¿Evo Morales recibirá una condena histórica por estuprador o por mal gobernante? Este es el tema que ha mencionado un precandidato cruceño a la presidencia y que tiene mucho sentido, es decir, que entraña interés. ¿La justicia va a condenar a Morales por el estupro y la trata agravada de personas? ¿O por qué ha fundido la economía y la consciencia de la nación? ¿Cómo pasará a la Historia este ciudadano de mentalidad tan compleja?
Si a Evo Morales se lo condena por estupro y trata de personas, el parecer de los historiadores futuros sobre su proscripción a la candidatura del 2025 podría considerarse exagerada, en vista de que, en Bolivia, hoy mismo, deben existir muchos miles de estupradores exentos de investigación, tanto como violadores. Por lo menos hasta hace algunos años, forzar a una menor de edad, no era una rareza; menos todavía entre la gente del campo. Podía considerarse hasta una travesura de señoritos. Y hoy vemos cómo a niñas de pocos años, lejos de llegar a la adolescencia todavía, que viven en promiscuidad por la miseria, las violan en sus propias viviendas, el padrastro, el tío, los primos, y no pasa nada.
Entonces, la gente, que no se interesa mucho porque un hombre mayor se haya relacionado con una menor de edad y que la haya embarazado, se va a sentir extrañada de tanto rigor con Morales. Concluyamos en que no es un asunto corriente la relación sexual entre un mayor y una adolescente, pero, coincidamos también, en que tampoco se lo toma como una falta que merezca la muerte civil del abusador o que el delincuente deba momificarse en la cárcel.
El exmandatario ha cometido un delito que no se puede negar. No ha habido necesidad de investigar varias denuncias que, sobre otros abusos sexuales, pesan sobre él, porque la investigación sería eterna. Pero la fiscalía se ha centrado en una de las fechorías de Morales, que se produjo el 2015, con una adolescente de 15 años, que dio a luz una niña al año siguiente. No existió violación por lo que se sabe, sino seducción, engaño. O la humilde muchachita se rindió ante la importancia de su acosador, que era nada menos que el jefe del Estado, y él arregló cuentas con ella y con sus padres, como se afirma. El hecho es que la jovencita, ahora de 25 años, tiene la partida de nacimiento de su hijita, donde se establece que el padre es Juan Evo Morales Ayma. Morales ha destrozado a esa familia, así como ha producido escándalos similares anteriormente. Huye de la justicia que él mismo implantó a través del voto popular, ese supremo disparate que, para su mala fortuna, acaba de adoptar el nuevo gobierno de México, error del que tendrá tiempo para arrepentirse.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Más su pecado capital no está solo en sus placeres demoniacos, sino en cómo gobernó nuestro país; cómo desde el 2006 al 2019 derrochó a manos llenas los millonarios ingresos del gas; cómo manejó la economía creando elefantes blancos transformados en ingenios, industrias, aeropuertos, carreteras, coliseos, campos deportivos, todo sin utilidad; adquiriendo aviones, automóviles y palacios de cemento. Pero, además, cómo en nombre de la tan cotorreada “cultura de la paz”, ordenó que “actuaran” los asesinos del hotel Las Américas; que echaran bala en La Calancha y Porvenir; que dieran palo y guasca en Chaparina. Que se instaurara el bloqueo de caminos como una marca originaria de Bolivia. Eso y mucho más hizo don Evo Morales, ahora atrincherado en el Chapare, rodeado de matones, porque tiene miedo ir a declarar a la justicia sobre una de sus víctimas.
Para colmo, lanza advertencias de un probable enfrentamiento entre el pueblo armado y el gobierno de Arce. Amenaza con una guerra civil. ¿Cómo recordará la Historia a Evo? Creemos que sus correrías donjuanescas sin mucho mérito personal pasarán al olvido o a la anécdota, y lo que se escribirá y quedará labrado en piedra para que no lo borre nadie, será su mal gobierno que, con enormes recursos económicos como antes ningún otro mandatario, dejó al país desacreditado desmoralizado, y en bancarrota.