¿Eran partidos políticos los de antes? ¿A qué se han reducido o en qué se han convertido los partidos políticos y las agrupaciones ciudadanas en el siglo XXI en Bolivia?
A 200 años de la independencia cruceña, a pocos meses del bicentenario de la República de Bolivia, traemos a la lectura y la reflexión el pensamiento de principios del siglo XX en Santa Cruz, hace 100 años. No tiene desperdicio.
«Publicamos el siguiente documento político de actualidad, haciendo honor al entusiasmo y sinceridad con que abordan este asunto de palpitante interés los organizadores del partido regionalista.
Uno de los males más graves que han entrabado la marcha de Santa Cruz y de todo el Oriente, ha sido el constante apego a las luchas políticas surgidas de los demás centros de la República.
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Los pueblos orientales siempre hicieron eco y se sometieron a movimientos, revueltas de índole extraña a sus intereses; primero acatando los desastrosos resultados del militarismo, el que en muchos años de guerra civil destrozaron el país, después tras los pasos de los partidos personalistas; finalmente adheridos a los partidos que levantaron programas principistas como propaganda y que en el hecho no hicieron que otra cosa que entronizar caudillos.
Acoplados a las luchas ajenas, tuvieron el error de echarse sobre los hombros una herencia de odio y complicidad, también ajenas, hasta llevar a esta tierra por mil motivos promisoria de un grandioso porvenir, al borde del abismo y de la ruina.
Un siglo se ha perdido en luchas estériles, en que sus necesidades quedaron incolmadas y olvidadas totalmente sus primordiales intereses.
Nuestro suelo oriental a pesar de su extensión, de sus riquezas naturales y de su incalculable capacidad productiva; a pesar de constituir el complemento natural de la zona andina, para el intercambio de productos, lo que bastaría por si solo para haber hecho del país una nación fuerte y vigorosa, fue mirada hasta ahora con una incomprensible indiferencia.
Cuando mucho se ha hecho en su favor se ha dictado leyes, pero nada más que leyes.
El presupuesto nacional de todos los años no ha traído otra cosa para el Oriente que partidas en su mayor parte nominal.
Sancionadas las leyes relativas al F.C. Cochabamba – Santa Cruz sus rendimientos fueron derrochados por los gobiernos sin el menor escrúpulo concluyendo el actual por reatarlos al empréstito contratado en EE. UU. de Norte América, con violación del texto expreso de la ley de autorización y cuando no queda casi nada de los recursos, se apela como siempre al engaño colectivo, proponiéndose pomposamente que se construya por administración. No se ha comprendido que esta importante obra ferrocarrilera producirá al país una economía interna como de Bs. 30.000.000 en pocos años, equivalente al consumo de productos que se compran en el exterior, similares a los nuestros.
Propuesta por la Argentina la construcción del F.C. Yacuiba – Santa Cruz ya se alzan las voces injustificadas atribuyendo a esa nación, la más pacífica de Sudamérica propósitos de conquista, sin tener en cuenta que ofrece para el oriente un mercado donde podría exportar sus productos por un valor que no bajaría de Bs. 25.000.000 con gran provecho para el progreso industrial del país.
No se considera para nada la situación desesperante por la que atraviesan nuestros pueblos debido al aislamiento y consiguiente falta de mercado.
La industria cruceña, próspera durante el coloniaje, ha ido languideciendo paulatinamente; si antes sus productos surtían todos los alto peruanos y pasaban más adelante, ahora sufren los efectos de una política deplorable de parte del gobierno.
Se ha establecido puerta franca a los países del exterior mediante líneas férreas con grandes franquicias para su comercio y consumiendo en ese intercambio todos los rendimientos de su pequeña industria, sin preocuparse por la vinculación interna única base estable de cooperación y de unidad nacional, sin preocuparse del problema de la subsistencia y de la defensa y dejándonos en el abandono como a factor negativo.
Dentro del desenvolvimiento de todo país organizado, el constante afán de los hombres dirigentes, de los conductores del pueblo, ha sido y es el de hacer que todos los elementos nacionales confluyan hacia una finalidad: el progreso común. La comunicación es el factor capital.
En el orden económico crea los lazos materiales de la industria; en el histórico reseña el pasado común y establece el vínculo de la tradición; en el jurídico da las leyes, sean de carácter general o de excepción; y en el moral forma costumbres comunes y sentimientos de confraternidad y simpatía. Así se forma el todo, homogéneo y compacto; así se crea la nacionalidad.
En Bolivia formamos, como un conjunto de pueblos extraños, donde cada uno de estos vive a su manera, sin orientación eficaz de hombres altruistas y desinteresados y sin las ventajas de las comunicaciones fáciles.
Sentimos cada día como lo hemos manifestado antes, la dislocación de los intereses comunes, a los cuales no se nos permite aportar a las ingentes riquezas de este privilegiado suelo.
Han pasado al olvido las tradiciones del pueblo cruceño, sus hazañas no se citan, como si hubiese en el Alto Perú otra región que se haya regado con tanta sangre por la libertad de América.
Y a que mostrar todos los sufrimientos y pretericiones que han pasado sobre nuestro pueblo, cuando son tantos y tan graves que no dejan equívocos de que se nos ha tratado como a una colonia inútil como a un pueblo esclavo y sin derechos.
Tenemos de ello pruebas evidentes desde el sistemático envilecimiento político impuesto por el hambre y el engaño, hasta la guerra inicua a nuestras incipientes industrias con trabas e impuestos de todo género.
Han faltado los sentimientos de simpatía hacia nosotros y en su lugar hemos visto la repulsa, la hostilidad de raza, vale decir que no han existido sentimientos patrios, ni siquiera sentimientos de humanidad.
Menos, mucho menos el cumplimiento de los principios de libertad, igualdad y fraternidad, invocadas para asentar sobre ellos la nacionalidad boliviana.
En su lugar vemos el absorcionismo de los pueblos del Altiplano, que ahoga la igualdad política de los departamentos que forman la nación, consumiendo las energías de todo el país en provecho de las más fuertes y la desorbitada acción de los partidos políticos que corren intolerantes y desenfrenados entronizando caudillos, cuyos caprichos autoritarios no se inspiran jamás en la justicia ni respetan derechos por sagrados que estos sean.
En todo el tiempo el patrimonio de los pueblos orientales fue dilapidado en forma desastrosa, desde la venta de extensas zonas de tierra y de grandes yacimientos mineros que han pasado a las “manos muertas” de los acaparadores, hasta la cesión de territorio valiosos, cuyo producto ha ido a financiar la construcción de líneas férreas en el Altiplano.
La ambición de mando y la sed de especulaciones han hecho de la política una guerra sin cuartel, al mismo tiempo una industria.
Se suceden los tiranos, sin conceder derechos al adversario político, llegando su influencia nefasta hasta a nosotros para dividir la familia cruceña, para hacer juguetes a sus dirigentes y esterilizar los mejores propósitos.
La cosa pública se disputa por los partidos políticos como despojo, es el botín de los vencedores.
Y a tal extremo llegó la complicidad política, que durante mucho tiempo sin que los poderes públicos le pusieran atajos fue un comercio ilícito la trata de gente para vergüenza del país, llegando a cesar solo cuando el negocio dejo de ser lucrativo.
La política criolla del país jamás fue la alta y leal conjunción de ideales principistas.
Y los cruceños con los labios tostados por la sed de progreso, en medio de un mar de riquezas, presenciamos el vergonzoso festín, sin que llegue la hora en que se calmen los odios, cesen las concusiones y se vaya a la construcción nacional; sin que llegue la hora en que se repare que pasamos por el último extremo de la miseria.
La juventud cruceña, convencida de que nada había que esperar de los partidos nacionales se dedicó a trabajar intensamente por el resurgimiento de esta tierra. Pero esos partidos desde luego fueron la primera traba y, comprendió al fin que era necesario desligarse de ellos y condensar sus aspiraciones en la formación de un grupo político que no tuviera otras finalidades que la defensa de la vida y de los derechos del Oriente y la transformación industrial de este y su vinculación al resto del país por medio de líneas férreas.
Con criterio independiente abordó las ideas desde el mediado del presente año ante asambleas compuestas de intelectuales y obreros ajenos a los prejuicios partidistas
Y hoy ha llegado el momento de dar cuenta que tales aspiraciones se hallan realizadas con la organización del nuevo partido.
Santa Cruz 28 de noviembre de 1920.
Cástulo Chavez Celso Castedo B. Juan Felipe Roca
Presidente del Partido Regionalista Secretarios
Nota: A la nueva agrupación se pensó dar el nombre de autonomista, para significar su absoluta independencia partidista nacional, más para evitar falsas interpretaciones se ha preferido denominar “Partido Regionalista”.
La Ley, 1 de diciembre de 1923
PROGRAMA MÍNIMO DEL PARTIDO REGIONALISTA
El Partido Regionalista tiende al desenvolvimiento de una acción política capaz de salvar a Santa Cruz y en general al Oriente de la angustiosa situación en que se debate. Con este fin procurará por todos los medios posibles la realización de los puntos de labor que se detallan y que los aprueba como programa mínimo del Partido.
- Trabajar por la vinculación efectiva de Santa Cruz al resto de la república mediante la construcción del Ferrocarril Cochabamba – Santa Cruz, contemplando la necesidad su prolongación hasta un punto navegable que establezca la vinculación con el Beni.
- Gestionar la realización del propósito que contiene el protocolo Gutiérrez – Carrillo sobre el Ferrocarril Yacuiba – Santa Cruz.
- Tender al mejoramiento de las vías de comunicación en el Oriente procurando que el impuesto relativo a la prestación vial se aplique a su objeto y exigiendo el establecimiento de oficinas telegráficas y radiogramas en las capitales de provincia y secciones municipales.
- Gestionar en sentido de militarizar las fuerzas nuevas del Oriente, procurando el mantenimiento de un régimen en Santa Cruz con carácter de zapadores.
- Hacer que se implante en el país un sistema racional de protección a la propia industria prohibiendo la internación de artículos similares extranjeros y suprimiendo los impuestos que entraban el desarrollo económico de la región.
- Reformar la legislación bancaria en sentido de establecer el crédito agrícola como medio de impulsar las industrias cruceñas.
- Sustituir el impuesto catastral en Santa Cruz con una contribución fija por hectárea de tierra fiscal y en cuanto a los terrenos municipales suprimir el impuesto del predio urbano estableciendo una contribución más racional y equitativa.
- Procurar la supresión de gabelas municipales sobre hilos, tocuyos, sarazas y macanas, lo propio que las establecidas sobre artículos de primera necesidad.
- La descentralización administrativa y financiera debe perseguirse a fin de evitar odiosos absorcionismos del interior.
- Gestionar se sancione en la República una legislación obrera que armonice las relaciones del capital y el trabajo.
- Los servicios de higiene y salubridad pública deberán ser atendidos en forma que procuren una reacción a las condiciones desastrosas por las que atraviesan los pueblos del oriente; en tal sentido deberá gestionarse la captación de aguas, la pavimentación y alcantarillado de la capital y dictarse leyes de carácter higiénico o sanitario especialmente para evitar la propagación de enfermedades sociales infectocontagiosas.
- Ampliar en lo posible al servicio de instrucción pública en el Oriente, ya sea con fondos fiscales o municipales.
- Gestionar la construcción de edificios adecuados para escuelas lo propio que el destinado a la Universidad y Facultad de Derecho.
- Trabajar por la implementación en el país de institutos de enseñanza profesional de acuerdo con las características de la región.
- Procurar la independencia del poder judicial y ramo de instrucción pública de la intervención directa que ejerce hoy el ejecutivo nacional.
- Gestionar una reforma en las leyes electorales, sobre la base de dar representación racional a las minorías y alternabilidad en las funciones legislativas.
- Se establece como deber de los personeros cruceños ante el parlamento o el poder comunal, el dar cuenta al país, de la labor que hayan realizado.
Por Gabriela Ichaso.
Arte gráfico: Mariana Ferreira.
Fuente de consulta: Paula Peña Hasbún, directora del Museo de Historia de la UAGRM, Santa Cruz, Bolivia.