El destacado economista boliviano analiza el año económico 2024, su impacto y lo que nos deja.
Por Pablo Deheza
Fuente: La Razón
En un año marcado por turbulencias económicas y políticas, tanto en Bolivia como a nivel global, el economista boliviano Horst Grebe ofrece un análisis profundo y crítico sobre los principales desafíos vividos. Desde problemas estructurales internos hasta la compleja dinámica internacional, Grebe expone con claridad y contundencia sobre el camino adelante en el futuro inmediato. Su diagnóstico, aunque sombrío, apunta a la necesidad de cambios urgentes y estructurales.
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Horst Grebe es reconocido por su experiencia en análisis económico y político, además de su extensa trayectoria como académico. En esta entrevista con Energías & Negocios, de La Razón, aborda temas sustanciales como la posible estanflación en Bolivia. También explica la gestión del presupuesto nacional y el impacto de las crisis internacionales en el país. Con su característico estilo directo, Grebe desglosa los factores que han llevado a esta coyuntura y ofrece una perspectiva crítica sobre las decisiones gubernamentales.
La entrevista también destaca la relevancia de temas como la fragmentación regional en América Latina, los conflictos globales y su impacto en la economía. También conversa sobre el reciente Premio Nobel de Economía otorgado a Daron Acemoglu y otros. Estos asuntos no solo afectan el presente, sino que también definirán el panorama económico y político de los próximos años. En palabras de Grebe: «el mundo no está para ponerse optimista».
Grebe ve a Bolivia ir hacia una estanflación
“Este ha sido un periodo con una serie de crisis que se han presentado simultáneamente en el país”, comenzó Grebe, refiriéndose a los problemas de escasez de divisas, diésel y gasolina. Estos problemas, según el economista, se han agudizado debido a respuestas inadecuadas de política económica y social. “Nuestra economía está empezando a estancarse en materia de crecimiento y, al mismo tiempo, los precios están creciendo cada vez más rápido”, advirtió.
«Todo esto ha sumado una coyuntura que, económicamente, es el camino a una estanflación para Bolivia», aseveró
La incertidumbre es una constante en la economía boliviana. “La disponibilidad de bienes y servicios en los términos acostumbrados ya no está garantizada”, destacó. Las proyecciones de crecimiento también se han desplomado, quedando muy por debajo de las expectativas oficiales y las predicciones de organismos internacionales.
Un presupuesto sin futuro
Grebe fue especialmente crítico con el presupuesto de 2025, calificándolo como “aplazado”. “No refleja la realidad del país. Es un presupuesto que dice: ‘después de mí, el diluvio’”, afirmó tajantemente. Según el economista, el gobierno ha optado por agotar todas las fuentes de financiamiento, incluso utilizando el oro como garantía para nuevos créditos. “No hay una intención de preparar el terreno para el próximo gobierno”, puntualizó.
El presupuesto refleja también una falta de compromiso con el debate público. “Es un presupuesto que se presenta y sale exactamente en las mismas condiciones en que fue propuesto, sin consideración alguna de los cambios necesarios”. explicó. Esta actitud, según Grebe, podría ser un indicativo de que el actual gobierno duda de su continuidad después de las elecciones.
Políticas reactivas y desajustes estructurales
“Las respuestas de política económica no son las más pertinentes”, subrayó Grebe. Los problemas monetarios, cambiarios y fiscales requieren soluciones estructurales, pero el gobierno ha optado por medidas reactivas que no atacan las causas de fondo. “Se busca apagar incendios en lugar de prevenirlos”, comentó, enfatizando la necesidad de una gestión más efectiva.
En el escenario global, Grebe percibe un panorama igualmente sombrío. “La guerra de Ucrania no anuncia visos de encontrar un camino hacia la paz”, lamentó. Destacó también la expansión de conflictos en Oriente Medio, como la situación en Gaza y Siria. Esto, según el economista, ha intensificado la fragmentación del orden internacional.
Otro punto de preocupación es la reciente reelección de Donald Trump en Estados Unidos. “Es un hombre impredecible y autoritario. Su gobierno será plutocrático, favoreciendo a las élites económicas y aumentando la desigualdad”, afirmó. También criticó las políticas antiinmigrantes y las amenazas comerciales de Trump, calificándolas como “acciones que causarán mucho dolor y miseria”.
América Latina, región fragmentada
Grebe dedicó una parte importante de su análisis a la situación en América Latina, señalando que es la región más afectada por sus divisiones internas. “La fragmentación latinoamericana, lejos de solucionarse, se está agudizando”, dijo. Este escenario limita la capacidad de la región para negociar colectivamente en un contexto global que está transitando hacia una economía energética más sostenible.
“Tenemos riquezas que podrían ser grandes contribuyentes al cambio de matriz tecnológica, pero las estamos desperdiciando”, aseveró. Ejemplificó esto con los recursos naturales de la región y su potencial para la transición energética. Además, criticó la falta de esfuerzos para aprovechar el Tratado de Unión Europea-Mercosur como una herramienta de integración.
Grebe opina sobre el Nobel de Economía 2024
El reciente Premio Nobel de Economía otorgado a Daron Acemoglu no fue una sorpresa para Horst Grebe. “Hace tiempo que estaba previsto que este galardón llegara a los economistas que han trabajado en el tema neoinstitucional”, comentó. Acemoglu, conocido por su enfoque en la economía política y las instituciones, ha logrado posicionarse como una figura clave en el análisis de cómo las estructuras sociales y políticas influyen en el desarrollo económico. Grebe valoró su perspectiva por considerar que el mercado es una construcción social, en contraposición al pensamiento neoliberal más extremo.
“Por lo menos no son reaccionarios”, afirmó Grebe al comparar a Acemoglu y sus colegas con otros economistas que promueven un mercado completamente desregulado. Destacó que el enfoque neoinstitucional reconoce la necesidad de intervención estatal para equilibrar las desigualdades inherentes al sistema económico. “El Estado debe intervenir para mejorar la distribución del ingreso y garantizar una competencia justa”, agregó.
Desigualdad creciente
Grebe también hizo hincapié en la relevancia de este tipo de pensamiento en el contexto actual. “En un mundo cada vez más desigual, las ideas de Acemoglu ofrecen una hoja de ruta para entender cómo las instituciones pueden ser utilizadas para reducir las brechas económicas”, señaló. Sin embargo, también reconoció que estas propuestas requieren de un entorno político favorable para ser implementadas de manera efectiva.
Finalmente, Grebe contrastó las ideas de Acemoglu con las corrientes ultraconservadoras que han ganado fuerza en los últimos años. “Mientras unos promueven el desmantelamiento de mecanismos de protección social, el neoinstitucionalismo busca un equilibrio que permita un desarrollo económico más inclusivo”, sentenció. Para Grebe, este reconocimiento representa un paso adelante en la comprensión de cómo construir economías más equitativas en un contexto global complejo.
Grebe advirtió que 2024 termina con más sombras que luces. Los desafíos nacionales, regionales e internacionales están lejos de resolverse, y la falta de liderazgo y visiones a largo plazo agravan la situación. “El mundo no está para ponerse optimista”, afirmó. Para el economista, el camino hacia una mejora estructural requiere voluntad política y una gestión más inclusiva, factores que actualmente parecen escasear en todos los niveles.
Fuente: La Razón