El manejo de las encuestas en Bolivia y la importancia de su regulacíon


Ramiro Sánchez Morales

En los últimos años, las encuestas de opinión han cobrado una gran relevancia en Bolivia, desempeñando un papel crucial en la medición de las preferencias ciudadanas, la percepción de los candidatos y el clima político del país. Sin embargo, aunque representan una herramienta útil para la democracia, también han generado preocupaciones respecto a su credibilidad y transparencia. En muchos casos, las encuestas se realizan sin seguir metodologías rigurosas, lo que puede distorsionar la percepción pública y debilitar la confianza de la población en estos instrumentos.



El Tribunal Supremo Electoral (TSE) es la entidad responsable de garantizar la transparencia y equidad de los procesos electorales en Bolivia. Por ello, tiene la obligación de establecer normativas claras para que las encuestas se lleven a cabo con seriedad y confiabilidad, evitando su manipulación con fines partidarios o mediáticos. No obstante, la regulación actual se centra principalmente en la difusión de encuestas durante el periodo electoral, dejando de lado la proliferación de encuestas en fases preelectorales, donde no existe un control estricto y se pueden generar tendencias artificiales que influyen en la opinión pública.

Las encuestas en una democracia

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Las encuestas funcionan como un termómetro que mide la «temperatura» de la opinión pública. A través de ellas, se puede conocer las preocupaciones y preferencias de la ciudadanía, así como proyectar posibles resultados electorales. En Bolivia, son utilizadas por partidos políticos, medios de comunicación y la sociedad en general para evaluar tendencias y niveles de aceptación de los candidatos.

No obstante, si las encuestas no se realizan con rigor metodológico, pueden distorsionar la realidad y manipular la opinión pública. Esto resalta la necesidad de contar con una regulación efectiva que garantice su calidad y veracidad.

Las encuestas también juegan un papel importante en la toma de decisiones políticas y en la formulación de políticas públicas. Al reflejar las necesidades y preocupaciones de la ciudadanía, permiten a los gobernantes y legisladores ajustar sus propuestas y estrategias. Además, proporcionan información clave para el sector académico, que puede analizar tendencias sociales y políticas a largo plazo.

Marco normativo de las encuestas en Bolivia

La Constitución Política del Estado, en su artículo 26, establece el derecho de los ciudadanos a participar en los asuntos públicos de manera libre e informada. En este sentido, el acceso a información veraz y transparente es un pilar fundamental para la toma de decisiones democráticas.

Por su parte, la Ley N° 018 del Órgano Electoral Plurinacional, en su artículo 4, numeral 10, otorga al Tribunal Supremo Electoral (TSE) la atribución de regular y fiscalizar la elaboración y difusión de estudios de opinión en materia electoral, pero únicamente durante la ejecución de un proceso electoral. Esto significa que, en periodos preelectorales, la difusión de encuestas no está sujeta a una regulación estricta, lo que deja abierta la posibilidad de manipulación y difusión de datos sin control alguno.

Asimismo, la Ley N° 026 del Régimen Electoral establece en su artículo 130 que la difusión de encuestas preelectorales solo está permitida a partir del vencimiento del plazo de inscripción de candidaturas y hasta el domingo anterior a la votación. Además, se exige que los estudios de opinión publicados incluyan información detallada sobre su metodología, como el universo de encuestados, el tamaño y tipo de muestra, el margen de error y el periodo de realización del estudio.

Un vacío importante en la regulación actual es que solo se enfoca en los periodos estrictamente electorales, dejando sin control la proliferación de encuestas en fases preelectorales, como la que Bolivia atraviesa actualmente. En este periodo, diversos actores políticos y mediáticos difunden encuestas contradictorias sin parámetros metodológicos claros, lo que puede generar desinformación, inducir tendencias artificiales y manipular la percepción ciudadana mucho antes de que se oficialicen las candidaturas o las campañas formales.

Problemas en el manejo de las encuestas

Uno de los principales problemas es la falta de estándares estrictos sobre cómo deben realizarse las encuestas. Muchas veces, las empresas encuestadoras no revelan información crucial como el tamaño de la muestra, la metodología de selección o el diseño de las preguntas, lo que afecta la credibilidad de los resultados.

Otro problema es la publicación de encuestas en momentos inadecuados, como en la etapa previa a las elecciones, sin ninguna fiscalización efectiva. En la actualidad, Bolivia se encuentra en un periodo preelectoral y ya se están difundiendo encuestas con resultados contradictorios, sin transparencia en su financiamiento ni en sus criterios de aplicación. Esto genera confusión en el electorado y puede ser utilizado estratégicamente para posicionar ciertos candidatos o debilitar a otros.

Asimismo, algunas encuestas han sido utilizadas como herramientas de propaganda, con el fin de favorecer a ciertos candidatos o influir en la opinión pública de manera engañosa. La falta de regulación efectiva permite que estas prácticas continúen sin consecuencias significativas.

Importancia de la regulación y mejores prácticas

Para garantizar la transparencia y fiabilidad de las encuestas, es necesario establecer criterios rigurosos para su realización y difusión, no solo en periodos electorales, sino también en etapas preelectorales. Algunas medidas clave incluyen:

  1. Normativas claras sobre metodología: Se debe exigir que todas las encuestas publiquen detalles sobre la metodología empleada, el tamaño de la muestra, el margen de error y la formulación de preguntas.
  2. Supervisión por parte del TSE: El Tribunal Supremo Electoral debe implementar un sistema de certificación para las encuestas que cumplan con criterios científicos y estadísticos.
  3. Sanciones a encuestas fraudulentas: La legislación debe establecer sanciones para aquellas empresas que publiquen encuestas manipuladas o sin bases técnicas sólidas.
  4. Regulación en la difusión preelectoral: Se deben definir plazos adecuados y requisitos técnicos para la publicación de encuestas en periodos preelectorales, evitando que sean usadas como herramientas de manipulación.
  5. Transparencia en la financiación: Se deben establecer mecanismos para conocer quién financia las encuestas y evitar posibles conflictos de interés.

Conclusión

Las encuestas políticas son herramientas fundamentales para la democracia, ya que permiten medir la opinión de la ciudadanía y proporcionar información clave para los procesos electorales. Sin embargo, su credibilidad y utilidad dependen de que se realicen de manera rigurosa y transparente.

En Bolivia, la regulación actual presenta vacíos que permiten la difusión de encuestas sin criterios técnicos claros, lo que puede derivar en manipulaciones y desinformación. Especialmente en periodos preelectorales, la falta de control ha permitido la publicación de encuestas contradictorias que generan confusión en la ciudadanía y afectan la equidad del proceso electoral. Sin embargo lo que no está prohibido está permitido, en aplicación de este precepto  me parece que el Tribunal Supremo Electoral tiene que establecer reglas para este tipo de encuestas preelectorales y así evitar su uso indiscriminado que distorsiona la realidad del momento. Por ello, es urgente fortalecer el marco normativo, garantizando la aplicación de buenas prácticas en la realización de encuestas, para asegurar su confiabilidad y contribuir al fortalecimiento del sistema democrático del país.

Fuente: eju.tv


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