Rubén Ramírez Lezcano y el presidente electo de los Estados Unidos analizaron la situación política en América Latina, adonde conviven países democráticos con los regímenes dictatoriales en Cuba, Nicaragua y Venezuela. El ministro paraguayo aspira a suceder a Almagro al frente del foro regional, que termina su mandato en 2025.
Por Román Lejtman
Fuente: Infobae
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Washington, Estados Unidos.-
Donald Trump y Rubén Ramírez Lezcano se encontraron esta noche en Mar-a-Lago, adonde analizaron la situación política en América Latina. El canciller paraguayo aspira a ocupar la secretaria General de la Organización de Estados Americanos (OEA), en reemplazo de Luis Almagro que vence su mandato en 2025.
Tras reunirse con el presidente electo de los Estados Unidos, Ramírez Lezcano dialogó con Elon Musk, que se ha transformado en una figura muy influyente en la transición política rumbo a la Casa Blanca. Musk acompaña a Trump en su agenda cotidiana, y fue clave durante toda la campaña electoral del partido Republicano.
Las reuniones de Ramírez Lezcano con Trump y Musk son una señal política respecto a la futura administración republicana y su perspectiva sobre el candidato que debería suceder a Luis Almagro en la Secretaría General de la OEA. El presidente electo de Estados Unidos no recibió al adversario de Ramírez Lezcano -propuesto por Surinam-, y es muy probable que nunca lo haga por ciertos antecedentes que complican su propia candidatura.
Antes de su viaje a Mar-a-Lago, Ramírez Lezcano se encontró en Washington con Mario Díaz-Balart y Carlos Trujillo, dos consejeros clave de Trump en la agenda regional de la próxima administración republicana.
Trujillo fue embajador de los Estados Unidos en la OEA y forma parte del equipo de transición de Trump rumbo a la Casa Blanca. Durante la reunión en DC, Ramírez Lezcano y Trujillo coincidieron en la necesidad de fortalecer a la OEA para profundizar los valores de la democracia en América Latina.
Las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela, con el soporte de China, Rusia e Irán, afectan la estabilidad regional. En este escenario geopolítico, Ramírez Lezcano y Trujillo exhiben idéntica sintonía: la OEA debe tener la suficiente influencia para forzar una instancia democrática en los regímenes que controlan Miguel Diaz-Canel, Daniel Ortega y Nicolás Maduro.
Las propuesta del canciller paraguayo se alinea con la futura agenda que ejecutará Marco Rubio en América Latina. El próximo secretario de Estado considera necesario terminar con las dictaduras en la región, una postura ideológica que también exhibe Santiago Peña, presidente del Paraguay.
Peña respalda a Ramírez Lezcano, y tiene excelente relación política y personal con Lula da Silva, que es una pieza clave al momento de definir al sucesor de Almagro.
Los países del Caribe -unidos en el Caricom- tienen un candidato propio, pero la propuesta de Ramírez Lezcano apunta a satisfacer ciertos planteos que ya se hicieron desde el Caribe para lograr una mayor representación en el organigrama de la OEA.
Además del cónclave con Trujillo, el canciller paraguayo se reunió con Mario Díaz-Balart, un representante republicano que también es consejero de Trump para América Latina. Ramírez Lezcano y Díaz-Balart coincidieron en articular una agenda común entre el Capitolio y la OEA para enfrentar los desafíos regionales.
Estos desafíos se vinculan a las dictaduras en Cuba, Nicaragua y Venezuela, la inmigración indocumentada, el terrorismo apoyado por Irán, el avance de China y el aumento del tráfico de Fentanilo.
Todos asuntos que Ramírez Lezcano tiene intenciones de tratar en la OEA, si finalmente es elegido secretario General del foro regional.