Luego de cumplir los rituales tradicionales de la medianoche que nos separa del año que se fue del nuevo primer día de enero que comienza, tal como abrazar y felicitar a quienes nos rodean o están lejos, atiborrarse con las 12 uvas, contar dinero para que fluya y no falte, pisar lentejas o comerlas (según para qué), correr con la valija por la calle o la plaza del barrio con la esperanza de viajar a los sitios soñados, amanece un feriado que desearíamos durara un poco más antes de volver a la realidad.
El tiempo transcurre sin tomar en cuenta lo que hagamos, el mundo gira con o sin nosotros y los días como las noches, las semanas, los meses y los años, simplemente cambian la fecha en el calendario con el que regimos nuestro paso por el mundo.
La única verdad es que los años no cambian: cambian las situaciones, cambia el clima, cambian las decisiones colectivas, cambian las condiciones de la historia, lo que muere se transforma. Quien cambia o no, es uno. Quien cambia su propia historia o contribuye a que cambie la de su entorno, es uno.
Es uno quien dice sobre sí mismo u observando a los demás, al día siguiente, volvimos a lo mismo, después de las uvas, los billetes de juguete, las lentejas, la valija y los adornos de Año Nuevo, sigue la historia tal cual la cruda realidad.
O no.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
El año 2025 en Bolivia tendremos un ciclo intenso. Se cumple el primer cuarto de siglo del milenio. Estamos a dos décadas y media del siglo XX y a siete décadas y media del siglo XXII. No es un dato menor. El mundo cambió en veinticinco años mucho más de lo que cambió entre 1975 y 1999. Ni qué decir en el país, entre el modelo estatal del liberalismo social de principios del siglo XXI y el experimento político populista del socialismo castro chavista del MAS próximo a cumplir dos décadas.
Se vienen dobles de acción. El bicentenario de la independencia cruceña (14 de febrero de 2025) y el bicentenario de la república de Bolivia (6 de agosto de 2025). Las elecciones generales y las elecciones judiciales (agosto de 2025). El cambio real de alternancia al régimen del MAS o la jubilación forzosa de la generación de políticos que no pudo ser oposición ni ganar a la autocracia en un cuarto de siglo.
La suerte estaría echada si siguiéramos haciendo lo mismo. Unos cuantos actos conmemorativos sin pena ni gloria por los 200 años de historia. Pensar en quién votar el día de los comicios porque estamos hartos de que ni los políticos ni la política cambien y volver a casa a olvidarse. Resignarse a aceptar lo que venga.
O no.
Probablemente, si Ud. cambia, los designios cambien con el efecto mariposa. Si Ud. elige no reenviar cualquier archivo, comentario, denuncia, video, audio, etc. sin antes leerlo, verlo, escucharlo y discernir si tiene valor para Ud. como para compartirlo, Ud. habrá cambiado. Si Ud. elige no opinar sobre lo que no sabe sin antes estudiar, preguntar, averiguar y formarse un criterio propio que dé valor a la conversación o al debate, Ud. habrá cambiado. Si Ud. elige compartir su pensamiento en lugar de copiar algo que parezca inteligente sacado de la IA, Ud. habrá cambiado. Si Ud. decide que el espíritu de la independencia cruceña hace a la identidad de la que se siente parte y comparte con los suyos, en casa, en el trabajo, en las reuniones sociales, algo más que consignas de ¡Viva Santa Cruz!, aprendiendo y enseñando sobre las raíces y el por qué de la epopeya cruceña, Ud. habrá cambiado. Si Ud. acepta echar una mirada a dos siglos de historia boliviana, poniendo los ojos en lo que une a un país tan diverso en lugar de insistir en el centralismo secante archiconocido como factor para dividir la nacionalidad que lo define (como a su familia y a sus amigos) ante el mundo, Ud. habrá cambiado. Si Ud. lucha o intuye que para que en agosto Bolivia cambie el rumbo de sus políticas públicas y el turno de la administración del poder estatal, no es suficiente su voto, sino que asumirá una actitud proactiva (diferente a la del Censo) brindándose como control electoral con los sacrificios de tiempo y oficio para contribuir a evitar un nuevo fraude electoral, Ud. habrá cambiado.
Entonces así, recién así, el 2025 será un Año Nuevo para Ud., para los suyos y para quienes como Ud. se propusieron ser cambio en lugar de lamentarse porque los demás no cambian o repiten lo mismo.
Yo voy como Ud.
Voy por un Año Nuevo donde el cambio lo haré yo, desde el lugar que me toque, siendo el cambio que no sucederá por más uvas, billetes de juguete, lentejas, valijas y supersticiones que hubiera disfrutado a la medianoche del 31 de diciembre, a menos que me haga responsable de mi cuota parte del 2025.
Por Gabriela Ichaso.