Nogales, quien ha dedicado su carrera al estudio y conservación de estos grandes felinos, explicó cómo este problema afecta no solo a los jaguares, sino a todo el ecosistema que ellos ayudan a regular.
Paola Nogales (izq.) en un museo de historia natural y con jaguar (der.)
Fuente: Brújula Digital
La bióloga boliviana Paola Nogales, especialista en jaguares, advirtió sobre la preocupante situación de tráfico internacional de colmillos de jaguar, un comercio ilegal que amenaza tanto a esta emblemática especie como al delicado equilibrio ecológico que depende de su presencia.
Nogales, quien ha dedicado su carrera al estudio y conservación de estos grandes felinos, explicó cómo este problema afecta no solo a los jaguares, sino a todo el ecosistema que ellos ayudan a regular.
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Nogales destacó la importancia del jaguar como depredador tope en la cadena alimenticia. “Este animal regula las poblaciones de otros carnívoros y de herbívoros que se alimentan de plantas. Si desaparecen los jaguares, el equilibrio se rompe: aumenta el número de herbívoros, disminuyen las plantas y, con ello, la diversidad vegetal. Esto afecta directamente al medio ambiente y, en última instancia, a los seres humanos”, explicó la bióloga, que coordina la iniciativa llamada “Programa de Investigación Félidos Bolivia”.
La pasión de Nogales por los jaguares se remonta a su infancia, cuando desarrolló una fascinación por los grandes felinos. Este interés la llevó a estudiar biología y más tarde a especializarse en la ecología de estos animales, incluyendo sus hábitos alimenticios, movimientos y genética.
El inicio de la lucha contra el tráfico de colmillos
En 2017, mientras realizaba su tesis en Ixiamas, en el norte de La Paz, Nogales descubrió evidencias del comercio ilegal de colmillos de jaguar, lo que generó una polémica de proporciones, que obligó a las autoridades a invertir.
“Hablamos con ganaderos en la zona y uno de ellos nos mostró un cráneo de jaguar. Lo había donado al museo, pero sin los colmillos, porque planeaba venderlos a compradores chinos”, recordó. Fue entonces cuando empezó a tomar conciencia de la magnitud del problema.
La situación adquirió mayor visibilidad cuando se reportó en los medios de comunicación que los colmillos se enviaban en sobres hacia China. “Esto ya no era un tráfico local, sino internacional. No se trataba de un par de colmillos, sino de envíos recurrentes y en cantidades significativas”, agregó Nogales.
Nogales, que es bióloga titulada de la UMSA, tiene una maestría en ecología y evolución genómica de la Queen Mary University of London (beca Chevening). Obtuvo el “Future Conservationist award” y el primer lugar en el concurso Falling walls, con el que representó a Bolivia en Berlín en 2023. Fue parte del equipo de investigadores sobre tráfico de jaguares de la universidad de Oxford.
Investigación genética para combatir el tráfico
En su esfuerzo por abordar esta problemática, Nogales comenzó a desarrollar un proyecto innovador en el laboratorio de genética molecular del Instituto de Investigaciones Químicas, donde ahora trabaja como investigadora. Su objetivo fue crear una herramienta genética que permita identificar la procedencia de los jaguares a través de muestras biológicas, como piel o cráneos confiscados.
“Mediante la genómica, analizamos el genoma completo de los jaguares para identificar grupos genéticos en Bolivia. Encontramos que existen dos principales: uno en el norte y otro en el sur del país, que se subdividen en cuatro regiones genéticas”, detalló. Estas huellas genéticas permiten rastrear la región exacta de donde proviene un jaguar, algo crucial para entender las dinámicas del tráfico ilegal.
Nogales explicó que esta técnica no solo ayuda a determinar la procedencia, sino también a estimar cuántos jaguares han sido cazados. “De diez cráneos confiscados que analizamos, todos sin colmillos, descubrimos que provenían de Beni. Esto es alarmante porque en esa región no hay muchas acciones de conservación”, señaló.
A pesar del potencial de esta herramienta genética, Nogales enfrenta serias dificultades para acceder a muestras clave, como los colmillos confiscados por las autoridades. “La policía se niega a entregarnos las muestras. Hemos escrito cartas a la fiscalía, a ministerios, pero la burocracia nos detiene. Sin estos colmillos, no podemos realizar pruebas forenses que podrían ser decisivas para combatir el tráfico”, lamentó.
Nogales subrayó la importancia de que las instituciones colaboren con la investigación. “Esta herramienta podría ayudar a identificar puntos críticos del tráfico y enfocar las acciones de conservación en las regiones más afectadas. Si sabemos de dónde vienen los jaguares traficados, podemos priorizar los esfuerzos para proteger a la especie”, explicó.
El jaguar, un símbolo de equilibrio
Más allá de los aspectos técnicos, Nogales enfatizó el papel esencial del jaguar en el ecosistema y su conexión con los humanos. “Los jaguares regulan el equilibrio natural. Si desaparecen, sufriremos las consecuencias: menos plantas, menos agua y menos vida. Nosotros también somos parte de este ecosistema y debemos luchar por conservarlo”, concluyó.
La advertencia de Nogales llega en un momento crítico para la conservación de la biodiversidad en Bolivia. Los esfuerzos para proteger a los jaguares no solo garantizarán la supervivencia de esta especie icónica, sino también la salud de los ecosistemas que sustentan la vida en el país.
Destacan su trabajo
“Paola no solo ha aportado conocimiento desde su formación académica en Ecología y Evolución Genómica, sino que también ha llevado a cabo investigaciones que tienen impacto directo en la conservación del jaguar en Bolivia”, afirmó la biólogo Cecilia González.
Entre los logros más destacados de Nogales, González subraya el desarrollo de herramientas genéticas para rastrear el origen geográfico de jaguares cazados. Estos estudios han permitido identificar que muchos cráneos confiscados provienen del Beni, una región clave para la conservación de esta especie.
“Este tipo de hallazgos nos muestran la urgencia de implementar medidas más eficaces contra la caza ilegal”, agregó en una reciente columna.
BD/RPU