Familiares de Leslie Álvarez le dan el último adiós entre lágrimas y pedidos de justicia.
Ligia Portillo
Fuente: Red Uno
En una conmovedora despedida, familiares y amigos de Leslie Álvarez, una joven madre de 33 años, le dieron el último adiós en medio de un profundo dolor. En la ceremonia, se cumplió con una tradición que busca dar paz al alma de la difunta: tres vueltas alrededor de su ataúd. Esta costumbre, cargada de simbolismo, es vista como un acto para asegurar que el espíritu de la persona descanse en paz.
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Leslie, quien fue víctima de violencia constante, dejó un vacío irreparable en su familia. Raúl, el principal acusado de su muerte, compartió en redes sociales una publicación que causó indignación, porque se realizó luego de su trágico deceso: «Te voy a extrañar, mi reina, mi flaca, que descanses en paz», se leía.
La madre de Leslie, entre lágrimas, expresó con dolor: «Descansa hijita, ahora vas a dejar de sufrir, luego de tanto dolor. ¡Adiós!», un emotivo adiós que reflejó el sufrimiento de una madre que, después de ver a su hija pasar por tantas adversidades, finalmente tiene que enfrentarse a su partida.
El feminicidio de Leslie Álvarez, ocurrido en el departamento de La Paz, Raúl Kleyton Guerra Escóbar, de 28 años, fue condenado a 30 años de cárcel sin derecho a indulto por la muerte de Leslie, de 33 años. El crimen que le arrebató la vida a la joven madre fue declarado como feminicidio, el primero registrado en el departamento de La Paz.
La justicia boliviana se pronunció a través del fiscal departamental, Luis Carlos Tórrez, quien indicó que en una audiencia de procedimiento abreviado se probó la culpabilidad de Guerra Escóbar. La condena será cumplida en el centro penitenciario de San Pedro, en la ciudad de La Paz.
Asimismo, la madre de Raúl, Wilma E. Ch., también fue imputada por el delito de feminicidio en grado de complicidad, lo que añade un capítulo más a esta tragedia familiar.
El hecho ocurrió el 7 de enero en Villa El Carmen, en medio de una discusión. Raúl tomó un cuchillo y apuñaló en la pierna derecha a su esposa, al verla ensangrentada, fue a la farmacia y compró hilo para suturar la herida y la vendó, después se durmió. Al despertar encontró a la víctima sin signos vitales, después salió de su domicilio junto a sus dos hijos y huyó al municipio de Coroico.