Bolivia reafirmó su postura en defensa de la hoja de coca durante las sesiones de la Comisión de Estupefacientes y la Comisión de Prevención del Delito y Justicia Penal de Naciones Unidas, celebradas esta semana en Viena.
Bolivia reafirmó su postura en defensa de la hoja de coca durante las sesiones de la Comisión de Estupefacientes y la Comisión de Prevención del Delito y Justicia Penal de Naciones Unidas, celebradas esta semana en Viena.
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El secretario general de la Vicepresidencia del Estado, Juan Carlos Alurralde, lideró la intervención boliviana, destacando la necesidad de retirar la hoja de coca de la Lista 1 de Estupefacientes de la ONU.
En su discurso, Alurralde subrayó que la hoja de coca ha sido erróneamente catalogada como dañina desde mediados del siglo pasado; y enfatizó que las decisiones en estos foros deben basarse en evidencias científicas y en el respeto a los pueblos originarios. «Es fundamental corregir los prejuicios históricos que han afectado a esta planta ancestral», afirmó.
El representante boliviano recordó los logros del país en la defensa de la hoja de coca, desde su retiro de la Convención de 1961 hasta su reincorporación con una reserva que protege el uso tradicional, medicinal, cultural y nutricional de la planta. «Hemos demostrado que es posible preservar las prácticas ancestrales; mientras cumplimos con las normativas internacionales y combatimos el narcotráfico de manera responsable», aseguró.
Hoja de coca
Además, Alurralde hizo un llamado a la comunidad internacional para reconocer el valor de la hoja de coca como un bien común para la humanidad. Destacó que, mientras otras plantas como la marihuana han sido aceptadas por sus propiedades medicinales, la hoja de coca sigue siendo estigmatizada injustamente.
El informe de 1950 que fundamentó su clasificación actual fue calificado por Alurralde como obsoleto y poco riguroso. Asimismo, destacó el papel de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el examen crítico de esta planta, lo que representa una oportunidad para reivindicarla como un recurso de gran valor cultural y medicinal.
Bolivia reiteró su compromiso con la preservación de la Madre Tierra y la protección de las tradiciones indígenas, señalando que la hoja de coca no solo es un símbolo de equilibrio con la naturaleza, sino también un recurso con potencial transformador para el bienestar global.