El as en la manga del MAS


Emilio Martínez Cardona

La guerra interna en el “instrumento político” está desgastando a ambos polos de la contienda: el evismo, que se contrae a la par de los procesos y acusaciones por estupro que pesan sobre su líder, y con las entregas al “imperio” de sus ex operadores en el tema del narcotráfico; y el arcismo, que no encuentra otra vía para asimilar el agotamiento del rentismo gasífero que no sea la acción punitiva sobre la economía de mercado.



Cada polo fogonea las debilidades del otro, con la maquinaria de intervención a la justicia ahora volcada contra su principal impulsor, Evo Morales, y con la capacidad de agitación evista amplificando los problemas gubernamentales para administrar la crisis.

Y poco a poco, mientras Evo y Arce se van volviendo inviables electoralmente, crece la tercera opción de Andrónico Rodríguez como presidenciable “de unidad” del oficialismo. El presidente del Senado no tiene anticuerpos políticos, es a su manera una figura de diálogo y conecta bien con amplios sectores de la población joven del occidente del país. Es el as en la manga del MAS.

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En la medida en que hay una fuerte caída en los precios internacionales del único producto real de la industrialización de la coca, la capacidad de negociación de las seis federaciones del Trópico de Cochabamba parece estar de capa caída, y aumentan las chances de que Andrónico termine siendo “el candidato de Arce”. Con apoyo de la maquinaria estatal, pero con un discreto permiso para que, en ciertas fases de la campaña, marque distancia con el discurso oficial, proponiendo “cambios dentro del marco de la economía plural” o algún gatopardismo similar.

Las declaraciones recientes de Andrónico hacia Evo, diciéndole en tono burlón que “no sea celoso de los líderes jóvenes”, refuerzan los indicios de que el proceso de recomposición partidaria en torno a una nueva figura está en marcha. Lo que resta, para Arce, si sus posibilidades de reelección personal se evaporan en los meses siguientes, será flanquear al potencial candidato con un vicepresidenciable de su extrema confianza, con el cometido de neutralizar cualquier amague de lawfare en su contra en una hipotética administración masista 2026-2030.

Para esto, se especula sobre los nombres del ministro de gobierno, Eduardo del Castillo, y del ex titular de la cartera de justicia, Iván Lima Magne. Todo, claro, reforzado por listas parlamentarias donde el arcismo impulsaría a sus alfiles para el futuro resguardo. En caso de triunfo opositor, el “porcentaje de oro” es 35% de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), para bloquear cualquier juicio de responsabilidades.

Ante esto, la oposición, que muestra un saludable activismo por estos días, debería recordar los consejos de Sun Tzu sobre el “conocimiento del adversario”, que asegura la tranquilidad en cien batallas.

 


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