Son minoría, pero hacen temblar a gobiernos. Gane o pierda su candidato en las elecciones de Ecuador, los indígenas seguirán siendo protagonistas en la esfera política a fuego de protestas y enconados reclamos contra las élites tradicionales.
Fuente: rfi.fr
Otavalo (Ecuador) (AFP) – En las urnas y tribunales han conseguido victorias para proteger a la naturaleza de las actividades petroleras y mineras. En las calles derrocaron a tres mandatarios entre 1997 y 2005, y más recientemente llevaron a dos gobiernos a dar marcha atrás al aumento del precio de los combustibles.
Aunque los pueblos originarios representan solo el 8% de los casi 18 millones de habitantes de Ecuador, sus tradiciones, gastronomía y lenguas atraviesan la identidad de un país con profundas raíces indígenas.
A 60 kilómetros de Quito, unos 42.000 habitantes del pueblo quichua viven de la venta de textiles en Otavalo. Vestidos con trajes tradicionales y ondeando banderas multicolor, decenas rodean a su líder y candidato presidencial Leonidas Iza.
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Con una frondosa trenza negra que le llega a la cintura, sombrero de paño negro y poncho rojo, el ingeniero ambiental de 42 años se abre paso entre abrazos, selfies y gritos de «juyayay (viva) Conaie», la poderosa organización indígena que encabeza.
«Soy uno más de ese pueblo que en este momento está sufriendo y quiere cambios para este país», dice en conversación con la AFP.
Se opone tanto al presidente Daniel Noboa como a la candidata Luisa González, heredera del exmandatario socialista Rafael Correa (2007-2017), ambos favoritos para las elecciones del domingo.
Pero asegura que al margen de los resultados, los indígenas seguirán «cambiando las estructuras sociales» y presionando para ser escuchados.
«El movimiento indígena se ha convertido en un sujeto político dirimente en los espacios de disputa política, económica, social y cultural», añade luciendo una bufanda estilo whipala, la multicolor bandera de los pueblos originarios de los Andes.
«Demasiado racista»
Alentados por el sonido de caracolas y con lanza en ristre, los pueblos originarios han salido de sus comunidades y se han tomado durante semanas Quito para expresar su descontento.
Violentas manifestaciones arrinconaron a las administraciones de Lenín Moreno (2017-2021) y Guillermo Lasso (2021-2023) cuando eliminaron millonarios subsidios a los combustibles, que elevaron el costo de vida. Presionados por las protestas, los mandatarios revirtieron las medidas.
Y aunque los indígenas fungieron como aliados al inicio del mandato de Correa, con el tiempo se dividieron y un sector cambió de orilla.
«Voy a votar por Iza. Me parece un tipo inteligente, coherente entre lo que dice y hace. Pero estoy consciente que no ganará porque este país es demasiado racista para permitir que un indígena nos gobierne», sostiene Andrea Castro, una empleada privada de 35 años simpatizante de «taita (papá, autoridad) Leonidas», como le llaman sus «compañeros de lucha».
De los tres indígenas que han sido presidenciables desde 2002, el izquierdista Yaku Pérez es el único que se ha acercado al balotaje. En los comicios de 2021 fue tercero con 19,39% de los votos, detrás del derechista Lasso, que pasó con apenas 0,35% de diferencia.
«Las calles siguen siendo importantes. Y seguramente en el próximo gobierno, cuando existan decisiones que no sean del agrado del movimiento indígena, va a haber movilizaciones importantes», dice el politólogo Santiago Basabe, catedrático de la privada Universidad San Francisco de Quito.
Por la naturaleza
La Constitución define a Ecuador como un Estado intercultural y plurinacional, en referencia a las 14 nacionalidades indígenas reconocidas.
La mayoría está asentada en zonas rurales, donde la pobreza alcanza al 43% de la población.
Allí se dedican sobre todo a la agricultura y son guardianes de sus territorios en un país megadiverso.
Uno de los casos emblemáticos lo lideró la waorani Nemonte Nenquimo, ganadora del Premio Goldman, conocido como Nobel de los ecologistas.
En 2019 encabezó una batalla judicial que logró blindar de las petroleras a su comunidad selvática de 180.000 hectáreas en el sureste del país.
Años más tarde, en 2023, los pueblos originarios y ambientalistas ganaron una consulta popular para suspender la extracción de crudo en un área de la reserva amazónica Yasuní (este), un triunfo considerado ejemplo mundial para la conservación de la naturaleza.
«Si no hubiera sido por las movilizaciones, que han estigmatizado de violentas, no hubiéramos logrado por lo menos parar el avance de las políticas neoliberales» en Ecuador, enfatiza Iza, quien se define a sí mismo como un cristiano de izquierda.
El presidenciable retoma las reivindicaciones de las nacionalidades autóctonas: promover el desarrollo del campo mediante créditos a bajos intereses, condonación de deudas, medidas proteccionistas para la producción local, mantener subsidios para los pobres y mejorar la calidad de vida de las comunidades indígenas.
© 2025 AFP