El economista Rolando Morales analiza la evolución de las reservas hidrocarburíferas del país.
Por Pablo Deheza
Fuente: La Razón
El gas boliviano ha sido un recurso estratégico y un pilar fundamental para el desarrollo del país. Sin embargo, la estimación y certificación de las reservas de gas han sido temas controvertidos, especialmente en lo que respecta a la validez de las cifras y su relación con los contextos políticos y económicos. El economista Rolando Morales, en su libro en elaboración, «Bolivia en el primer cuarto del Siglo XXI», aborda esta problemática con detalle. El experto ofrece una visión crítica sobre las fluctuaciones en las estimaciones de las reservas de gas y las implicaciones que estas tienen para el país.
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Antes de adentrarnos en el caso boliviano, es fundamental entender la diferencia entre recursos y reservas. Según un reporte del Servicio geológico de Estados Unidos, los recursos son concentraciones de materiales naturales (sólidos, líquidos o gaseosos) en la corteza terrestre que pueden ser extraídos en el presente o en el futuro. Estos recursos se dividen en identificados (cuya ubicación, calidad y cantidad son conocidas o estimadas) y no descubiertos (cuya existencia se infiere a partir de conocimientos geológicos).
Por otro lado, las reservas son la porción de los recursos identificados que pueden ser extraídos de manera económica y legal en el momento de su determinación. En otras palabras, las reservas son aquellos recursos que, además de ser técnicamente viables de extraer, son rentables bajo las condiciones económicas y regulatorias actuales. Esta distinción es crucial, ya que no todos los recursos pueden convertirse en reservas, y la certificación de estas últimas es un proceso técnico y económico que requiere de auditorías independientes.
La certificación: un proceso técnico y político
La certificación de reservas es un proceso mediante el cual una empresa independiente valida la cantidad de recursos que pueden ser considerados como reservas. Este proceso es fundamental para la industria de hidrocarburos, ya que las reservas certificadas son la base sobre la cual se toman decisiones de inversión, se planifica la producción y se evalúa el potencial económico de un país. Sin embargo, como señala Morales, este proceso no está exento de controversias, especialmente en un contexto político y económico volátil como el de Bolivia.
Morales destaca que Bolivia ha contratado a varias empresas internacionales para certificar sus reservas de gas a lo largo de los años. Entre ellas, Degoyler and Macnaughton fue la encargada de realizar las certificaciones entre 1997 y 2005. Posteriormente, otras empresas como Ryder Scott, GLJ Petroleum Consultants y Sproule emitieron sus propias estimaciones. Sin embargo, como señala Morales, «es muy difícil explicar estos saltos tan importantes en las estimaciones de las reservas de gas, lo que da lugar a algunas preguntas que por el momento no tienen respuesta».
Las fluctuaciones en las estimaciones de reservas
Uno de los aspectos más llamativos que Morales resalta es la drástica fluctuación en las estimaciones de las reservas de gas en Bolivia. Según los datos presentados en el Cuadro 1, las reservas probadas de gas (P1) pasaron de 3.6 TCF (trillones de pies cúbicos) en 1997 a un máximo de 28.7 TCF en 2003, para luego caer abruptamente a 9.94 TCF en 2009 y mantenerse en torno a los 10 TCF en los años siguientes.
Morales explica que «hay un salto hacia arriba muy importante en el año 2000 que, según los exégetas de Sánchez de Lozada, se debería al descubrimiento de nuevas reservas gracias a los contratos que firmó». En esos años, se alimentó la idea de que Bolivia era «un mar de gas» y se llegó a considerar la exportación de gas incluso a California, vía Chile. Sin embargo, a partir de 2006, las reservas probadas comenzaron a disminuir drásticamente, lo que llevó a especulaciones sobre la validez de las estimaciones anteriores.
Las hipótesis detrás de las fluctuaciones
Morales plantea tres hipótesis para explicar estas fluctuaciones:
En primer lugar, un error sistemático o falsificación de información. «Una hipótesis posible es que la empresa Degoyler and Macnaughton se haya equivocado sistemáticamente durante varios años o que haya falseado la información», indica. Si esta hipótesis fuera cierta, Bolivia debería exigir una indemnización a la empresa.
En segundo lugar, la validez de las certificaciones anteriores. «Una segunda hipótesis es que las certificaciones que hizo Degoyler and Macnaughton son correctas y las que las invalidaron desde el año 2006 están equivocadas». Sin embargo, Morales señala que la caída en la producción de gas desde 2016 no favorece esta hipótesis.
En tercer lugar, la influencia de intereses políticos y económicos. «Una tercera hipótesis es que las empresas certificadoras hayan basado sus informes en la información proporcionada por las empresas interesadas en los hidrocarburos más que en trabajos de orden técnico-científico», asevera. En este caso, las certificaciones reflejarían los intereses de las empresas más que la realidad técnica.
La importancia de la certificación de reservas
La certificación de reservas no solo es un proceso técnico, sino que tiene implicaciones económicas y políticas profundas. Como se menciona en el documento UCAM.pdf, «las reservas de petróleo y gas son uno de los elementos clave de la industria internacional del petróleo». Las reservas certificadas son la base sobre la cual las empresas y los gobiernos toman decisiones de inversión, planifican la producción y evalúan el potencial económico de un país.
En el caso de Bolivia, las reservas de gas han sido un pilar fundamental de su economía. Sin embargo, como señala Morales, «Bolivia hizo inversiones millonarias en el sector hidrocarburos, la mayor parte de ellas serían inútiles si son correctas las últimas estimaciones de reservas de gas». Esto subraya la importancia de contar con estimaciones precisas y confiables, ya que las decisiones de inversión y las políticas públicas dependen en gran medida de estas cifras.
Presente
Actualmente, la estatal de hidrocarburos, Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Bolivia (YPFB), recibió dos ofertas para cuantificar y certificar las reservas de gas natural y líquidos de hidrocarburos al 31 de diciembre de 2024, según informa el portal Bnaméricas.
Las empresas que se presentaron para el contrato a 145 días son GEA ARG y DeGolyer & MacNaughton. El ganador cuantificará los volúmenes técnicos recuperables, realizará una evaluación económica y entregará proyecciones de producción. Los trabajos se centrarán en 60 campos de gas natural y 24 de petróleo.
Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) muestran que la producción de crudo sufrió una baja interanual de 11,5 % entre enero y noviembre de 2024, a 7 millones de barriles. La producción de gas declinó 11% a 10.962 millones de metros cúbicos.
La necesidad de transparencia y precisión
La historia de las reservas de gas en Bolivia, tal como la relata Morales, es un recordatorio de la importancia de la transparencia y la precisión en la certificación de reservas. Las fluctuaciones en las estimaciones no solo han generado incertidumbre, sino que también han tenido un impacto significativo en la economía del país. Como concluye Morales, «elucidar estos temas es importante para entender lo que pasó durante este periodo y para proyectar el futuro».
En un mundo donde los recursos naturales son cada vez más escasos y valiosos, la certificación de reservas debe ser un proceso riguroso y transparente, libre de influencias políticas o económicas. Solo así se podrá garantizar que las decisiones de inversión y las políticas públicas estén basadas en datos confiables y precisos, lo que es esencial para el desarrollo sostenible de cualquier país.
Fuente: La Razón