Consideran el lanzamiento de un pan con mayor costo y peso. Los panificadores tarijeños no se benefician de la subvención que otorga el gobierno boliviano a los insumos para la elaboración del pan. La baja producción de trigo agrava el problema y obliga a depender de la importación.
Fuente: elpais.bo / Tarija
Adriana Ábrego Sivila
El pasado 14 de enero, el gobierno central anunció que destinará 528 millones de bolivianos a la subvención de alimentos. La medida se dio, principalmente, ante los pedidos de los panificadores del país, que buscaban establecer un incremento en el precio del pan por arriba de los 0,50 bs.
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El acuerdo al que se llegó entre panificadores y gobierno, plantea que la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa) se encargue de mantener el precio subvencionado de la harina de trigo, manteniendo así también estable el costo del pan de batalla a 0,50 bs. en todo el país, excepto en Tarija.
Producción La producción de trigo en 2024 fue la peor de los últimos años, no cubrió ni el 5% de la demanda nacional
En el departamento, el precio base del pan es el doble que en el resto de Bolivia, vendiéndose a 1 Bs la unidad o a 6 panes por cinco bolivianos. No se comercializan panes de 0,50 bs, y si bien los sectores panificadores de Tarija no formaron parte de las medidas de presión a nivel nacional, desde el año pasado vienen ponderando la posibilidad del incremento del precio del producto.
Según datos brindados por Fernando Romero, presidente del Colegio de Economistas de Tarija, el departamento no solo tiene el pan más caro de Bolivia, sino también de varios países de la región. En comparación, en Perú el precio de un pan es de 0,45 Bs; mientras que en Argentina es de 0,66 Bs (una vez realizada la conversión de monedas locales a bolivianos).
Aún así, la posibilidad de un cambio en el precio del pan vuelve ahora a tomar fuerza, luego de que en pasados días la Federación Departamental de Panificadores de Tarija comunicara su intención de lanzar al mercado un pan con mayor gramaje que será vendido a 1,50 bolivianos.
Aclararon que no se trata de un incremento en el precio, puesto que se mantendrá la producción de panes de 1 Bs, que tienen un peso de 70 a 75 gramos; mientras que el nuevo producto tendrá un peso de 90 a 100 gramos.
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Silvia Palacios, la responsable de la Oficina de Defensa al Consumidor (Odeco) en Tarija, se mostró en desacuerdo con la medida y señaló que, incluso si el cambio viene acompañado de un control riguroso, no hay manera de verificar que se cumpla con las especificaciones de gramaje en todos los casos.
A la vez, Romero plantea como preocupante el incremento del costo de un artículo de primera necesidad, y considera necesaria la realización de un estudio técnico que involucre a profesionales en el área para determinar si es pertinente o no un alza en los precios.
La harina no subvencionada
Tanto Palacios como los panificadores coinciden, sin embargo, al señalar que el precio del pan en Tarija es mayor al del resto del país debido a dos motivos: que el tipo de pan que se produce es distinto al del pan de batalla del resto del país; y, principalmente, a que los productores no se benefician de la subvención otorgada por el gobierno, dado que no forman parte de la Asociación Nacional de Panificadores.
Esto se debe a que los panificadores tarijeños no utilizan la harina distribuida por Emapa, sino que adquieren producto de industria argentina, alegando que la calidad del mismo es mayor y que rinde más.
El precio del quintal de harina comercializado por Emapa ronda los 120 a 136 bolivianos, mientras que la harina no subvencionada se vende aproximadamente a 250 bolivianos el quintal.
Dilbert Flores, Presidente de la Federación Departamental de Panificadores de Tarija señaló que el único beneficio que recibieron del gobierno fue la aprobación del Decreto Supremo 5195, mismo que establece un gravamen arancelario cero para la importación de trigo y harina hasta el 1 de agosto de 2025.
El agravante: la baja producción de trigo
La necesidad, cada vez mayor, de importar harina de trigo al país refleja también un problema persistente con la producción nacional de trigo. Según datos oficiales, Bolivia consume alrededor de 750,000 toneladas de trigo al año, pero su producción alcanza solamente las 300,000 toneladas.
Un análisis realizado por el Ministerio de Desarrollo Productivo en 2021 identifica múltiples limitaciones para la producción de trigo en el occidente del país, entre las que se cuentan la erosión del suelo, el ataque de plagas y la limitada infraestructura. Por otro lado, en el oriente destacan motivos como el estrés hídrico y la decisión de producir otros cultivos más rentables, como la soya, el girasol y el maíz.
A estos desafíos se añade la sequía que, según Jaime Hernández, gerente general de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) ocasionó una caída aún mayor en los niveles de producción del grano, no llegando a cubrir ni el 5% de la demanda total nacional.
Todo ello solo incrementa la necesidad de importación de trigo y harina de trigo al país que, al no estar subvencionada, se distribuye a un precio que casi duplica el que ofrece Emapa a los panificadores nacionales.
Bolivia no produce suficiente trigo para cubrir su demanda
Según datos del INE, en Tarija hay 9.375 hectáreas dedicadas al cultivo de trigo, que producen alrededor de 16.000 toneladas del cereal al año.
Esto se traduce en un 5,4% de la producción nacional, en contraste al 8,5% de producción en Cochabamba y el 73,6% en Santa Cruz.
Sin embargo, el cultivo en los departamentos de Cochabamba, Potosí, Chuquisaca y Tarija se mantiene relativamente bajo debido a las condiciones del suelo, dependiendo así el abastecimiento nacional de los cultivos en el oriente.
Los productores de dicha región buscan que el gobierno nacional les brinde incentivos, y sugieren fijar un precio establecido para el cereal.