El 13 de marzo Jeanine Añez cumplirá 4 años del secuestro y la privación de libertad confabulada por la élite del Movimiento Al Socialismo y el gobierno de Luis Arce Catacora.
Fuente: https://ideastextuales.com
El año del Bicentenario de la República registrará el vergonzoso hito del encarcelamiento planificado y perpetrado contra la Presidente de Bolivia por el régimen del partido político instalado en el poder desde 2006, cuyo fraude electoral el 20 de octubre de 2019, descubierto por la OEA y la Unión Europea, fue rechazado en las calles hasta la renuncia de Evo Morales y su fuga a México.
En este tiempo, le fabricaron a Jeanine Añez 9 procesos judiciales por la vía ordinaria, todos nulos de pleno derecho al haber sido tramitados fuera de la jurisdicción establecida por la Constitución omitiendo el juicio de responsabilidades.
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Ninguno de los procesos es por corrupción. La asiste la autoridad moral de quien no tiene cola que le pisen, puesto que nadie puede ser responsabilizado, como lo establece el principio jurídico, por los delitos que hubiesen cometido otras personas.
Tiene la buena fe triplicada:
- la buena fe de sus actos al aceptar una responsabilidad que le demandó la unidad opositora al momento de producirse el vacío de poder y una inminente ruptura democrática fraguada por la renuncia y la salida del país del huído;
- la buena fe en que la unidad, exigida por el pueblo boliviano en torno a una candidatura opositora que gane las elecciones de agosto, reconstruya la democracia arrebatada por el MAS y
- la buena fe en Dios intacta.
Ha escrito un libro de puño y letra, cartas manuscritas que transmiten sus reflexiones permanentes sobre la situación de la (in)justicia vivida en experiencia propia en su condición de presa política, su preocupación por la falta de atención a los problemas que enfrenta el pueblo boliviano; ha tejido, bordado y cosido centenas de confecciones creadas por ella; se mantiene informada a pesar de la fuerte restricción de visitas y no ha perdido el buen ánimo y la sonrisa que la caracterizan, un par de los muchos rasgos de joaquiniana y mujer de las tierras bajas, que la destacan.
Enfrenta el peor de los procesos a través de una pantalla en la que ninguno de sus acusadores da la cara. Escucha largas letanías en su contra con la impotencia de quien no tiene derecho a ser parte de su propio juicio, de encarar a sus verdugos, de revisar la probidad de lo que llaman evidencias, de plantear incidentes contra los abusos de varias reparticiones estatales con equipos de funcionarios públicos asalariados para acumular páginas y páginas de palabrerío distante de su complejo mandato como presidente. Con la impotencia de quien no tiene derecho a la justa defensa y le imponen un abogado que ella no conoce, a quien cada vez que pretende hablar en nombre de ella, ella debe estar atenta para volver a recordar al tribunal, que ella no lo ha autorizado a hablar en su nombre.
El sol de la tarde cae sobre el muro grafiteado del número 1889 de la calle Francisco de Miranda, donde Jeanine cumple 47 meses de encierro en la cárcel femenina de máxima seguridad de la sede de gobierno nacional, a 3800 m.s.n.m.
Su sacrificio nos recuerda que mientras la clase política juegue a los intereses haciéndose la desmemoriada, los inocentes seguirán presos y los delincuentes merodearán sueltos.
Por Gabriela Ichaso Elcuaz.