Los detalles del quíntuple asesinato ocurrido hace dos semanas en Pucamayu, Cochabamba, continúan revelándose cada vez más macabros. Cristian Cruz Zerna, cuyo cuerpo fue el último en ser encontrado, falleció en condiciones de “extrema violencia”, según informó el fiscal departamental, Osvaldo Tejerina.
Un familiar de Cristian, en una breve comunicación, informó que él tenía 18 años, que había finalizado sus estudios de bachillerato el año pasado y que se encontraba en un cuartel de Cochabamba, aclarando que nunca había sido cadete. Además, mencionó que estaba siendo “satanizado” y que la verdad no era como se estaba contando, aunque admitió desconocer cuál era su círculo social en los últimos tiempos.
El cuerpo de Cristian fue encontrado el lunes 25 de noviembre, 13 días después de su muerte. Llevaba un pantalón camuflado y botas, y se encontraba enterrado a unos 90 centímetros de profundidad. Su madre recogió su cuerpo ayer por la mañana en el Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF) de Coña Coña y, por la tarde, fue sepultado en el Cementerio General de Paracaya, en el Valle Alto de Cochabamba.
En cuanto a la autopsia, el fiscal departamental de Cochabamba, Osvaldo Tejerina, indicó que la muerte de Cristian fue provocada con “violencia excesiva”. Según el examen médico forense, la víctima sufrió “anoxia anóxica, obstrucción de orificios respiratorios y asfixia por sofocación”, además de presentar policontusiones. Dijo que se evidenció cinta masking alrededor del cuello, rostro y cabeza, así como las manos inmovilizadas. No obstante, Tejerina explicó que no se podría determinar si Cristian fue enterrado mientras aún estaba con vida, tal como lo mencionó Ernesto A. Ch., el único detenido por estos crímenes, quien se encuentra bajo detención preventiva en el penal de San Sebastián. Sin embargo, se han establecido las causas de la muerte y, durante una reconstrucción de los hechos, podrían esclarecerse las circunstancias.
Pucamayu fue el escenario del macabro quíntuple asesinato. Tres de las víctimas pertenecían a una misma familia: los hermanos Thadhashy Félix y Auristela Liza Loroña M., junto con la esposa de él, Trinidad Muñoz P. También fue encontrado muerto Juan Carlos Román M., militar en reserva activa y amigo de Auristela. Los cuerpos de las víctimas fueron hallados en una misma fosa el 19 de noviembre, una semana después de sus asesinatos. El último en ser encontrado fue el de Cristian Cruz, ya que se encontraba sepultado en otro lugar, en medio del monte.
Ernesto declaró que conoció a Cristian hace unos 11 años, cuando este estudiaba en una escuela de Pucamayu, donde su madre era profesora. Se reencontraron por casualidad en octubre, y Ernesto le preguntó a qué se dedicaba. Cristian respondió que era militar y trabajaba en el cuartel de Colomi. Según el relato del ahora procesado, el joven le ofreció inicialmente una pistola, por la cual él entregó 2.000 bolivianos como adelanto. Luego, le comentó que también tenía rifles de asalto, y, en cuotas, terminó entregándole 27.800 bolivianos. Sin embargo, el supuesto vendedor posponía continuamente la entrega de las armas.
Cristian le ofreció cuatro rifles y le pidió que buscara interesados. Según Ernesto, él le respondió que conocía a personas dispuestas a comprar, pero que eran adultos mayores y preferían que la transacción se realizara en persona, en la comunidad. Esta fue la manera en que lo obligó a ingresar al lugar el 12 de noviembre, ya que se había sentido estafado.
La Policía mantiene la teoría inicial, según la cual Cristian contrató los servicios de Thadhashy como taxista para realizar el viaje. Llegaron a Pucamayu alrededor de las 09.00, sin las armas y con la excusa de que la entrega se realizaría en unos días. Ernesto se molestó y, con la ayuda de su padre Juan A., sus amigos Juan C. y Sergio P., además de otro hombre, un «nuevo afiliado», los ataron y los llevaron a un galpón donde los comunarios estaban reunidos. Allí, quien había entregado el dinero expuso su caso.
Según Ernesto, Cristian acusó a Thadhashy de ser el “jefe” y se presentó como víctima de la situación. El taxista contactó a su esposa, Trinidad, pidiéndole que consiguiera 27.800 bolivianos para lograr su liberación, explicándole que estaba en problemas debido a su pasajero. A su vez, Trinidad llamó a la hermana de su esposo, Auristela Liza, quien solicitó la ayuda de Juan Carlos, militar en reserva activa y amigo suyo, para que las acompañara. Los tres llegaron a Pucamayu con el dinero, pero fueron secuestrados y asesinados. Según Ernesto, él mató a las cuatro personas usando una escopeta. En cuanto a Cristian, dijo que lo enterraron vivo.
En la misma línea, el abogado de la familia Loroña, Eddy Ordoñez, afirmó que la única relación entre Cristian y Thadhashy fue que este contrató sus servicios como taxista. En cuanto al único detenido y la hipótesis sobre los hechos, el jurista destacó la necesidad de continuar con la investigación, ya que sospecha que Ernesto, al declararse el único responsable de los crímenes, intenta encubrir a otros posibles involucrados. Además, cuestionó los supuestos móviles del crimen, como la fallida venta de armamento, poniendo en duda la veracidad del testimonio. Por ello, consideró fundamental seguir indagando para esclarecer los hechos.
El abogado también defendió la inocencia de los hermanos Loroña y la esposa de Thadhashy, señalando que ninguno de ellos tenía antecedentes. De manera similar, Lurwyn Ledezma, abogado de la familia de Juan Carlos Román, el militar en reserva activa, aseguró que su cliente solo participó en el intento de rescate y que no tiene vínculo con ningún acto ilícito. Por otro lado, la familia de Cristian evitó el contacto con los medios de comunicación. En una breve comunicación con este medio, expresaron que se estaba “satanizando” a Cristian y afirmaron que las versiones divulgadas no reflejan la realidad, sin dar más detalles. Sin embargo, según la Policía, la madre de Cristian declaró que su hijo había estado involucrado en problemas similares y había sido buscado por pobladores de otras comunidades por estafas.
Cristian, el mayor de dos hermanos, recibió ayer el último adiós de sus padres, familiares y amigos.
En cuanto a los otros posibles implicados en el quíntuple asesinato, la Policía sospecha que podrían haberse internado en la región del Trópico. El caso es investigado por secuestro y asesinato.