El oro vuela: ¿dónde están el BCB y el Gobierno?


Los mercados financieros mundiales han sido sacudidos porque el precio del oro se ha disparado hasta los 3.000 dólares por onza troy, un incremento del 50% respecto al valor promedio en 2024.

El aumento del precio del oro se inició con la victoria de Donald Trump a la presidencia de EEUU en noviembre pasado. En su plan de gobierno, Trump plantea que, para resolver el tema de la deuda pública de EEUU –que ya supera los 36 trillones de dólares– “no solo hay que mirar el lado de los pasivos, sino también el de los activos”. Investigando un poco, se encuentra que EEUU tendría unas 8.500 toneladas de oro físico –unos 275 millones de onzas troy (ot), que significan 11.500 millones de dólares actuales porque, contablemente, están valuadas a 42 dólares/ot desde 1971. Pero si el valor contable de estas reservas se actualiza a 3.000 dólares/ot, valdrían 36 trillones de dólares, con lo que Trump eliminaría toda la deuda de su país.



El precio del oro empezó a subir tras la elección de Trump porque (¿casualmente?) EEUU dejó de exportar oro (era el mayor exportador) y empezó a importarlo especialmente desde Inglaterra, donde se los tenía depositados como parte de los acuerdos que culminaron con el acuerdo de Breton Woods. Conocidos y creíbles corredores de bolsa en Estados Unidos sugieren que se habría pasado la voz para que dueños de ese oro lo repatríen de manera que, físicamente, EEUU tenga los 275 millones de oro que respalden la deuda del Tesoro.

Pero el diablo está en los detalles. Primero, EEUU no ha inventariado físicamente sus reservas desde los años 1970; aparentemente los 275 millones de ot son contables y no físicas (los bonos del Tesoro no se emiten contra oro específico, sino contra el stock, de manera que el valor del oro físico puede ser mucho menor que los bonos).

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Segundo, la duda surge porque el Banco de Inglaterra está tardando hasta dos meses en la entrega del oro retirado que debería hacerse efectivo “en el día” de acuerdo a los contratos: expertos financistas, este fin de semana, opinan que el oro físico disponible sería de 35 millones de ot, en lugar de los supuestos 79 millones que sumarían las demandas desde EEUU.

Tercero, el gobierno de Trump ha empezado a confiscar dólares, valores y oro depositados por gobiernos que ha sancionado por razones políticas o comerciales, lo que motiva a que, ante la amenaza de ser objeto de sanciones, otros gobiernos y empresas retiren activos de bancos sobre los que EEUU puede aplicar las sanciones, reduciendo aún más la cantidad de oro físico disponible.

Cuarto, la China ha consolidado operaciones en oro físico. A diferencia de la banca occidental que recibe depósitos en oro, pero los respalda con valores transables en las bolsas, el Banco de la China hace las transacciones con oro físico y con mejores rendimientos que los de Wall Street. Con esta política, China se alza como una mejor opción para colocar oro físico.

En suma, todo sugiere que algo muy importante y profundo está sucediendo en el manejo de las finanzas globales en manos de los multibillonarios que hoy gobiernan Estados Unidos. Aunque los detalles dan pie a muchas posibles interpretaciones, todo sugiere que, inexorablemente, se revaluará el oro y se depreciará el dólar, sin excluir la posibilidad de retornar al patrón oro.

No se necesita ser experto en el tema: basta atar pocos cabos para entender que este incremento debería ser una seria llamada de atención para que el Banco Central y el gobierno bolivianos tomen medidas inmediatas para evitar severas consecuencias a nuestra economía: por exportar bienes y servicios, nos pagarán en dólares depreciados, mientras que por exportaciones de oro recibiremos migajas de los “hermanos cooperativistas” (que ocultan los grandes capitales que realmente acumulan la riqueza).

Para Bolivia esta podría ser una gran oportunidad para superar, en la actual crisis, cuando menos la parte que tiene que ver con la deuda externa. La deuda boliviana en divisas, interna y externa, son unos 21 mil millones de dólares, que equivalen a 210 toneladas de oro monetario a precios actuales. Como se perfila la realidad económica global, y para no cargar a las futuras generaciones con la deuda externa, el BCB debería preparar una estrategia para el Estado Boliviano, incluyendo la prohibición total de exportaciones de oro hasta no acumular por lo menos 300 tm de oro bruto, que sea suficiente oro monetario para pagar la deuda externa, y tener margen en el nuevo (y aún desconocido) escenario.

La condición es que el BCB piense y actúe con seriedad, y que el gobierno revierta su tolerancia cómplice con la depredadora explotación de oro de las cooperativas auríferas que, lejos de dejar beneficios para el país, están destruyendo el medio ambiente y dejan, para las generaciones futuras, un terrible pasivo ambiental. Después de todo, si pueden prohibir la exportación de carne (un recurso “reproducible”), con mayor razón deberán prohibir la exportación de oro, que es un patrimonio nacional no renovable, recurriendo para ello, de ser necesario, a las Fuerzas Armadas.

Dado el sombrío panorama a corto y mediano plazo para el país, seguir permitiendo la explotación descontrolada de oro en Bolivia, debe suponer, para el BCB y el Gobierno, responsabilidades por daño económico al Estado, incumplimiento de deberes y destrucción del patrimonio nacional.

Enrique Velazco Reckling, PhD, es investigador en desarrollo productivo


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