Este año, Bolivia enfrentará las elecciones generales 2025 y con las nuevas reglas de moderación de Meta, dueño de Facebook, Instagram y WhatsApp, es muy probable que la desinformación y el discurso de odio en las redes sociales aumente de forma preocupante. Quien pierde ante este panorama es el ciudadano.
“Se vienen las elecciones 2025 y ya sabemos por adelantado que es un proceso que va a generar un alto volumen de desinformación. Pero, sin duda, si ya no hay regulación, a partir de la plataforma que soporta este intercambio de mensajes, es altamente probable que el nivel de desinformación se incremente”, señaló la editora en jefe de Bolivia Verifica, Patricia Cusicanqui.
La semana pasada, de forma sorpresiva, Meta anunció que pone fin a su programa de verificación de datos, con los socios acreditados a los que venía recurriendo. El principal ejecutivo, Mark Zuckerberg, utilizó como justificativo que se busca restituir la libertad de expresión en sus plataformas. Aseguró que los cambios, de momento, solo tendrán efecto en Estados Unidos.
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¿Qué cambió Meta?
Son al menos cinco los cambios anunciados desde la empresa en cuanto a las políticas de contenido de las redes sociales ligadas a la compañía. Entre las medidas están la eliminación del programa de verificación de datos, un relajamiento de las restricciones sobre discursos en temas sensibles y un aumento en la visibilidad de contenido político en los “feeds” de los usuarios.
“La primera medida referente a la desinformación reemplaza a los verificadores de datos -personas que siguen un código ético-, con usuarios, a través de lo que llaman notas comunitarias. Es decir que para afrontar campañas sistemáticas, brutales, amplificadas por interacciones no humanas -máquinas, bots, sistemas de inteligencia artificial-, detrás de las cuales existen grandes intereses económicos o políticos, se usarán notas de los usuarios”, cuestionó la exrelatora de libertad de expresión de la CIDH, Catalina Botero, en el conversatorio “La decisión de Meta vs. América Latina ¿y ahora qué?”, organizado por Observacom.
Sostuvo que los usuarios no realizan el trabajo de un verificador porque no siguen un método ni tienen las condiciones y recursos para ver si un dato coincide con la realidad o no.
“Por ejemplo, no tienen el tiempo de ir a la Fiscalía a averiguar si una información que dice que un político ha sido imputado es real. Tampoco tienen los compromisos éticos que tienen los verificadores de datos. Además, la mayoría de esos usuarios, cuando se trata de desinformación a gran escala, detrás de la que hay intereses económicos y políticos importantes, en realidad son máquinas o troles, personas pagadas, o cuentas falsas”, dijo.
Cusicanqui señaló que desde la perspectiva de Bolivia Verifica, miembro de Latam Chequea y de International Fact-Checking Network (IFCN) -institución que aglutina a las verificadoras de todo el mundo-, esta medida no es otra cosa más que “un permiso para compartir desinformación indiscriminadamente”. Además, se convierte en una forma de avalar el discurso de odio.
“Esto será muy bien aprovechado por los políticos que están constantemente desacreditando el trabajo de los verificadores, porque van a tomar el discurso de Zuckerberg para atacarnos”, manifestó.
Y es que entre las justificaciones para el cambio, Zuckerberg indicó que había un sesgo político por parte de las verificadoras y que estas, en el proceso de indagación, cometían una censura de contenidos.
“Aquí creo que hay dos cosas que aclarar: nosotros jamás censuramos contenido. Lo que hacemos es cumplir una serie de pasos de verificación y cuando establecemos que un contenido no tiene evidencia, lo etiquetamos o catalogamos como falso y engañoso. No podemos dar de baja ese contenido, no tenemos el permiso ni la autoridad para eliminar lo que está circulando en Facebook, Instagram, TikTok o X”, explicó Cusicanqui.
La plataforma, es decir Meta, es la única que podría realizar esto. Pero aun así, no lo hacía. Lo que ocurría era que la empresa trabajaba con las verificadoras y se advertía a la comunidad si un contenido era falso o no.
En ningún momento se borraba la publicación, solo se hacía la alerta, para que las personas tuvieran toda la libertad de consumir ese contenido y asumir una posición informada al respecto de uno u otro tema.
¿Y las elecciones?
Pero, ¿por qué es tan importante la verificación de datos en las contiendas electorales?
“Nosotros prevemos que va a haber un volumen alto de desinformación circulando a medida que se acerca el proceso electoral. Eso tiene que ver sobre todo con una vieja estrategia que ahora se ha trasladado a las redes sociales: la guerra sucia”, aseguró Cusicanqui.
Explicó que, antes de las redes sociales, la “guerra sucia” se servía de medios de comunicación tradicionales, como la televisión, la radio y la prensa escrita. Los políticos, a nombre de libertad de expresión, utilizaban estos espacios -a través de la posibilidad de aparecer en los noticieros, revistas u otros- para decir todo lo que querían.
“Ahora esto se ha trasladado al espacio digital, con un añadido preocupante: ahora en las redes sociales tienes un ejército de personas manipulando la información desde la clandestinidad y el anonimato.
Antes, alguien tenía que salir a dar la cara para decir algo; si era una mentira aparecía otro alguien que se sentía afectado y lo contrarrestaba, o amenazaba con una denuncia o solo decía que era falso”, apuntó Cusicanqui.
Ahora lo difícil es saber a quién se está dirigiendo. Los desinformantes constantemente cambian el nombre de sus cuentas, abren unas nuevas y cierran otras, siempre con el afán de despistar a la ciudadanía o incitar a que esta actúe de acuerdo con los intereses de un grupo.
“Las redes sociales, si bien tienen un enorme valor para los sistemas de comunicación y la libertad de expresión, también han permitido amplificar todas estas redes de mentiras, en todos los ámbitos y claro que el de la política no se libra”, añadió.
Las elecciones y los conflictos pasados, e incluso la pandemia, son la muestra de la forma en que la desinformación opera y afecta a la población. Sin una regulación desde las plataformas mismas, esto podría crecer de forma exponencial. Aunque se ha anunciado que la medida no tendrá efecto inmediato en América Latina, las consecuencias no están fuera de nuestro alcance.
El que pierde con toda la desinformación circulando es el ciudadano “Hay que recordar que la Declaración Universal de los Derechos Humanos consigna a la información como un derecho. Esta debe ser contrastada, plural, transparente y oportuna, y la desinformación vulnera todas estas características”, enfatizó Cusicanqui.
Un aparato de desinformación que crece desde 2019
En Bolivia, las elecciones nacionales y posterior crisis política de 2019 fueron el escenario perfecto para el crecimiento de una industria de la desinformación que opera a través de Facebook, TikTok, WhatsApp y otras redes sociales. Esta, que se amplificó durante la gestión transitoria, la pandemia y las elecciones generales de 2020, permanece activa pese a que, en 2023, Meta bloqueó más de mil cuentas y páginas falsas.
Este aparato de desinformación opera a través de cuentas de diferentes redes sociales y plataformas de mensajería. Aunque lo político suele ser lo más llamativo, lo cierto es que estas páginas desinforman en varios temas sensibles o polémicos.
Los administradores de estas cuentas crean desde contenidos rudimentarios hasta otros que tienen la apariencia de medios de comunicación alternativos o ya establecidos. Se roban sus nombres o aparentan ser medios de comunicación, para con ello aparentar veracidad. Esto hace que cada vez sea más difícil identificar si las publicaciones son falsas o reales.
Algunas páginas y cuentas comparten solo contenido falso creado para desinformar. Otras comparten un poco de todo lo que circula en redes. Se cuelgan de lo viral y comparten noticias verdaderas que alimentan su postura política. En medio de todo eso, incluyen la desinformación y otros contenidos.
Ya en un informe publicado en febrero de 2023, Meta -casa matriz de Facebook- emitió un informe sobre la desactivación de 1.600 cuentas de Facebook e Instagram bolivianas que incurrían en “actividades adversarias coordinadas”. Estas acciones, según el documento, estaban destinadas a apoyar al Gobierno y criticar a la oposición. Contaban con una inversión de un millón de dólares en publicidad y tenían vínculos con el Gobierno y los “guerreros digitales”, un grupo creado por el gobierno de Evo Morales.
Pero no solo pasó en las gestiones del MAS. En 2020, Facebook desmanteló una red de desinformación que favorecía a la presidenta Jeanine Añez, a través de decenas de cuentas falsas vinculadas a la empresa estadounidense CLS Strategies.
Elecciones judiciales 2024, una muestra de lo que se espera
Del 1 al 31 de diciembre, el equipo de Bolivia Verifica analizó 20 contenidos potencialmente desinformantes que circulaban en redes sociales. Tras el análisis realizado, 15 resultaron ser falsos y 5, engañosos. El 30% de los casos estaba relacionado a las elecciones judiciales 2024.
“La desinformación enfocada en los comicios judiciales se centró en tres ejes: la falsa postergación de las elecciones, encuestas que utilizaron el logotipo de instituciones serias para engañar al electorado y anuncios falsos sobre la supuesta inhabilitación de algunos candidatos a horas del proceso electoral. ¿La finalidad de estos contenidos? direccionar el voto ante la falta de conocimiento e información que tenía el electorado acerca del perfil de las y los candidatos”, señala el informe de Bolivia Verifica.
Por ejemplo, a 10 días de las elecciones judiciales, en diferentes redes sociales circuló una supuesta encuesta sobre la preferencia de voto en torno a los postulantes al Tribunal Constitucional Plurinacional. Las publicaciones llevaban los logos de Observación Ciudadana de la Democracia (OCD) y Fundación Jubileo.
“El OCD y la Fundación Jubileo revelan los últimos resultados sobre las preferencias ciudadanas en las elecciones para el Tribunal Constitucional Plurinacional”, dice parte del post.
Sin embargo, el contenido era falso, porque ninguna de las instituciones elaboró este material. Para difundirlo incluso se creó una cuenta falsa bajo el nombre de la OCD.
De la misma forma, por TikTok, circuló un video que indicaba que el Tribunal Electoral Departamental (TED) confirmó que las elecciones judiciales “se postergaron para el 29 de diciembre”. Sin embargo, el dato era falso, pues no hubo cambios.
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