Unión o rendición en el horizonte de la política boliviana


El autor reflexiona sobre la posible alianza propuesta por Carlos Mesa, Tuto Quiroga, Luis Fernando Camacho y Samuel Doria Medina.

Por Sergio J. Pérez Paredes



Fuente: La Razón

“La política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra solo se muere una vez», dijo Winston Churchill, y pocas veces ha sido tan acertada esta afirmación como en el contexto boliviano actual. Hoy, la política no solo define el rumbo del país, sino también el destino de millones de personas atrapadas en una crisis económica, social y moral que parece no tener fin. En este escenario, surge una posibilidad histórica: la unión de Carlos Mesa, Tuto Quiroga, Luis Fernando Camacho y Samuel Doria Medina. ¿Puede esta alianza salvar a Bolivia?

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Crisis más allá de la economía

Bolivia atraviesa un momento crítico, marcado por la devaluación del boliviano, el aumento descontrolado del costo de vida y la pérdida de empleos. Sin embargo, la verdadera tragedia va más allá de los números: es una crisis de valores, de dignidad, de esperanza.

El MAS ha gobernado con una retórica de inclusión y justicia social que, en la práctica, se ha traducido en corrupción, autoritarismo y división. Las instituciones están cooptadas, la justicia es un instrumento del poder, y la sociedad civil, antes vibrante y activa, parece haber sido sumida en un letargo de resignación.

El peso de la historia

La historia de Bolivia está marcada por fracturas políticas y regionales. Desde la independencia, los caudillos y las élites han utilizado las divisiones para perpetuar su poder. Hoy, esa herencia parece repetirse. La oposición al MAS ha estado fragmentada, incapaz de presentar un frente unido que desafíe seriamente al oficialismo.

Carlos Mesa, Tuto Quiroga, Luis Fernando Camacho y Samuel Doria Medina representan, en cierto sentido, esa diversidad que ha definido la política boliviana:

Mesa, con su enfoque intelectual y su apuesta por el diálogo.

Quiroga, con su experiencia y su visión internacional.

Camacho, con el fervor popular de Santa Cruz.

Doria Medina, con su pragmatismo empresarial.

Juntos podrían formar un bloque que represente a todas las regiones y sectores del país. Pero esta unión no será fácil: implica superar rivalidades, egos y diferencias ideológicas.

El desafío de la unidad

Unirse no significa solo firmar acuerdos políticos; significa construir un proyecto común que inspire a los bolivianos. Esta alianza debe basarse en principios claros:

1. Democracia auténtica: recuperar la independencia de las instituciones y garantizar elecciones transparentes.

2. Economía sostenible: apostar por la industrialización, la creación de empleos y la recuperación de la confianza en el sistema financiero.

3. Revalorización social: reconstruir el tejido moral del país, impulsando una educación que fomente valores como la honestidad, el trabajo y la solidaridad.

Además, esta unión debe ser capaz de escuchar. La política no puede seguir siendo un monólogo de las élites; debe convertirse en un diálogo real con el pueblo.

La oportunidad histórica

Bolivia está en un punto de inflexión. El MAS ha perdido credibilidad, y el descontento popular es palpable. Pero este descontento, si no se canaliza adecuadamente, puede transformarse en apatía o en radicalización. La alianza de Mesa, Quiroga, Camacho y Doria Medina tiene el potencial de ofrecer una alternativa creíble, pero para ello debe actuar con rapidez y decisión.

La historia nos enseña que las grandes transformaciones no ocurren por casualidad, sino por la confluencia de liderazgo y oportunidad. Esta es la oportunidad. ¿Tendrán estos líderes la visión y el coraje para aprovecharla?

El llamado al pueblo

Más allá de los líderes, el verdadero protagonista de este cambio debe ser el pueblo boliviano. Cada ciudadano tiene un papel que desempeñar en la construcción de un futuro mejor. Es momento de abandonar la apatía, de exigir más a nuestros políticos y de asumir nuestra responsabilidad como ciudadanos.

«La política es más peligrosa que la guerra», decía Churchill, porque en la política se decide el destino de naciones enteras. Bolivia enfrenta hoy su propia guerra, no con balas, sino con decisiones. La última trinchera está aquí, y el futuro del país dependerá de si sus líderes y su pueblo están dispuestos a defenderla.

¿Un sueño posible?

La unión de Carlos Mesa, Tuto Quiroga, Luis Fernando Camacho y Samuel Doria Medina puede parecer, para algunos, un sueño imposible. Pero la historia de Bolivia está llena de imposibles que se han hecho realidad. Hoy, más que nunca, necesitamos líderes que sean capaces de mirar más allá de sus diferencias y de trabajar juntos por un bien mayor.

Bolivia merece algo mejor. Merece una política que no sea un campo de batalla, sino un espacio para construir un futuro donde el dinero valga, la voz del pueblo se escuche y los valores vuelvan a ser el pilar de nuestra sociedad.

La última trinchera está aquí. ¿Estaremos a la altura del momento histórico? ¿O dejaremos que el futuro de Bolivia se pierda en las cenizas del pasado? La respuesta está en nuestras manos.

Fuente: La Razón


×