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Fuente: rt.com
Nathali Gómez
¿Cuántas veces ha pasado al lado de una mujer que limpia afanosamente las escaleras del Metro o que barre un espacio público de su ciudad sin siquiera fijarse en su rostro?
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Luciana Kaplan, directora del documental ‘Tratado de invisibilidad‘, conversó con RT sobre la realización de esa pieza audiovisual donde las mujeres ‘invisibles’ que se encargan de la limpieza de espacios públicos, con rostro y voz, hablan de la precariedad laboral a la que están sometidas.
«Tendemos a no voltear a ver a quienes sostienen las ciudades, a quienes limpian, inclusive a los policías. Están cumpliendo una labor indispensable, que es mantener a las ciudades limpias, funcionando», afirma la cineasta que nació en Argentina pero que vive en México desde muy temprana edad.
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La directora y guionista de ‘La revolución de los alcatraces’ (2013) cree que esta indiferencia pudiera ser una forma ignorar las toneladas de basura que genera la población en las grandes ciudades.
«No queremos ver nuestra propia suciedad y son estas personas las que la recogen y nos están ayudando. Deberíamos tener un agradecimiento, pero creo que nos da vergüenza nuestra propia suciedad», dice la también guionista.
La belleza y la basura
El interés por visibilizar a estas trabajadoras surgió al saber que las personas que aseaban en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), de donde egresó, estaban subcontratadas y en «una condición laboral muy precaria«, recuerda.
A partir de esa curiosidad inicial, descubrió que todo el ramo de la limpieza en los espacios públicos en México está subcontratado. «Esto es un escándalo, es como privatizar el espacio público. Y no solo los espacios, sino las personas que trabajan en él».
Este hallazgo la hizo «voltear a ver» a las mujeres invisibilizadas y precarizadas y darse cuenta de que están en todos lados: la calle, el Metro, las plazas. «Es como si, de repente, ‘aparecieran'», afirma.
En su producción —estrenada en noviembre pasado y ahora disponible en las plataformas digitales— también buscó la belleza en los espacios cotidianos donde se desenvuelven estas mujeres y planteó un audiovisual que mezclara la ficción y el documental.
«Si siempre han estado ahí, es muy extraño que de las sombras empiecen a ‘surgir’ estas personas que han estado siempre visibles (…) Entonces, quienes las invisibilizamos somos nosotros«.
¿Quiénes son los responsables?
La directora considera que el Gobierno «tiene una gran responsabilidad» ante la falta de supervisión y regulación de las empresas privadas que subcontratan a estas trabajadoras. Del mismo modo, quienes transitan por las calles sin reparar en ellas también contribuyen a que sigan en las sombras.
«Pienso que nosotros, al no voltear a ver, al no separar la basura, al pisar los espacios húmedos que acaban de limpiar, al no saludar, vamos construyendo una invisibilidad«, sentencia.
Las faenas de limpieza generalmente han recaído sobre las mujeres, tanto en los espacios privados como en los públicos. Su labor suele ser menospreciada y mal pagada. «La gente cree que uno es un objeto, que así como rayan un asiento, creen que uno es eso», dice una de las protagonistas de la película, que tiene 85 minutos de duración.
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El germen de la sindicalización
En el documental, que Kaplan construyó meticulosamente durante un año, quedan reflejados la explotación de las trabajadoras, el maltrato, la arbitrariedad, la subcontratación, los pasivos laborales y el acoso sexual por parte de los supervisores. Todo esto profundiza la situación de vulnerabilidad en las que estas mujeres se encuentran.
Aunque la opción de sindicalizarse está prohibida para estas empleadas, la película ha impulsado que se agrupen para formar cooperativas con miras a transformarse en un gremio. La cineasta cuenta que se han hecho campañas de visibilización de su condición y además ha habido contactos con organizaciones, abogados y con miembros de la Cámara de Diputados.
«Estamos empujando el tema a un grado tal que las autoridades ya saben lo que está pasando, están empezando a investigar, a cuestionar, a tratar de ver qué hacen con esta situación, porque se ha hecho muy mediática esta película«, manifiesta.
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En México, la subcontratación, sobre todo de empleados públicos de la limpieza, tuvo luz verde durante la presidencia del empresario Vicente Fox (2000-2006) y continuó durante los sexenio de Felipe Calderón (2006-2012) y de Enrique Peña Nieto (2012-2018).
En el país latinoamericano, la tercerización ha ido en aumento con los años. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2004, las personas bajo este esquema ascendían a 1,3 millones. En 2009 la cifra se duplicó y alcanzó los 2,7 millones; mientras que en 2014 llegó a 3,5 millones y en 2019 se ubicó en 4,6 millones, recoge Proyecto Puente.
Entre los desafíos que encontró la directora para hacer el documental estaba la paradoja de que no podía aparecer el rostro de una de esas mujeres invisibilizadas, que trabajaba en el Metro de Ciudad de México.
Kaplan afirma que el sistema de transporte subterráneo «es el peor lugar para trabajar» debido a que «el nivel de abuso y de violencia económica es tremendo».
En ‘Tratado de invisibilidad’ se conoce el «poderoso testimonio» de Claudia, considerado por Kaplan como «contundente y escandaloso», por la cantidad de abusos a los que estaba sometida como empleada del Metro.
Así, la también directora y guionista de ‘Rush Hour’ se planteó la disyuntiva de cómo hacer para que el testimonio de Claudia apareciera en la producción sin que la despidieran. La solución fue «generar un lenguaje» para que varias actrices la representaran. «Se escucha su voz pero no se ve su cara», dice.
En la película se delinea la historia de vida de las empleadas de la limpieza a través de sus personalidades, sus «colores», sus pensamientos y sus entornos. Además, aparecen sus allegados, quienes dependen de sus cuidados e incluso sus animales de compañía.