Nuestra historia desde la creación de la República está llena de acontecimientos marcados por la incertidumbre e inestabilidad política, económica y social, consecuencia de la mediocridad y falta de patriotismo de una buena parte de los gobernantes de turno y que explican de alguna manera la situación actual de atraso en su desarrollo integral, relativo a la mayoría de los países de la región.
El resultado de una simple evaluación nos debería llevar a una profunda reflexión sobre lo que no debemos volver hacer y he ahí la importancia de insistir en el verdadero cambio.
Aclaraba en una anterior nota de opinión que, aparte de las normales diferencias ideologías, no tengo nada personal en contra de quienes están liderizando el llamado Bloque de Unidad, están en todo su derecho de hacer lo que siempre han hecho, lo que no quiere decir que representen absolutamente la ansiada real solución.
Ante esta aguda crisis generalizada, en nuestro criterio este extraordinario país requiere, no solo de tecnócratas que pregonan soluciones coyunturales y recetas recomendadas de organismos internacionales, requiere de verdaderos patriotas con vocación de servicio y con una visión de estadistas de muy alto nivel.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Bolivia se caracteriza por tener una población mayoritariamente joven, entonces porque no dejar la oportunidad para que líderes emergentes probablemente jóvenes y porque no decir mujeres, con suficientes méritos y capacidad, sean quienes gobiernen nuestro querido país al inicio esperanzador de un nuevo ciclo. Debemos reconocer que han pasado más de tres décadas de nuevas generaciones que no han tenido el espacio que por justicia les pertenecía.
Seguramente la respuesta será que queda poco tiempo y que apoyemos nomas a este bloque de oposición en las condiciones que proponen. La realidad es que por nuestro reconocido conformismo y con esa vieja e ineficiente forma de participar en política, no damos espacio ni oportunidad a líderes emergentes que están en carrera y que seguramente los viejos políticos esperan que estos se unan a su tren como un «vagón de cola».
Otra fórmula disruptiva sería que, esa base del Bloque de Unidad proponga a la candidatura de la Presidencia de Bolivia a un líder emergente (mujer u hombre) y que en un acto patriótico y de decencia política. Renuncien a esa postulación quienes ya tuvieron la oportunidad de gobernar este país en diferentes cargos de principal responsabilidad.
Decía Albert Einstein más o menos así: «Si sigues haciendo lo mismo, no esperes un resultado distinto».
Fernando Crespo Lijerón