Analistas afirman que la libre importación de combustibles ayudará a disminuir la escasez, pero que es una medida paliativa, limitada a un año, pero al no gozar de la subvención, encarecerá costos de los productores y la venta de los alimentos y otros productos al consumidor final.
Los expertos también observan las dificultades que existen para conseguir dólares e importar y la infraestructura y almacenamiento que se necesita para traer diésel y gasolina del exterior.
El decreto 5271 establece que los productos importados por personas naturales o jurídicas privadas no serán sujetos a subvención. La persona natural o jurídica privada que importe diésel y gasolinas queda prohibida de comercializar en el mercado interno productos subvencionados.
El economista Gonzalo Chávez opinó que no se habla de una liberalización completa, tampoco se trata de que uno pueda cruzar la frontera con su turril o cisterna, cargar gasolina en el país vecino y regresar como si estuviera trayendo pan de la esquina. La Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) seguirá con las riendas y fijando el precio.
“Hablando de precios, quienes se animen a importar diésel o gasolina tendrán la oportunidad de vender, aunque sin subsidio. Así es, la ANH marcará la pauta de cuánto podrán cobrar, y no será una ganga. Los precios estarán en línea con la gasolina premium plus y súper premium, y en cuanto al diésel, prepárese para lo que venga, porque aquí no hay descuentos para nadie”, precisó.
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Añadió que para conseguir dólares e importar, habrá que comprarlos en el mercado paralelo, donde no precisamente los venden en oferta. Con la demanda subiendo para financiar estas importaciones, el dólar trepará más rápido.
“Este baile de precios, sin subsidios ni dólares abundantes, golpeará especialmente a los sectores que dependen de los hidrocarburos, como los productores de alimentos en el oriente. Y no es de extrañar que estos costos terminen repercutiendo en los precios finales de los productos; ya saben, esos mismos que vemos en el supermercado cada semana y que parecen subir con la misma velocidad que bajan nuestras expectativas”, alertó.
Aseguró que al final, esta medida crea un escenario con ganadores y perdedores. La realidad del mercado se impone y la gasolina más cara es, sin duda, la que no hay, al igual que el alimento más caro es el que no existe.
El economista Germán Molina, sostuvo que con libre importación se va a lograr que disminuya la escasez de carburantes, pero se venderá a precio internacional, con lo cual se levanta la subvención, una medida que ha perseguido el Gobierno al no distribuir el producto con normalidad.
Añadió que la población protesta porque no hay gasolina ni diésel, pero ahora que habrá el suministro, no quedarán argumentos para seguir con movilizaciones. “Para importar se va a recurrir a dólares que generan exportadores. Pero esto va a significar que subirán los costos de producción de alimentos y habrá alza de la inflación por encima de las proyecciones y puede superar los dos dígitos”, puntualizó Molina.
La presidenta del Colegio de Economistas de Santa Cruz, Claudia Pacheco, sostuvo que la libre importación y comercialización expedita era un pedido del sector productivo y ahora se habilitó de forma extraordinaria, por un año.
Señaló que es una medida paliativa, no una reforma estructural, porque el precio será definido por las autoridades de hidrocarburos y sólo un año de vigencia es una limitación, porque no muchos empresarios se animarán a importar, arriesgando una inversión grande. En un año es difícil recuperar la inversión porque incluso se necesita infraestructura para almacenar el combustible.
“Es una forma de levantar la subvención, puede impactar en los precios, pero ya hay un aumento en alimentos y otros. Habrá un ajuste adicional, pero de cuánto, no sabemos, hay que ver qué ocurrirá, debemos esperar la reglamentación”, subrayó.
El presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija, Fernando Romero, sostuvo que en parte habrá un impacto en los precios finales de alimentos y otros productos porque el combustible que se importe y venda no tendrá subvención.
Aclaró, sin embargo, que es poco probable que una gran mayoría importe, quizás el 5% y no será fácil porque es necesario contar con dólares, logística e infraestructura.
“Pudiera ocurrir que se eleven costos de producción y los precios al consumidor, pero no será inmediato, hay que ver qué industrias se animan a importar. El resto va seguir dependiendo de la subvención y no creo que se desate un proceso inflacionario”, apuntó.