En cumplimiento de la orden de Donald Trump de “poner fin al extremismo ideológico de género y restaurar la verdad biológica”, el organismo que preside Robert Kennedy Jr publicó una guía para toda la administración, los establecimientos de salud y el publico en general.
Por Claudia Peiró
Fuente: Infobae
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El Departamento de Salud (HHS, por Department of Health & Human Services) de los Estados Unidos, equivalente a nuestro Ministerio de Salud, publicó una guía destinada a los “organismos federales, socios externos y público en general”, en el cual define el sexo en los siguientes términos: “Sólo hay dos sexos, femenino y masculino, porque sólo hay dos tipos de gametos. Un individuo humano es hombre o mujer en función de si pertenece al sexo caracterizado por un sistema reproductor con la función biológica de producir óvulos (óvulos) o espermatozoides”.
La guía se justifica, dice el HHS, en la necesidad de implementar la Orden Ejecutiva 14168, emitida por el presidente Donald Trump, para “defender a las mujeres del extremismo ideológico de género y restaurar la verdad biológica en el gobierno federal”. De esta orden se desprende que el Departamento de Salud y Servicios Humanos debía promulgar “orientaciones claras” para toda la administración, los establecimientos de salud y la ciudadanía en general, “ampliando las definiciones basadas en el sexo establecidas en la Orden Ejecutiva”.
De este modo, el documento pone fin a la ideología de género que minimiza o directamente niega la incidencia de la biología en el género, considera al binarismo sexual como una imposición, un artificio o un constructo, y afirma que no existe vínculo entre el sexo biológico y la identidad femenina y masculina.
“El sexo de un ser humano, femenino o masculino -sigue diciendo la guía del HHS-, se determina genéticamente en el momento de la concepción (fecundación) y es observable antes del nacimiento”. Definición que toma distancia de la expresión popularizada contra toda racionalidad de que “el sexo se asigna al nacer”. El sexo se constata, incluso antes del nacimiento.
Luego el documento, fechado este 19 de febrero, alude al fenómeno del transgenerismo o, mejor dicho, a la divulgación de la idea de que el sexo puede ser cambiado mediante tratamientos y cirugías. A la banalización de la transición de género, tan en boga en estos días en muchos países occidentales, incluido el nuestro.
“El sexo de una persona es inmutable y está determinado por la biología objetiva -dice el HHS-. El uso de hormonas o intervenciones quirúrgicas no cambia el sexo de una persona porque tales acciones no cambian el tipo de gametos que el sistema reproductor de la persona tiene la función biológica de producir”.
Y luego aclara: “Los trastornos (disorders) poco frecuentes del desarrollo sexual no constituyen un tercer sexo porque estos trastornos no conducen a la producción de un tercer gameto. Es decir, el sistema reproductor de una persona con un trastorno de este tipo no produce gametos distintos de óvulos o espermatozoides”.
También señala el vínculo que tienen estas definiciones con la atención sanitaria, porque “las diferencias biológicas entre mujeres y hombres requieren prácticas específicas para cada sexo en medicina e investigación”.
“Reconocer la naturaleza inmutable y biológica del sexo es esencial para garantizar la protección de la salud, la seguridad, los espacios privados, los deportes y las oportunidades de las mujeres. Devolver la verdad biológica al gobierno federal es fundamental para la investigación científica, la seguridad pública, la moral y la confianza en el gobierno mismo”, afirma la guía.
Vale recordar que ya Donald Trump había anunciado a poco de asumir que se prohibiría la participación de hombres biológicos en competencias deportivas femeninas, algo que había causado muchas polémicas en los Estados Unidos, en especial en las muchas universidades que funcionan en modo woke en ese país.
Por último, la guía se cierra con un breve “diccionario” de términos corrientes que en los últimos tiempos han sido resignificados bajo la llamada perspectiva de género, que la administración Trump quiere desterrar.
Las definiciones que promulgó el HHS son:
Sexo es la clasificación biológica inmutable de una persona como hombre o mujer.
Hembra es una persona del sexo caracterizado por un sistema reproductivo con la función biológica de producir óvulos.
Varón es una persona del sexo caracterizado por un sistema reproductor con la función biológica de producir espermatozoides.
Mujer es una hembra humana adulta.
Niña es una hembra humana menor de edad.
Hombre es un varón humano adulto.
Niño es un varón humano menor de edad.
Madre es una progenitora femenina.
Padre es un progenitor masculino
El actual secretario de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, es Robert Kennedy Jr, que fue precandidato presidencial contracorriente en las últimas elecciones, con una intención de voto nada desdeñable para un independiente de entre 18 y 20%; aun así, retiró su candidatura y se definió en favor de Trump.
Asumió el cargo de Secretario de Salud el 13 de febrero pasado, por lo que esta guía es una de sus primeras medidas.
Kennedy Jr, de 71 años, es hijo de Robert F. Kennedy y sobrino de John F. Kennedy. Ambos políticos fueron asesinados, el primero mientras hacía campaña por la presidencia y el segundo en ejercicio de la misma.
Esta guía contradice de modo claro y contundente la idea de que el sexo es algo variable y moldeable de acuerdo a la sola voluntad de la persona; una doctrina en la cual se han inspirado varias leyes en la Argentina, como la Ley de Identidad de Genero (2012), el DNI no binario y buena parte de los contenidos de los textos de ESI (Educación Sexual Integral).
Coincidentemente, el lunes pasado, el prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe del Vaticano, el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, cuestionó la “pretensión de omnipotencia” de la ideología de género.
Fue durante una conferencia a los académicos de la Escuela de Teología Católica de Colonia, Alemania, en la cual también criticó el uso de medios técnicos para “crear una realidad alternativa a voluntad”, en alusión a las cirugías de transición de género.
De acuerdo a ACI Prensa, si bien Fernández reconoció la existencia de casos severos de disforia de género que en ocasiones puede llevar a “una vida insoportable”, sostuvo que esas situaciones excepcionales requieren una evaluación cuidadosa.
La actual Ley de Identidad de Género vigente en Argentina no contempla esto y en consecuencia no dispone ninguna exploración precautoria, ni tiempo de espera, ni evaluación psico-social profunda.
Ahora bien, el presidente Milei ha firmado un DNU que reforma parcialmente esa ley: prohibe las intervenciones hormonales y las cirugías en menores de 18 años, que hasta ahora habilitaba la Ley.