Desde que Donald Trump congeló los fondos de la ayuda al desarrollo (USAID), las organizaciones humanitarias mexicanas temen por su supervivencia. Es el caso de Casa Frida, una ONG que brinda refugio a migrantes de la comunidad LGBTQ+. Más de la mitad de su financiación, que procedía de Estados Unidos, ha sido suspendida.
Con la corresponsal de RFI en Ciudad de México, Marine Lebègue
Es hora de la clase de salsa en Casa Frida. Los residentes bajan al patio del refugio y todos rodean a la voluntaria que se improvisa como maestra para la tarde. “Muchísima gente se nos ha acercado para ver qué necesitamos como voluntariados”, comenta Mariana De La Cruz.
“Es difícil que los recuperemos”
Esta mujer es una de las encargadas de Casa Frida. Desde la congelación de la financiación estadounidense, el refugio ha tenido que encontrar alternativas más económicas. El 60% de su presupuesto dependía de estas ayudas.
“Teníamos justo cinco proyectos de financiamiento de Estados Unidos, que a partir de los decretos de la nueva administración de Estados Unidos se suspendieron por 90 días. Pero bueno, sabemos que hablando de población LGBT y movilidad humana, es difícil que después de 90 días los recuperemos”, explica.
“No sabemos hasta qué momento nos van a seguir apoyando”
Una situación que pone en peligro la supervivencia del lugar. Sentada en un rincón del patio, Joana, una peruana de 36 años, lo sabe. Para ella, no es el momento de bailar. “Yo salí de mi país por una violencia extrema en la que vivía, y aquí me han acogido, y no sabemos hasta qué momento nos van a seguir apoyando. Y si se cierra esta opción, no sabemos a dónde ir tampoco, y es como que nos quedaríamos en la calle, se podría decir. Sin protección, como la de Casa Frida”, comenta la joven.
Al igual que este refugio, las organizaciones de ayuda mexicanas ahora tienen que arreglárselas sin los 100 millones de dólares que recibían de Estados Unidos.