El expresidente se ha convertido en una de las voces contra la izquierda reconocidas a nivel internacional, y pese a sus tres candidaturas fallidas, sigue en forma
Jorge Fernando Quiroga Ramírez, popularmente conocido como Tuto Quiroga, salió bachiller en Santa Cruz y estudió ingeniería industrial y administración de empresas en Estados Unidos, concretamente en Texas, el epicentro petrolero de aquellos primeros años 80. Protegido por cierta élite financiera, acabó ingresando en la Acción Democrática Nacionalista de Hugo Banzer cuando retornó a Bolivia a finales de la década.
ADN era la plataforma de blanqueamiento de Banzer para conseguir un hito inédito, que un dictador volviera al poder por la vía democrática. Con el ingreso de Tuto Quiroga se unían los planteamientos neoliberales apadrinados por la embajada en aquellos años 90 con el nacional – catolicismo de corte militarista que parecía gustar en el país.
Eran los años de los ríos de sangre y la democracia pactada y Tuto Quiroga se fogueó en el gobierno de Jaime Paz Zamora, donde llegó a ser ministro de Finanzas. El experimento dio frutos y en el 97, Banzer y Tuto como vicepresidente alcanzaban el poder por las urnas.
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El gobierno no fue fácil, porque la receta de la capitalización empezaba a renquear y el general y sus “dinosaurios”, pero sobre todo la familia cercana de Bánzer, toleraban mal los “ímpetus reformistas” del joven “agringado”. La leyenda del lapo y el veto de su presencia en Palacio sigue retumbando por plaza Murillo. Las grandes empresas apoyaban a Tuto en su “cruzada” y como todos los vicepresidentes de la historia (García Linera dixit) acabó envuelto en conspiraciones que finalmente fueron innecesarias. La naturaleza obró resolviendo la vida de Bánzer y Tuto asumió la presidencia con un discurso “inspirado” en Jon Fitzgerald Kennedy – otros dicen plagio – y sus áulicos le empezaron a denominar JFQ. Al menos no había redes. Como fuere, o por otras cosas, acabó incorporando Tuto a su nombre oficial rompiendo el acrónimo que lo hacía ver como juguetito. Solo unos meses después de la posesión apareció el proyecto LNG Pacific que en 2003 constituiría la tumba política de Gonzalo Sánchez de Lozada, pero esa es otra historia.
La ruptura del orden de partidos que devino de aquella crisis impulsó el auge del Movimiento Al Socialismo (MAS) y solo Tuto de la vieja guardia aceptó pelear en las ánforas. Conformó Podemos con los restos de cada partido y algunos líderes ocasionales y buscó la presidencia en 2005. El MAS arrasó por primera vez, aunque no llegó a los dos tercios, era solo un aperitivo de lo que estaba por venir.
De 2005 a 2009 Tuto era el jefe – sin asiento en el parlamente – de un partido sin ideología y sin hoja de ruta. La oposición más dura se refugió en las regiones y desde ahí intentaron convulsionar el país para desalojar al MAS antes de que sus proyectos llegaran a concretarse. Se trataba de mostrar un país ingobernable. Sin embargo, Podemos, desde el parlamento, viabilizó diferentes iniciativas clave como la Constitución de 2009 o el referéndum revocatorio. Tuto aborrecía los nacionalismos y buscaba un espacio propio. La historia lo juzgará, pero el resto de opositores le hicieron la cruz en ese mismo instante.
Tuto no buscó la presidencia en 2009, al contrario, prefirió alejarse de la política nacional y empezar a cultivar vínculos de otro tipo aprovechando su rol de expresidente. Junto a Andrés Pastrana conformó un binomio muy activo especializado en denunciar las “dictaduras de izquierda” en América Latina, y hasta hoy sigue siendo una de las plumas invitadas en El País para hablar de esos temas junto a otros expresidentes como Vicente Fox o el propio José María Aznar. Tuto armó su fundación relacionada a la defensa de la Democracia y desde ella ha establecido vínculos con todo el entramado liberal – conservador de Estados Unidos que ya se ha extendido por América Latina con foros como la CPAC y otros organizados por Atlas Network, cuya misión es difundir las ideas liberales.
Tuto se mueve en ese ambiente como pez en el agua, por su dominio de los idiomas y su lengua ágil, que combina a la perfección con su puesta en escena vehemente, pero su además de suficiencia le ha seguido granjeando enemigos entre las filas de oposición.
En 2014, por ejemplo, cuando Samuel Doria Medina había trabajado a conciencia para armar un único “Frente Amplio” opositor, que abandonó a última hora por conformar Unidad Demócrata con Rubén Costas, Tuto Quiroga aprovechó el hueco para colocarse en la carrera con pocas semanas de antelación. Apoyado por el MIR y el MNR, Tuto colocó varias ideas liberales y acaparó micrófonos para sacudir al régimen de Morales, que parecía su verdadero objetivo. Después sumó un discreto 9%, dejó a UD por debajo de 30% y el MAS trepó otra vez sobre los 60%.
Tuto sumó unos cuantos diputados y senadores que tuvieron libertad total, aunque también es verdad que se mostraron más leales a la idea que la otra bancada mayoritaria. En esa época asumió cierto rol en la delegación de expresidentes sobre la causa marítima, pero sobre todo siguió alimentando sus lazos con la derecha internacional, sobre todo a partir del referéndum de 2016.
Todavía no se ha develado el rol de Tuto en el origen de los hechos de 2019, pese a ser el articulador más próximo a los poderes de la OEA, sin embargo, sí se ha hablado de su rol posterior a la caída, pues se atribuyó entre otras cosas el haber dado el argumento jurídico para la posesión de Jeanine Áñez, haberla convencido y también haber mantenido vínculo directo con la Fuerza Aérea para facilitar la salida de Morales. Casi nada.
Áñez le dio una suerte de rol de vocero internacional, pero tan pronto como se desvelaron las intenciones electorales de ambos, el asunto saltó por los aires. Tuto participó con el MNR en una alianza denominada Libre – 21, pero se acabó retirando pocos días antes de las elecciones ante la baja expectativa de votación, pese a que participó con solvencia en los debates, por supuesto, difundiendo ideas liberales.
Tuto no ha formalizado su intención electoral para 2025, sin embargo, ya ha abierto casas de campaña y aparece con asiduidad en las encuestas, en unas más alto que en otras, en función de los amigos comunes que las impulsan. Sus aliados internacionales, aunque con tesis más moderadas que Donald Trump o Javier Milei, siguen en auge y copando redes sociales y discusiones. Lo que no hay duda es que si es candidato dará pelea y difundirá sus ideas. Tuto Quiroga es un candidato profesional.