En un área de apenas 3 por 3 metros en Royton, se encontraron más de 300 cuerpos, todos sepultados sin identificación adecuada
Fuente: infobae.com
El descubrimiento de fosas comunes en el cementerio de Royton expuso una práctica funeraria olvidada que afectó a cientos de familias, muchas de las cuales desconocían el paradero de sus seres queridos durante décadas (Google maps)
En el cementerio de Royton, Reino Unido, se ha revelado un hecho impactante que ha conmocionado tanto a la comunidad local como a las autoridades. El hallazgo de varias fosas comunes con cientos de cuerpos, en su mayoría bebes y niños, expuso una práctica antigua que ha dejado una herida abierta en muchas familias que desconocían el paradero de sus seres queridos durante décadas.
Este descubrimiento comenzó cuando una mujer que buscaba a sus hermanos gemelos, uno nacido muerto y el otro fallecido a las pocas horas de vida en 1962, encontró indicios de lo que más tarde se confirmaría como una fosa común en el cementerio. En un área de apenas 3 por 3 metros, se hallaron restos de 145 bebés nacidos muertos, 128 niños fallecidos tras el parto y 29 adultos, todos sepultados sin identificación adecuada ni comunicación a sus familias.
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Según reportó The Sun, las autoridades locales confirmaron que los entierros masivos eran una práctica común hasta la década de 1980. En esos años, a los padres de bebés nacidos muertos se les decía que sus hijos serían enterrados junto a una “persona amable” en una tumba individual, pero la realidad era mucho más sombría: eran colocados en simples cajas de cartón y enterrados en fosas comunes sin ceremonia ni reconocimiento oficial.
Esta falta de transparencia institucional dejó a miles de familias sumidas en el desconocimiento y el dolor, muchas de las cuales no sabían dónde estaban enterrados sus hijos hasta ahora. Según detalló al Daily Mail, la concejal Maggie Hurley, quien ha estado al frente de la investigación, esto representa “una injusticia social a una escala inimaginable”.
La historia de la mujer que encontró la primera fosa es particularmente conmovedora. Tras años de búsqueda infructuosa, logró ubicar el sitio gracias a la ayuda de Gina Jacobs, una madre que pasó por una experiencia similar en el Wirral y que había descubierto el lugar de entierro de su hijo décadas después.
Esta colaboración permitió acceder a registros previamente inaccesibles. Cuando finalmente halló a sus hermanos, la mujer describió su alivio mezclado con una profunda tristeza, especialmente al saber que su madre había muerto sin saber que sus hijos estaban enterrados cerca de casa.
Este descubrimiento inicial llevó a más búsquedas en el cementerio de Royton, donde se identificaron otras fosas comunes en distintas secciones, incluyendo áreas católicas, no conformistas y de la Iglesia de Inglaterra.
Las autoridades locales prometieron corregir los errores del pasado mediante la creación de memoriales y la actualización de registros, reconociendo oficialmente a quienes fueron enterrados sin nombre ni ceremonia (Google maps)
Según Daily Mail, las autoridades locales reconocieron que los registros de estos entierros eran incompletos y que muchos nombres de los fallecidos no se encontraban disponibles en la base de datos pública.
De los 303 cuerpos encontrados en la primera fosa común, solo 147 estaban registrados en línea. Esta situación fue corregida tras una revisión exhaustiva realizada por el personal del cementerio.
El hallazgo de estas fosas comunes no es un hecho aislado. En las últimas dos décadas, se han descubierto sitios similares en varias regiones del Reino Unido, como Huddersfield, Lancashire, Devon y Middlesbrough. Según la organización benéfica Sands, dedicada a brindar apoyo a familias afectadas por la muerte perinatal y neonatal, esta práctica fue ampliamente aceptada hasta mediados de la década de 1980.
Familias afectadas narraron sus largas búsquedas y el impacto emocional tras descubrir la verdad sobre los entierros masivos, dejando un legado de pérdida y resiliencia.(Imagen Ilustrativa Infobae)
Según Independent, uno de los momentos más emotivos de esta tragedia fue cuando tres hermanas encontraron a su hermano enterrado en una de las fosas. Habían crecido creyendo la historia que sus padres les contaron: que su hermano había sido enterrado junto a una “mujer amable” en una tumba individual. Sin embargo, la verdad fue mucho más dolorosa: estaba en una fosa común, junto a 303 cuerpos, sin ataúd y sin una tumba marcada.