El informe 2024 de Latinobarómetro reveló este lunes que la aprobación del Gobierno del presidente Luis Arce cayó al 9%, de un 46% de apoyo que tenía hasta el año pasado. Es el índice más bajo de respaldo de su gestión.

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El estudio realizado a nivel latinoamericano abarca desde 2002 a 2024. Y la pregunta planteada fue: “¿Usted aprueba o no la gestión del Gobierno encabezado por el presidente (nombre)?”

Además, la aprobación en Bolivia experimentó una caída considerable. En la actualidad, el país ocupa el penúltimo lugar en términos de aprobación en la región de Latinoamérica, siendo Perú el país con la menor aprobación, con solo un 5%.

En contraste, el gobierno del presidente Nayib Bukele de El Salvador lidera la región con un 87% de aprobación, seguido de Panamá con el 80% y México con el 75%.

El abogado y analista político Gabriel Villalba Pérez, respecto a este resultado, escribió en sus redes sociales que “del 46% que tenía el 2023, cayó estrepitosamente al 9% el 2024, a meses de las elecciones 2025, escenario catastrófico para el gobierno de la traición”.

Brasil, que ocupa el sexto puesto de la lista, lidera a nivel Sudamérica la aprobación de su gobierno con el 53%, le sigue Uruguay con el 48%, Paraguay con el 41%, Ecuador con el 40%, Argentina con el 39%, Chile con el 34%, Colombia con el 32%, Venezuela con el 19%, después están Bolivia 9% y Perú 5%.

“El promedio de aprobación de gobierno muestra el deterioro del desempeño de los gobiernos de América Latina desde principios de la década de 2010 en adelante, disminuyendo desde 60% de aprobación a 32% en 2018; es decir en una década los presidentes pierden en promedio la mitad de la aprobación”, señala el reporte.

Añade que esta caída coincide con “el fin de súper ciclo de los commodities; la crisis subprime y una década que trajo consigo el declive sistemático y continuo de la democracia en la región”.

Estudio

El estudio fue producido por la ONG Corporación Latinobarómetro con sede en Santiago de Chile a mayores de 18 años en adelante en 17 países de Latinoamérica.

La encuesta se aplicó del 23 de agosto al 9 de octubre en: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú, Uruguay, Venezuela, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y República Dominicana.

Sobre el nivel de confianza en el presidente Luis Arce, éste solo alcanzó el 10%, en comparación con los presidentes más populares como de El Salvador (74%), México (67%), Panamá (62%) y Republica Dominicana (60%).

“En el otro extremo se ubican aquellos países que han tenido altos niveles de conflicto con el cargo de la presidencia: Perú, donde la confianza en el presidente alcanza solo el 7%, Bolivia (10%) y Honduras (16%)”.

Agregó que en este caso se pueden identificar los “acontecimientos políticos” que están detrás de la desconfianza que “no siempre es el caso”.

En este caso, la pregunta planteada fue: “Por favor, mire esta tarjeta y dígame, para cada (…) una de las personas mencionadas en la lista. ¿Cuánta confianza tiene usted en ellas: Mucha, Algo, Poca o Ninguna confianza en…?

Congreso

Respecto a la confianza en el congreso o parlamento, este llega al 20% en Bolivia; ubicando al país en el puesto 11 de los 17 países encuestados.

Si embargo, la confianza en los partidos políticos solo alcanza el 10%, ubicando a Bolivia en los tres últimos lugares.

“Los partidos políticos y su proceso de deslegitimación, es uno de las principales razones de las debilidades de las democracias en América Latina. Los sistemas de partidos se han atomizado y fragmentado. La población no percibe que los representan. Los ciudadanos creen que defienden sus propios intereses. Es la institución de la democracia peor evaluada”.

Con relación al nivel de confianza del poder judicial, según el estudio, “menos de uno de cada cinco ciudadanos confía en la justicia”. En Bolivia, la confianza en este órgano del Estado se ubica en el último lugar con el 13% frente al 51% de El Salvador, que se ubica en el primer puesto.

“La percepción de falta de acceso a la justicia no permite elevar la confianza en el sistema judicial. Se percibe que hay una justicia para los ricos y otra para los pobres”.