Las redes sociales virtuales se han convertido en el espacio ideal para difundir noticias falsas (fake news), medias verdades, imposturas, calumnias y todo tipo de tergiversaciones de la realidad. En época de campaña electoral, por alguna extraña razón, se multiplican y pululan en el espacio cibernético, “encuestas” que pretenden informar, sobre todo, acerca de la intención de voto de los electores. La inmensa mayoría de estos supuestos “estudios de opinión”, no resisten el menor análisis de consistencia, nadie conoce como levantaron su data, si cumplieron requisitos básicos en el diseño de la muestra y los firman (cuando no son anónimos) “empresas” desconocidas o de muy dudosa reputación.
En Bolivia, durante los últimos meses se han publicado cientos de estas “encuestas” y, como es de esperarse, los números que asignan a uno y otro candidato, varían escandalosamente. Esto sucede porque persiste, como un rasgo atávico de nuestra cultura política, el mito del efecto del “voto a ganador”. Hay muchos políticos aficionados, y otros tercos, como las mulas, que creen que la gente tiende a votar por quién cree que va primero en la carrera electoral. La investigación en el campo de la sociología electoral y en la comunicación política, han demostrado hasta el cansancio que ese efecto no existe y que publicar encuestas que favorecen a nuestro candidato, sólo producen triunfalismo, exceso de confianza y dejadez en el equipo de campaña. La publicación de encuestas NO influye en el elector, esta es una verdad científica comprobada.
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Sin embargo, cualquier esfuerzo por disuadir a los equipos de campaña, para que no publiquen encuestas es inútil. Lo siguen haciendo y lo seguirán haciendo por lo visto. Es increíble, pero en la mayoría de los casos, son los propios candidatos los que incentivan esta práctica sin sentido. Por algún insondable artilugio mental, una vez que se publican las encuestas, al gusto, sabor y conveniencia del que las encargó, la “encuesta” es inmediatamente asumida como “verdadera” y defendida a capa y espada en todos los escenarios posibles.
Difundir encuestas falsas, no es solamente una canallada moral con la fe pública y el derecho a la información veraz de la ciudadanía, sino también un afán inútil, estúpido y que solamente contribuye a la confusión, al descrédito de la democracia y a la ingesta morbosa de amarillismo en la información pública.
Sé que es imposible evitar la circulación de las encuestas en las redes sociales virtuales, pero la prensa seria, debiera abstenerse de hacerlo, como un mínimo de prevención y precaución ante tanta basura que circula. Un medio de comunicación que se respete, antes de dar a conocer una encuesta o publicar una, debiera estar completamente seguro de que no se trata de una manipulación o un fraude. Si creen que deben publicar encuestas, entonces deberían garantizar a su audiencia, productos responsablemente elaborados y con las seguridades de idoneidad y profesionalismo que el caso aconseja.
Y la ciudadanía, debería tomar siempre con mucha precaución lo que se publica en materia de sondeos electorales, sobre todo aquella propaganda política que se disfraza de información, para tratar de embaucar a incautos.
Ahora bien, para beneficio de la gente que quiere saber con algo de certidumbre cuál es el panorama electoral en este momento, en relación con la intención de voto en Bolivia, a seis meses de la realización de la primera vuelta, debo informarles que tenemos todavía un electorado que NO ha decidido su voto en cerca al 40%, que de la mitad que dice que ha decidido, hay una tercera parte que afirma que podría cambiar su opción en los próximos meses, que ningún candidato de los que figuran en el debate político actual supera el 20% de intención de voto y que hay por lo menos cinco de ellos que tienen un empate técnico alrededor del 10%.
O sea, vamos a tener que esperar a mayo, cuando se inscriban los candidatos y luego de un par de semanas, realizar una encuesta que empiece a darnos claridad sobre la disputa del poder en Bolivia. Mientras tanto, les aconsejo no tomar en serio las encuestas qu se publican. La elección está abierta y habrá mucha tela que cortar en las próximas semanas y el tablero electoral y político será cambiante, interesante, dinámico y, en muchos casos, muy sorpresivo.