre todo para poder adaptarse”.
Refirió que la gobernación de Cochabamba desarrolla un programa llamado “Pozos soberanos” que tiene que ver con reservorios circulares en los municipios para mejorar la captación, la cosecha del agua, así también hay algunos programas del Ministerio que están promoviendo la tecnificación del riego para mejorar su eficiencia, y “creo que esas soluciones así pequeñas podrían generar mejores condiciones para los productores”.
Pero la variación climática ya viene presentando consecuencias. Por el aumento de las temperaturas, explicó Araujo, hay zonas donde no se producía maíz, como cabeceras de valle o un poco más andinas, que ahora sí están produciendo, lo que podría ser visto como una posibilidad de incremento y de diversificación de la producción, sin embargo, “en las zonas bajas cada vez aparece mayor cantidad de plagas que se desarrollan mejor con el aumento de las temperaturas”.
“Por ejemplo, la papa en zonas bajas requiere altas cantidades de agroquímicos para poder producir, lo propio el maíz y otras especies, porque hay un mayor ataque de plagas, mayor ataque de hongos, algunos insectos también van proliferando con el aumento de la temperatura”, indicó.