Ahora se inicia una etapa en la que es posible que Dávila, un general de la Policía Boliviana y exdirector de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico, ofrezca información sobre posibles nexos de Morales con el tráfico de drogas.
Fuente: Brújula Digital
ANÁLISIS | Raúl Peñaranda U
Evo Morales ha sufrido una seguidilla de derrotas políticas en las últimas semanas, que se inició con la confirmación de una sentencia constitucional de que no puede ser candidato presidencial, siguió con la pérdida del control del MAS y que hoy se refuerza con la extradición a EEUU de su último jefe antidrogas Maximiliano Dávila.
La derrotas de Morales empezaron en realidad antes, el 23 de septiembre, cuando una marcha hacia La Paz con la idea de acosar al gobierno de Luis Arce, y a la que debió sumarse “un millón de personas”, terminó con menos de 6.000 manifestantes en un deslucido ingreso a La Paz.
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Luego, en noviembre, presionado por la ciudadanía, tuvo que dar marcha atrás a los bloqueos que había convocado con dos objetivos: ser habilitado para las elecciones de 2025 y que se suspendan las investigaciones de estupro en su contra. No logró ninguno de los dos.
Luego de ello vino la ratificación de la sentencia 1010/2023 del TCP, de diciembre de ese año, que señala que un presidente en Bolivia solo puede gobernar dos veces, con lo que Morales no podrá ser candidato el próximo año. Se cree que el oficialismo coordinó con el TCP la redacción de ese fallo, que se complementó con otro, en el que esa instancia le quitó la sigla del MAS a Morales para dársela al sector arcista.
Ahora se inicia una etapa en la que es posible que Dávila, un general de la Policía y exdirector de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico, ofrezca información sobre posibles nexos de Morales con el tráfico de drogas. Son comunes en EEUU los acuerdos con la Fiscalía de reducción de la sentencia a cambio de información fidedigna.
Morales reaccionó con nerviosismo ante los hechos y dijo que el gobierno de Luis Arce busca que también él sea trasladado a EEUU, lo cual es prácticamente imposible, considerando que no tiene ninguna investigación en su contra en ese campo. Pero la sola idea de que ello suceda genera nerviosismo en Morales y su entorno.
De todos modos, no es poco que su último jefe antidroga se siente con investigadores norteamericanos para hablar, nada menos, que de tráfico de cocaína.
Dávila salió del penal de San Pedro el jueves a las 05:40 y fue conducido al aeropuerto de El Alto, donde quedó bajo la custodia de agentes de Interpol. El avión que lo transporta, un Beechcraft facilitado por el Gobierno de Estados Unidos, despegó a las 08:45.
Según información preliminar, Dávila será recluido en un penal de Nueva York. Esta es la primera extradición autorizada por un gobierno boliviano a EEUU en tres décadas y lo condujo paradójicamente uno del MAS, supuestamente contrario a que un boliviano sea juzgado en un tribunal del exterior. Pero con lo enconada que es la lucha entre arcistas y evistas, ya ningún arma queda vedada de ser usada.
La Fiscalía de EEUU lo vincula con una red de tráfico de sustancias controladas. Su nombre apareció hace dos años en un informe de la DEA que lo relaciona con el expolicía boliviano Omar Rojas Echeverría, detenido en Colombia por tráfico internacional de drogas.
Numerosos jefes antidroga de Morales han caído por relación precisamente con el narcotráfico. Uno de ellos, René Sanabria, fue detenido en marzo de 2011 en Arica y luego enviado a EEUU. También se creía que podía afectar a Morales en sus declaraciones, pero ello al final no sucedió.
Morales consideró que la extradición de Dávila demuestra que “Bolivia vuelve a ser una Colonia” de ese país.
“Los bolivianos son entregados al Imperio Norteamericano, violando los acuerdos internacionales, sin ser, primero, juzgados en su Patria donde supuestamente cometieron delitos”, escribió en su cuenta de X (Twitter).
BD/RPU