Augurios inquietantes


 

 



A pesar de haber tenido un apacible ingreso a este nuevo año, no es menos cierto que los presagios y presentimientos de un ciclo de turbadores acontecimientos se ciernen en el horizonte del mundo en su totalidad, y en especial,  en el ámbito de toda nuestra vasta geografía latinoamericana.

Comenzaremos citando el sorpresivo arribo a la Argentina de Edmundo González Urrutia, presidente electo de Venezuela, refugiado actualmente en España y sobre cuya captura pende una insólita, como ridícula recompensa de cien mil dólares, expedida por la actual satrapía que rige en la cuna del Libertador Simón Bolívar.

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Dicha gira presidencial comprende a la República Oriental del Uruguay, Panamá, Estados Unidos y República Dominicana, desde donde, acompañado por nueve expresidentes sudamericanos, emprenderá su viaje a Venezuela, para tomar posesión de su legítimamente ganada presidencia constitucional de ese país.

A tiempo de redactar la presente entrega, dicho periplo presidencial se inició muy exitosamente, tanto en Buenos Aires, como en Montevideo, donde apoteósicas y multitudinarias manifestaciones populares fueron el marco de aprecio y apoyo que recibió el exiliado mandatario, muy especialmente, por la enorme cantidad de venezolanos expatriados que residen en dichos países.

Ahora bien, la pregunta del millón que flota en el ambiente e intranquiliza a todo  organismo de inteligencia continental es: ¿Cuál y cómo será la reacción de esas fuerzas narco terroristas que son parte de la dictadura y están en apronte? Según los capitostes del régimen, especialmente, si el indicado operativo de ingreso se realiza a sólo diez días de la toma de posesión de la presidencia de los EE.UU. por Donald Trump, cuyo canciller ya designado, el cubano Marco Rubio, se declaró abiertamente impulsor del derribo del régimen dictatorial de Nicolás Maduro y es además enemigo de Diosdado Cabello, comandante del Cártel de los Soles.

A raíz de lo expuesto y atenidos a las varias veces anunciadas medidas respecto a Latinoamérica, Donald Trump ha insistido en dos: el freno a la inmigración ilegal y la recuperación del control del Canal de Panamá, a fin de evitar la inocultable aspiración china de copar esa importante vía marítima y recordando las sabias palabras del Secretario de Estado, Henry Kissinger, al advertir las consecuencias de un fracaso en las negociaciones dijo: “seríamos golpeados hasta la muerte en todos los foros internacionales y habría disturbios en toda la América Latina”.

 

En base a dichas intenciones, anunciadas por Donald Trump, creemos estar en condiciones de afirmar que el viaje de Edmundo González Urrutia a Venezuela, lejos de tratarse de una misión suicida, encierra todas las características de una misión política y diplomática, previamente concertada, en cuyos términos se añadiría, como para el tirano Al Asad de Siria, la facilidad de una salida arreglada para Maduro y su banda,  a Rusia, a Cuba, a Nicaragua o a algún otro país que se haya brindado a recibirlos. Entretanto, el mundo y la América Latina entera estarán aguardando en vilo y en medio de Augurios Inquietantes.


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