Población migrante venezolana llega a 13.678 personas en Bolivia, debido a la crisis económica y alimentaria de ese país


El movimiento migratorio venezolano hacia Bolivia es históricamente de tránsito que de residencia. Entre 2015 a 2022 fue de 72.426 ingresos y de 64.370 salidas; es decir que casi el 90 % de la población migrante venezolana ha salido de territorio boliviano, sobre todo a Chile

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Presentación de la investigación sobre los migrantes venezolanos en tránsito a Chile y de los residentes en Bolivia. Foto: ANF

Fuente: ANF / La Paz

De acuerdo a datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) 2023, se estima que la población migrante venezolana en suelo boliviano alcanzó en el 2022 a un total de 13.678 personas. Migración impulsada por la crisis económica, alimentaria, además por régimen político en Venezuela, vigente desde hace más de una década.



El movimiento migratorio venezolano hacia Bolivia es históricamente de tránsito que de residencia. Entre 2015 a 2022 fue de 72.426 ingresos y de 64.370 salidas; es decir que casi el 90 % de la población migrante venezolana ha salido de territorio boliviano, sobre todo a Chile

La mayor afluencia migratoria venezolana en el país se registró en el 2018, con casi 27.000 inmigrantes y el 2019 con 37.000. Sin embargo, desde 2020, los niveles migratorios se redujeron por la pandemia; de acuerdo a la investigación presentada este miércoles por la Fundación Privada de Fieles, Servicio Jesuita a Migrantes (SJM Bolivia), denominada “Experiencias de Vulnerabilidad, Resiliencia y Hospitalidad de los migrantes venezolanos en tránsito a Chile y de los residentes en Bolivia (ciudades de La Paz y El Alto)”.

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La investigación abordó el fenómeno migratorio como hecho humano y social desde tres conceptos: vulnerabilidad, resiliencia y hospitalidad, relacionados con el sujeto migrante, sus vivencias y experiencias; y con el ambiente social en las distintas etapas de la migración, la que fue presentada por Marcelo Jiménez y Godofredo Sándoval, quienes realizaron el estudio.

De acuerdo al informe, enmarcado en el período 2020 al 2022, el 92% de migrantes en tránsito en territorio boliviano habría salido de su país debido principalmente a la falta de trabajo. Mientras que el 6% lo habría hecho por razones de orden político o social. Lo que significa que gran parte de los móviles de la emigración venezolana corresponden a causas de orden económico.

La población para la investigación estuvo constituida por dos tipos de migrantes venezolanos y sus familias. Los que ingresaron al país en tránsito a Chile y los que decidieron residir en las ciudades de La Paz y El Alto.

Los venezolanos que ingresaron a Bolivia en ese periodo de estudio, fue una población mayoritariamente joven, preponderantemente masculina (64% varones y el 36% mujeres). El estado civil de los migrantes se halló entre la soltería y la unión libre o convivencia conyugal no formal.

La frontera más transitada por los migrantes venezolanos para llegar a suelo boliviano es la del Perú (92%). Otros puntos fronterizos, son la frontera con Brasil (3%), con Chile (3%) y con Argentina (2%).

La condición “irregular” es una de las características más evidentes de los migrantes venezolanos. Según el SJM el 95% de migrantes venezolanos que ingresaron a territorio boliviano, entre los años 2020 al 2022, lo hicieron bajo condiciones de irregularidad. Mientras que una mínima proporción (4%) habría ingresado de manera regular.

Estadía temporal en Bolivia

Los migrantes venezolanos que ingresan transitoriamente a Bolivia por la frontera peruana se instalan generalmente en las ciudades de La Paz o El Alto. Las fuentes de sus ingresos son: el empleo en una empresa, la calle y el emprendimiento propio. Sin embargo, la falta de documentación legal es un impedimento para que muchos puedan acceder a un empleo formal.

La educación, para los migrantes es un factor decisivo a la hora de mantenerse en un nuevo espacio. Los migrantes que tienen hijos en edad escolar, procuran que estos continúen sus estudios, aún a costa de grandes sacrificios económicos. El principal problema que deben enfrentar tiene que ver con la tramitación de la documentación legal de los hijos (pasaporte, notas apostilladas, entre otros) para su inscripción a algún colegio local.

De los migrantes venezolanos en tránsito, un mayor porcentaje (45%) al no poder acceder a alguna forma de vivienda, por falta de recursos y contactos, terminó subsistiendo en situación de calle; o en el mejor de los casos una parte de esta población, consiguió obtener albergue temporal (19%) en casas de acogida o domicilios particulares, en tanto hallaran una residencia.

Sin embargo, hubo un notable sector de migrantes venezolanos que consiguió acceder a una vivienda a través del hospedaje o el alquiler.

En cuanto a las condiciones de salud de los migrantes, el panorama se muestra menos alarmante que el de habitabilidad. De acuerdo a la información estadística la mayoría (82%) de los migrantes en tránsito que radicaban en el país, no presentaban ningún tipo de enfermedad. Solo una menor proporción (17%) aseguró estar aquejada de algún tipo de enfermedad.

Por otra parte, en su recorrido por diversos países muchos migrantes venezolanos han recibido maltrato y discriminación. En el caso de Bolivia, esta barrera de interacción entre migrantes y nacionales, tiene una característica poco frecuente. De acuerdo a la información cuantitativa, el 81% de los migrantes temporales, no habrían sufrido ningún tipo de maltrato durante su estadía en las dos ciudades bolivianas, sólo el 19% habría sido maltratada.

Por otra parte, de acuerdo a los datos registrados, la mayor parte de los migrantes en tránsito por Bolivia (58%), no recibió ningún tipo de ayuda. Mientras que el resto de esta población (42%) si habría contado con algún tipo de ayuda durante su estadía.

La ayuda correspondió en gran manera a la acción de instituciones y personas. Las fundaciones y ONGs, fueron quienes más ayuda brindaron (49%), seguida por la población en general, cuya ayuda fue tan significativa que casi se equiparó al de las instituciones (47%). Por su parte, la ayuda familiar o gubernamental se muestra como la menos notable (1%).

Venezolanos con residencia

Los venezolanos que se quedan en Bolivia, lo hacen muchas veces para radicar de manera más o menos permanente en el país. En el proceso de inserción esta población enfrenta una serie de vulnerabilidades y al mismo tiempo experimenta, formas de resiliencia personal y familiar.

La forma de discriminación más frecuente en contra de los migrantes venezolanos que residen en las ciudades de La Paz o el Alto es la que sufren en las calles; en el trabajo de pintado de calles o venta de caramelos, que realizan en diversas rutas de tránsito vehicular o peatonal de estas ciudades. Se trata comúnmente de agresiones verbales de tipo xenofóbico como sexual dirigidas a varones y mujeres, por parte de algunas personas

La resiliencia en contextos migratorios es el mecanismo de autorregulación, protección y modulación de las emociones negativas frente a ciertas situaciones adversas.

Para los migrantes venezolanos residentes, uno de los primeros factores de resiliencia es la actitud de adaptación a la forma de comunicación local. Adecuarse y emular el lenguaje y la jerga permite crear vínculos iniciales. La actitud amistosa y abierta con las personas de la vecindad, es la forma de consolidar vínculos. Y la asimilación de la comida local, funciona como un refuerzo a la adaptación, según el estudio.

La hospitalidad hacia los migrantes residentes en Bolivia es un elemento muy importante para la atenuación de su condición de vulnerabilidad y para el impulso de su resiliencia. Esta actitud de apertura, ayuda y protección, es mayormente brindada por instituciones privadas dedicadas a esta población y, en menor medida, por algunas personas locales.

Las instituciones religiosas son los actores fundamentales de la asistencia a los migrantes venezolanos que llegan a Bolivia en condición de vulnerabilidad; sin familia, sin documentación, sin dinero, sin vivienda y a veces “sin esperanza”.

La labor de estas instituciones consiste en brindarles a estos migrantes una ayuda integral a través de varios beneficios, entre los cuáles está: la tramitación de documentos, la donación de dinero y alimentación, son las formas más básicas. A estas se añadieron también otras formas de ayuda en enseres y muebles para la vivienda y hasta capital para emprendimientos.

Otras fundaciones religiosas como el SJM Bolivia van más allá, al ofrecer atención integral a ciertos sectores muy vulnerables, como las mujeres migrantes en estado de gestación a quienes brinda alimentación y asistencia médica, a través de la alianza con otras instituciones. Además del apoyo espiritual dirigido a algunos migrantes emocionalmente afectados por las duras experiencias de discriminación.

Las conclusiones de la presente investigación, formula algunos lineamientos de acción dirigidos a la labor del SJM, para un mejoramiento del servicio integral que ya brinda a la población migrante.

El servicio integral brindado por el SJM tiene la ventaja para impulsar procesos de resiliencia a través de los encuentros de confraternización e intercambio intercultural.

Se destaca, que es importante direccionar la construcción de redes de cooperación, información y solidaridad en favor de individuos y familias migrantes en situación de vulnerabilidad, para un mejoramiento de la hospitalidad desde la acción de los mismos actores.

Un grupo de migrantes venezolanos  junto a los investigadores del estudio y el director de la Fundación Servicio Jesuita a Migrantes El Alto-Bolivia P. Jorge Villalpando S.J. (Dech. primera persona)


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