Liberales contra “liberales”


Soy un ferviente promotor del liberalismo desde mucho antes que se volviera popular. Durante muchos años, trabajé con otros defensores de la libertad para promover las ideas de Hayek, Mises y Friedman en un entorno donde estas eran mal vistas e incomprendidas. Hoy, gracias al arduo trabajo de Think Tanks, figuras populares como Javier Milei y al hartazgo generalizado hacia el socialismo, el liberalismo se ha vuelto atractivo, incluso podría decirse, “de moda”. Sin embargo, noto con preocupación que algunos liberales critican este fenómeno, descalificando a quienes abrazan estas ideas sin ser expertos en ellas. Este elitismo, además de ser contradictorio, es un terrible error estratégico.

La libertad no es exclusiva de los eruditos, como señaló Ludwig von Mises: «Las ideas no son patrimonio exclusivo de los filósofos; determinan la vida de todos.» Es imposible que todos los ciudadanos se conviertan en expertos en teoría liberal, pero eso no significa que su apoyo a la libertad sea menos valioso. Esperar que cada persona lea Camino de Servidumbre o La Acción Humana antes de abrazar el liberalismo sería absurdo. Ni siquiera es indispensable que los políticos que representan la oposición al intervencionismo sean académicamente liberales. Lo crucial es que el círculo que los rodea sí comprenda profundamente estas ideas y sepan cómo aplicarlas según la coyuntura y situación del país.



Que el liberalismo esté de moda es una victoria que no podemos despreciar. Durante años intentamos romper la barrera entre la academia y la calle. Queríamos que términos como “mercado libre”, “propiedad privada” y “reducción del Estado” se discutan en la cafetería, el taxi y las redes sociales. Ahora que lo logramos, ¿vamos a criticar a quienes repiten estas ideas porque no conocen su origen filosófico? ¿Vamos a alejarlos en lugar de acercarlos?

Friedrich Hayek decía en Los fundamentos de la libertad: “El éxito de las ideas dependerá más del grado en que se conviertan en creencias comunes que del grado en que sean defendidas por minorías esclarecidas.” El liberalismo necesita ser una fe popular, no un club cerrado de lectores. No olvidemos que la agenda de los políticos se basa en la demanda social.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Por supuesto, siempre habrá quienes distorsionen las ideas por falta de comprensión, pero ese es el precio de llegar a las masas y nuestra tarea es educar, no rechazar. Un movimiento de masas necesita intelectuales y promotores, pero también ciudadanos comunes que vivan y defiendan la libertad en su día a día y a su manera.

La moda segura va a pasar, pero los valores van a quedarse si sabemos aprovechar y nutrir este momento histórico. Recordemos que nuestro objetivo siempre fue sembrar libertad en la cultura, y ahora que lo estamos logrando, no podemos ser nosotros quienes apaguemos la llama.

Roberto Ortiz Ortiz

MBA con experiencia corporativa en banca y telecomunicaciones


×