Caer al cielo, poemario de la escritora boliviana Haydee Nilda Vargas publicado en España


 

En su libro Caer al cielo (Editorial Tarqus, España, 2022), la escritora boliviana Haydee Nilda Vargas, radicada en Barcelona (España) despliega un universo poético que navega entre el dolor del destierro, la memoria de la infancia y las migraciones del alma y el cuerpo. Con una voz firme y profunda, Nilda convierte cada poema en un paisaje emocional, donde la nostalgia, la familia, el hogar y la naturaleza dialogan en versos que conmueven e invitan a leer otros libros, a releer la caída al cielo que logra Haydee.



Uno de los versos más impactantes aparece en el poema Café, donde la autora escribe: “a veces la voluntad se rinde al equipaje”. Aquí, el “equipaje” simboliza las cargas del pasado, las memorias que, por más que se intente avanzar, terminan pesando sobre la voluntad de seguir. Este verso plantea la dicotomía entre el deseo de libertad y la inercia de lo vivido. La poeta retrata con sutileza cómo el peso emocional puede llevar al agotamiento, donde la voluntad misma se resigna ante las imposiciones de la vida y la rutina. Como escribió Albert Camus en El mito de Sísifo, «en el fondo, el esfuerzo mismo por llegar a las cumbres basta para llenar el corazón del hombre», recordándonos que el peso del pasado también es parte de la existencia misma.

En el poema La Casa, Haydee escribe: “jugaban mis duendes”. Este verso explora una nostalgia entrañable: la de la familia y el hogar perdidos en el tiempo y en el espacio. Los “duendes” representan la inocencia de la infancia, el juego y los pequeños guardianes de la memoria familiar, elementos profundamente vinculados con la cultura del oriente boliviano y en muchos lugares del mundo, donde los duendes son espíritus traviesos de la naturaleza y protectores del hogar-memoria. Sin embargo, estos “duendes” también reflejan un tiempo ido, el eco de una casa que ya no existe como refugio, especialmente en el contexto de la migración y el desarraigo. En palabras de Federico García Lorca: “En la casa de mi padre/ hay fantasmas que juegan/ y lloran como niños”, evocando una presencia casi viva de lo perdido en el hogar.

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El homenaje a la madre en Sonrisa encendida y al padre en el verso “estás donde cantan los grillos del verano” revela un amor atemporal, un anhelo de volver a un pasado luminoso. La frase “masticar notas recurrentes del pasado” expresa cómo la memoria se convierte en un alimento constante que retorna una y otra vez, como un ciclo inevitable. Nilda presenta al padre como un espíritu inmortalizado en la naturaleza, un canto que permanece en el verano, mientras la madre resplandece en su sonrisa, encendiendo los recuerdos como luces indelebles. Esta evocación dialoga con Proust en En busca del tiempo perdido, donde el recuerdo también es un «manantial de lágrimas» que reconecta con lo irrecuperable.

En el poema Compromiso, dedicado a los hijos, Haydee deja un legado conmovedor: “arrullar la nostalgia” desde el viento, como un abrazo que trasciende el cuerpo. Este poema es un testamento de amor, donde la poeta manifiesta la voluntad de heredar afectos que perduren más allá de la carne, de abrazar desde la distancia, desde el susurro del viento que acompaña la ausencia. Es un compromiso emocional, un pacto con el futuro que se arraiga en la ternura. Como decía Khalil Gibran: “Vuestros hijos no son vuestros hijos. Son los hijos e hijas del anhelo de la Vida por sí misma”.

En Sables de fuego, Haydee dibuja una casa convertida en selva, un espacio donde cada verso es una imagen viva, casi cinematográfica. La autora proyecta el grito desgarrador de la selva incendiada, el exilio forzado de los seres vivos y el eco del egoísmo humano. Este poema dialoga con la propia experiencia migratoria de la poeta, fusionándola con el destierro natural provocado por la destrucción del paraíso. Nilda establece aquí una intertextualidad poderosa con Prometeo, los mitos griegos y el Génesis bíblico, simbolizando la pérdida del Edén como un acto de soberbia y condena colectiva. En esta línea, el lamento de Haydee resuena con el grito ecológico de Pablo Neruda en Canto General: “Sube a nacer conmigo, hermano”, un llamado a sanar la destrucción de la tierra.

El poema El otro lado se presenta como un grito desgarrador frente a la ausencia de diálogo y la crisis ética. La autora denuncia, con hipérboles y metonimias, el exceso de aporofobia y xenofobia, la desidia de las fronteras que envejecen el cuerpo y los sueños. El duelo del destierro y la soledad se vuelven centrales, como heridas abiertas por la indiferencia. Aquí, la voz de Haydee recuerda a los versos de Anna Ajmátova, quien escribió desde el exilio y el sufrimiento: “Podría haber soportado todo,/ Pero esto, como una espina,/ Se quedó clavado en mi corazón”.

Finalmente, Caer al cielo cierra con el capítulo Remanso, donde poemas como Senos y Brindis celebran el amor y el erotismo como fuerzas redentoras que desafían la nostalgia y la adversidad. En este espacio, la poeta conjura imágenes de ciervos y leones, de canciones de la tierra que proclaman una “lluvia de paz”. La obra concluye con una declaración de esperanza: un canto que, pese a la caída, encuentra la manera de elevarse y florecer. Así, Haydee Nilda nos deja un eco de las palabras de Rainer Maria Rilke: “Deja que todo te suceda: belleza y terror. / Solo sigue adelante. Ningún sentimiento es definitivo”.

En Caer al cielo, Haydee Nilda nos entrega un libro de belleza desgarradora, donde cada poema es un puente entre la memoria y el olvido, entre el amor y la ausencia. Con una voz poética rica en imágenes y simbolismos, la escritora logra plasmar la complejidad de la migración, la familia y la naturaleza, dejando un legado literario que resuena como un eco de luz en medio de la oscuridad migratoria que vivimos en estos tiempos.

 

Breve biografía de Haydee Nilda Vargas: Nació en Igüembe, Bolivia. Es filóloga. Estudió en la Escuela Normal de Maestros Mariscal Sucre y después Filología Hispánica en La universidad Gabriel René Moreno. Sus letras llegaron al público con el grupo Lítera Viva de Santa Cruz. En 1990 formó parte de la antología poética Breve Poesía Cruceña II. En 2006 participó, junto a la escritora boliviana Blanca Elena Paz, en el VII Encuentro de Escritoras Rosalía de Castro en Nigrán, España. En 2008 fue invitada por la escritora peruana Mara Lucy García, para participar de la antología boliviana «Escritoras de hoy». Ejerció la docencia en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Trabajó diez años como coordinadora de suplementos dominical y femenino en el periódico boliviano El Mundo. Desde 2009 publica reseñas en la revista Hispano & Punto, que se edita en Madrid y se distribuye entre la comunidad latinoamericana de España. El 20 de enero de 2022 ha entregado al público su poemario “Caer al cielo”.

Por Claudia Vaca, filóloga.


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