Bolivia inició sus festejos, de la mano de quien más sufrimiento le causa: El actual presidente, y el partido azul que él representa.
Ahí estaba Arce, contando su versión de la historia nacional. Todo bonito, según él. Es normal. En Bolivia todo es festejo. Se gane o se pierda, igual se bebe.
Hasta las guerras perdidas tienen su himno, con su respectivo lloriqueo cada año. Lamento boliviano le dicen.
– ¿Doscientos años de libertad?
– ¿Qué libertad?
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Si nacimos en un país hecho a la medida de las oligarquías andinas y logias masónicas en 1.825.
Un nuevo país, donde los verdaderos patriotas fueron excluidos…
Un país, una república, una sociedad con una enfermedad endémica: Gobernantes y gobernados sin solvencia moral.
Un país rico en todo, bajo el bicentenario mandato de sus delincuenciales, e ineficientes administradores…
– Doscientos años de fracaso.
El festejo del bicentenario, una actividad parecida al festejo del cunumi pobre, aquel que hace una fiesta por su cumpleaños, sabiendo que debe fiar pan, leche, y azúcar cuando acabe la fiesta.
Así es este país, un país que en 1.825 nació agonizando y hasta hoy no reacciona. Un país ingobernable, donde el estado de derecho está ausente y cuando estuvo presente, solo benefició a los gobernantes de turno.
Un país fracasado, donde la corrupción se campea y la impostura está presente en todos sus niveles.
Un país, con políticos que cambian de bando cuando les conviene, seguidos por gente inconsecuente que los apoya; solo por intereses económicos ya poco disimulados. Un país, con militares y policías serviles, al gobierno que más le pone. Un país, con un sistema de justicia corrupto y alcahuete, cómplice silencioso de las ilegalidades gubernamentales en todos sus niveles…
Un país inviable, donde las grandes riquezas son saqueadas, mientras los deportistas, artistas e intelectuales, mendigan un apoyo que nunca les llega.
Es que está claro…
Si algo necesitan los gobernantes bolivianos de turno, es una sociedad dócil, una población distraída con pan y circo.
Ahí están, manipulando a una sociedad alcoholizada y embrutecida por la coca, una sociedad con un sistema educativo atrasado que ya no enseña, pero adoctrina. Un país, con un sistema de salud arcaico, donde aún existen filas para obtener una simple ficha de atención médica…
– ¿Festejar el bicentenario?
– ¿Qué es lo que hay que festejar?
– ¿Bolivia, el gran error de Bolívar y Sucre?
– ¿Un error histórico, surgido del adulo y la hipocresía de los doctores de Charcas, los mismos que intentaron matar al Mariscal de Ayacucho, cuando Sucre se convirtió en un estorbo para sus maquiavélicos fines políticos?
En fin…
Han pasado doscientos años y empiezan los festejos con palabras alusivas a la fecha…
Pero…
– ¿Hay algo que festejar, en este fracasado e ingobernable país andino centrista y sin buen futuro a la vista?
Un país, cuyo principal problema es la falta de solvencia moral de los gobernantes…
Y la sobrada y bicentenaria incultura de sus gobernados…
El ESCRIBIDOR.