En la actualidad, casi nadie consigue la divisa estadounidense al tipo de cambio oficial (Bs 6.96) establecido en 2011. Los importadores y comerciantes compran a Bs 12 por unidad de dólar en el mercado negro de Bolivia
Fuente: ANF / La Paz
En la actual crisis por falta de dólares, existen muchas voces que piden al Gobierno cambiar el tipo de cambio oficial de la divisa para que el mercado negro no siga definiendo el precio real del billete norteamericano; sin embargo, el analista Jaime Dunn advirtió que, en el actual contexto económico, esa medida traería más efectos negativos que positivos.
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Desde febrero del año pasado, el país vive una escasez de dólares en el mercado formal debido a que el Banco Central de Bolivia (BCB) se vio imposibilitado de abastecer la demanda regular por los bajos niveles de Reservas de Internacionales. En consecuencia, los bancos comenzaron a limitar o restringir la venta del billete y la gente se vio obligada a buscar la divisa en el mercado negro.
El gobierno de Evo Morales fijó el tipo de cambio del dólar en Bs 6.96 en 2011 y hasta el momento no fue modificado, pese a que las Reservas disminuyeron considerablemente para mantener el valor de la moneda boliviana.
En la práctica, ya casi nadie consigue la divisa estadounidense al tipo de cambio oficial. Los importadores y comerciantes compran a Bs 12 por unidad de dólar en el mercado negro.
Liberar el tipo de cambio fijo tendría efectos positivos siempre y cuando existan condiciones mínimas para estabilizar el mercado, pero como no existen dólares en el BCB para satisfacer la demanda, el problema podría agravarse.
“La gente sabe que el Banco Central no tiene Reservas; entonces, cualquier devaluación que haga, de Bs 12, en el mercado paralelo subirá a Bs 20. Cuando el Gobierno diga Bs 20, el paralelo dirá Bs 40, y seguiremos así en un círculo vicioso”, explicó Dunn en entrevista con la ANF.
Entre las consecuencias negativas que afrontaría la población estaría una presión inflacionaria agresiva, un incremento inmediato de todos los bienes importados, un mayor aumento generalizado de los precios de todos los productos y una pérdida significativa del poder adquisitivo de ahorros.
A nivel macroeconómico, aumentaría la presión sobre la deuda externa porque el ajuste cambiario aumenta el costo del servicio de la deuda, en términos de bolivianos; la presión fiscal y financiera se agravaría. El ajuste podría venir con efectos recesivos potenciales bien complicados. La inflación generada por un ajuste cambiario podría llevar a una contracción del consumo y de la inversión, reduciendo el crecimiento económico.
¿Cuáles serían las circunstancias mínimas que deberían existir para ajustar el tipo de cambio fijo? Para el experto, mínimamente deberían cumplirse algunas condiciones, como: un importante colchón de dólares para satisfacer y estabilizar la demanda del mercado; un ajuste fiscal y monetario importante, es decir, reducir el déficit fiscal y ya no gastar más de lo que el Gobierno genera; implementar políticas restrictivas para controlar la inflación; garantizar la independencia del BCB y todas las instituciones; generar confianza a partir de un plan económico integral que solucione todos los problemas estructurales de la economía; incentivar las exportaciones; promover la repatriación de capitales ofreciendo incentivos fiscales legales, especialmente a la inversión extranjera directa.
Si no existen esas condiciones, será difícil que el nuevo tipo de cambio que fije el Gobierno se mantenga o se defienda. Considerando la voluntad política en el Ejecutivo y Legislativo, es utópico ver que en este momento asuman medidas correctivas a su plan y modelo de Gobierno socialista, basado en aumentar el gasto público a plan de deuda externa.
“No puedes tocar el tipo de cambio si no tienes los elementos para hacerlo. Cuando vas a la guerra, tienes que ir bien armado. Si no tienes las armas, no le declares la guerra a nadie”, sostuvo Dunn.