El proyecto que amenaza en Latinoamérica un paraje crucial para la astronomía mundial


Una zona de Chile es centro de atención para la comunidad científica, que advierte sobre los peligros que se ciernen sobre el cielo más prístino y oscuro de todos los observatorios de la Tierra.
El proyecto que amenaza en Latinoamérica un paraje crucial para la astronomía mundial

Fuente: https://actualidad.rt.com

La comunidad científica está en alerta por un proyecto que contempla la construcción de un complejo industrial en pleno desierto de Atacama, una de las zonas más áridas del mundo, situado en Chile.

El proyecto INNA fue presentado a fines de 2024 por la empresa AES Andes, una subsidiaria de la compañía eléctrica estadounidense AES Corporation. Se trata de la primera iniciativa a escala industrial para la producción de hidrógeno y amoníaco verde en Chile.



El plan incluye asimismo el desarrollo de energía solar y eólica y un programa de almacenamiento en baterías, puntualizó en su momento AES Chile.

Empero, varios especialistas se han pronunciado en contra por su ubicación, a pocos kilómetros del Observatorio Paranal, un centro de investigación de renombre internacional operado por el Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés).

«Desde ahí se ha podido detectar que en el centro de nuestra galaxia hay un agujero negro y también se han detectado los primeros planetas que giran en torno a otras estrellas que no sean el Sol (…) muestra la importancia del desarrollo y el estudio del universo desde Paranal», afirmó la profesora titular del Departamento de Astronomía de la Universidad de Chile, Mónica Rubio.

Entrevistada este lunes por el medio local Cooperativa, calificó como «muy preocupante» esa perspectiva, «por todas las perturbaciones que va a llevar a la zona; entre ellas, la más importante, la luminosidad y perder la calidad del cielo oscuro y prístino» del lugar, «que es el único en el mundo donde existen».

Paranal, clave para la comunidad científica, es uno de los mejores lugares en el planeta para la observación e investigación astronómica, tanto que cuenta con cuatro grandes telescopios. Como un «tesoro nacional» lo catalogó Rubio.

«No entendemos muy bien por qué escogieron este lugar, que sería desastroso para la astronomía mundial», subrayó la experta. «Perfectamente puede ser ubicado en un lugar más lejano, a más de 50 kilómetros sería ideal», agregó.

Una «coexistencia imposible»

Este lunes también se pronunció en contra la representante de la ESO en Chile, Itziar de Gregorio-Monsalvo, quien indicó que «no solamente van a perder la posibilidad de hacer ciencia puntera, sino que si la calidad de este cielo se echa a perder, no va a tener sentido seguir invirtiendo aquí».

«Este proyecto va a tener un impacto muy fuerte, que va a sacar a Chile del número uno en calidad del cielo», manifestó la astrofísica a la agencia española EFE.

El 24 de diciembre pasado, AES Andes presentó el plan al Gobierno chileno y actualmente está en fase de evaluación ambiental. Bajo este contexto, las autoridades intentan llegar a un consenso para mantener ambas actividades, pero la «coexistencia» es «imposible», advirtió De Gregorio-Monsalvo.

«La reubicación del complejo salvaría uno de los últimos cielos oscuros y verdaderamente prístinos de la Tierra», afirmó la ESO el mes pasado.

La respuesta

En medio de la polémica, AES Andes se ha comunicado con algunos medios para aclarar que INNA estará emplazado en la ciudad de Taltal, región de Antofagasta, «una zona priorizada por el Estado de Chile para el desarrollo de generación eléctrica».

«Entendemos lo planteado por la ESO en relación con el desarrollo de iniciativas de energías renovables en la zona, y valoramos profundamente la importancia de compatibilizar el proyecto con el entorno. Por ello, estamos comprometidos a colaborar con todas las partes interesadas en el proceso de tramitación ambiental», dijo a Fast Check CL.

Sumado a esto, la empresa aseveró que el diseño incorpora «los más altos estándares en materia lumínica», exigidos por el Ejecutivo de Chile para «prevenir la contaminación por luminosidad artificial, protegiendo la calidad astronómica de los cielos nocturnos, la salud de las personas y la biodiversidad».


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