Un estudio del Instituto de Investigaciones Mecánicas y Electromecánicas (IIME) de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) confirmó que las mezclas de gasolina base con etanol anhidro no generan alteraciones en los motores de combustión interna.

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Según Jaime Sánchez Guzmán, responsable de la investigación, los ensayos de laboratorio realizados desde 2018 no evidenciaron corrosión, oxidación, obstrucción ni desgaste en los componentes de los vehículos.

Las pruebas fueron desarrolladas en coordinación con la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y se centraron en evaluar el rendimiento de distintos tipos de combustibles comercializados en el país, incluyendo Gasolina Especial +, Gasolina Premium +, Gasolina Ultra Premium 100 y Diésel Oil +. También se incluyeron motocicletas en el análisis.

Mezclas

Sánchez Guzmán explicó que, además de los ensayos de laboratorio, se realizaron pruebas en condiciones reales con vehículos operando por períodos prolongados, alcanzando más de 1.500 horas de funcionamiento continuo. Estas pruebas seriadas permitieron construir un marco estadístico más amplio y detallado sobre el impacto del bioetanol en los motores.

El año 2022, el estudio se complementó con una batería de pruebas en coordinación con el Laboratorio de Tecnologías Limpias (Ladetel) de la Universidad de Sao Paulo, Brasil. La última fase de investigaciones se realizó en el último cuatrimestre de 2024, consolidando las conclusiones finales.

Las evaluaciones incluyeron pruebas dinamométricas para medir el rendimiento termodinámico de los motores y análisis de emisiones de gases de efecto invernadero. También se llevaron a cabo ensayos en los sistemas de alimentación de combustible para verificar la compatibilidad con las mezclas de gasolina y etanol.

‘Fallas’

El gerente de Comercialización de YPFB, Joel Callaú Justiniano, destacó la importancia del estudio y desmintió las afirmaciones de que los combustibles con bioetanol generen fallas en los inyectores de los vehículos.

“Estos estudios se realizan previamente a la inserción de cualquier nuevo carburante en el mercado y de forma periódica, garantizando mayor certidumbre al usuario final sobre la calidad de los combustibles comercializados en el país”, afirmó Callaú.

El convenio entre YPFB y la UMSA permitió realizar un análisis más profundo en un parque vehicular más amplio, incluyendo pruebas con biodiésel en porcentajes normados.

Las conclusiones de la investigación fueron presentadas en un documento de más de 1.000 páginas. En su parte final, se establece que no hay efectos negativos por el uso de las mezclas ensayadas en motores de combustión interna.

Además, el estudio recomienda continuar las pruebas para determinar las proporciones óptimas de mezcla que permitan obtener la mejor relación entre precio, calidad y menor impacto ambiental para los usuarios.

Este respaldo científico refuerza la viabilidad del uso de combustibles mezclados con bioetanol en el país, asegurando su compatibilidad con los motores y contribuyendo a una alternativa más sostenible en el sector energético.