¡Año Nuevo! ¿Políticos viejos?


 

Al despuntar el año nuevo y tras finalizar el que sea ido, deseo descansar de los artículos históricos de opinión sólo por un momento y circular este recado que fluye apremiante de mi aliento. Aun con las vicisitudes que debemos sortear los bolivianos todos los días, arranca el 2025 como un reguero de ilusiones que apunta inalterable hacia el futuro, arrojando en su sendero las rachas afectivas de una generación de gente joven que entiende la realidad con insólito acierto, mucho más del que dicen tener aquellos rostros apergaminados de “líderes de opinión” que intentan vender una realidad completamente diferente a la existente a través de mensajes erráticos en los medios de comunicación (durante décadas).



Algo está cambiando en Occidente. Durante los últimos años, se hace por demás evidente el vuelco al modelo de izquierda que experimenta un desgaste significativo, debido fundamentalmente a la apremiante situación económica que viven los países en los que se ha instaurado. La participación de gente joven y líderes renovados ha visto como necesario virar rumbo a la derecha capitalista y liberal. Estos cambios impulsados en su mayoría por gente joven, son apreciados en países de Europa y América, donde los discursos buenistas de la izquierda han sido desplazados a un segundo plano por la opinión pública.

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, abre un nuevo panorama a los países que buscan migrar de un modelo de políticas sociales caracterizado esencialmente por el gasto, rumbo a un modelo de inversión privado que promueva la generación de riqueza, sin la intromisión nociva del Estado. El mejor ejemplo en la región es el de la presidencia de Javier Milei, el economista argentino que ha logrado consolidarse ante todo pronóstico y comienza a mostrar resultados positivos de un nuevo modelo económico liberal que de a poco va rescatando a un país que estuvo durante décadas sumido en una profunda crisis política, social y económica aguda.

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Europa, por su parte, atraviesa un estancamiento económico, inflación, los precios de la vivienda por las nubes, falta de oportunidades para la gente joven y nuevos profesionales que se han visto forzados a migrar rumbo a Estados Unidos, países árabes y asiáticos. Esta situación ha despertado la preocupación de la población que ve en los partidos de derecha una alternativa real para la búsqueda de soluciones efectivas a los constantes problemas que se presentan. En la actualidad, tres cuartas parte de los gobiernos de la Unión Europea están formados por coaliciones de centro-derecha (Datos de la CIDOB).

El primer ministro canadiense parece tener los días contados en el cargo, habiendo descendido su popularidad a los niveles más bajos desde que asumió el poder, haciendo prever que el Partido Conservador liderado por Pierre Polievre se convierta en el próximo jefe de gobierno en Canadá. Algo similar ocurre en Alemania, donde todo hace pensar que el partido Alternativa por Alemania ganará los comicios en febrero de este año, así como la Agrupación Nacional de Francia, que se encuentra en su mejor momento para disputar la presidencia a los progresistas de Macrón.

En Bolivia, este fenómeno de transición se debe a los movimientos oscilantes de la política, que muestra un ácido rechazo hacia los actores tradicionales o políticos profesionales, especialmente los sectores de clase media trabajadora y lo novedoso, las nuevas generaciones de la cual, muchos ni siquiera habían nacido cuando ya varios de los “líderes políticos” ocupaban cargos públicos. Reflejo de la frustración generalizada del 43% del electorado comprendido en un rango de entre los 18 y 35 años de edad.

Así cierra el 2024, con una alianza débil entre algunos “líderes” anacrónicos y anquilosados en sus anhelos de conseguir aquello que, sólo alcanzaron gracias a que fueron acompañantes de fórmula de verdaderos líderes de la política que gobernaron Bolivia en más de una oportunidad. Vale la pena recordar, que estos viejos políticos, producto de su deslealtad no cuentan con estructuras partidarias, debido a que traicionaron a las bases de sus respectivos partidos. Líderes que, dicho sea de paso, son los herederos de la izquierda nacionalista resultante de la década de los años ochenta, con un discurso oportunista y carente de principios e ideas sólidas. Líderes populistas y estatistas, que no declinan (durante décadas) en su intento por encaramarse en la primera magistratura del Estado.

Del otro lado, el año nuevo deja entrever grupos de líderes emergentes, gente joven, decidida a plantar cara a la izquierda, a pelear su espacio en redes y construir su propuesta política, un día a la vez, posicionando su imagen y presentándose ante el pueblo como una alternativa seria para las próximas elecciones. Estos líderes renovados, propugnan un cambio de modelo económico tendente al liberalismo, son conservadores y van a juego con la transformación política que se viene experimentando en Occidente.

Apartarme por un instante del de divulgación histórica, para escribir en dos niveles de significación moral e intelectual, tiene el objetivo de encarar el nuevo año con responsabilidad individual. Ante las decenas de personas con las que he venido intercambiando criterios en relación con el acontecer político, debo establecer que estamos frente a uno de los más grandes desafíos de la historia de Bolivia. De la decisión que vayamos a tomar en las elecciones generales que se desarrollaran en 2025 depende el futuro del país, está en nuestras manos rescatarlo o finalmente, dejar que se hunda para seguir los pasos de Cuba o Venezuela.

A manera de cierre, debo agradecer a todo aquel que pacientemente lee y acompaña mi trabajo, ese trabajo de divulgación histórica reflexiva, armónica, que musito con toda dedicación y alegría. Gracias a todos quienes de una u otra manera se dan al trabajo de hacerme conocer sus opiniones. Mi anhelo es llegar a tanta gente, como si mi trabajo fuese un canto cordial y fascinante. Quiero llegar incluso a los que se esconden, para con ellos emprender un viaje en el tiempo que retumbe en nuestros sentidos cuando se mire con nostalgia todo lo que hemos vivido.

Concluyo mansamente y me alejo, alzando como cada día mis ojos al cielo para agradecer a Dios por la oportunidad de seguir vivo y haciendo aquello que me gusta. Deseo en este 2025, para cada amigo, que sus hogares se colmen de alegría y esperanza, para que renovados, juntos sigamos caminando en la recuperación del mañana.

 

Por: Carlos Manuel Ledezma Valdez

Escritor, docente universitario

 


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