Patagonia: ‘la columna de humo era tremenda, con una fuerza espantosa’


Los incendios forestales que arden en múltiples focos en la Patagonia argentina desde diciembre han consumido más de 36.000 hectáreas hasta este jueves y han movilizado a cientos de bomberos. RFI entrevistó a María Vergara, damnificada de un paraje rural en la provincia de Río Negro y a Manuel de Lucía, brigadista voluntario, de la agrupación Mallín Ambiental.

Bombero combatiendo el incendio forestal en la Paragonia argentina.
Bombero combatiendo el incendio forestal en la Paragonia argentina. © Ministerior Seguridad Nacional de la Argentina
Fuente: rfi.fr

Por: Carlos Pizarro

Desde diciembre, la Patagonia argentina arde sin control. En los últimos días, el fuego se ha intensificado. Bomberos y habitantes apenas tienen descanso.



«Es un incendio de dimensiones extraordinarias. Empezó muy cerca de mi casa. Ya pasó, pero no quedó nada. Tenía dos casitas y cuatro ‘dormís’ [habitaciones de alquiler]. Todo quedó en cenizas. Y del bosque, ni hablar», dice María Vergara, habitante del paraje rural Mallín Ahogado, en el municipio de El Bolsón, provincia de Río Negro, en la Patagonia argentina.

Vergara relata el momento en que advirtió el peligro:

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«Estaba a punto de salir de mi casa cuando me preguntaron: ‘María, ¿es esto normal?’. Miré por la ventana y vi una columna de humo tremenda, con una fuerza espantosa. Le respondí: ‘No, eso es un incendio. Busquen sus cosas. Esto se viene. ¡Rápido, rápido, rápido!’. En menos de una hora tuvimos que evacuar. Yo salí solo con lo que llevaba puesto’, relata.

Los brigadistas voluntarios, como Manuel de Lucía, coordinador de la agrupación Mallín Ambiental, explican que enfrentan las llamas con recursos limitados.

Recursos limitados para enfrentar el voraz incendio 

«El fuego aún no está controlado y sigue avanzando. En un principio, trabajamos con herramientas manuales. También usamos cursos de agua, como ríos y arroyos, para enfriar el terreno y sofocar las llamas. En las zonas de difícil acceso, trasladamos agua en camionetas particulares de familias de pequeños productores. Utilizamos bidones de hasta 1.000 litros con motobombas portátiles para abastecer a las cuadrillas y extinguir los focos de una sola vez. De lo contrario, tendríamos que regresar con herramientas manuales, lo que hace más lento el trabajo», explica De Lucía.

La falta de una respuesta efectiva por parte del Estado mantiene a la región en la incertidumbre. Mientras el gobierno de Javier Milei intenta identificar a los responsables de los incendios, la demanda desde el terreno es clara.

«Pedimos medidas urgentes para evitar que más viviendas sean arrasadas y que no haya más víctimas fatales. Esta es una zona de producción agroecológica. Necesitamos preservar la tierra en buen estado. También exigimos que no se nos desplace para favorecer negocios inmobiliarios. No olvidemos que esta es una región turística muy codiciada», advierte un residente.

Más allá del esfuerzo de brigadistas y organizaciones no gubernamentales, el fuego sigue fuera de control al otro lado de la frontera con Chile. La situación es alarmante: hay 78 focos activos, 35 de ellos en la región de La Araucanía, fronteriza con la provincia argentina de Neuquén.


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