Pulgarcito está listo para volver a su casa que se incendió en San Matías, pero falta personal y presupuesto


El osito melero ya cumplió 6 meses en el Centro de Atención y Derivación de Fauna Silvestre, luego de que en agosto fuera rescatado de los incendios forestales con sus cuatro patitas con quemaduras de tercer grado. Actualmente solo hay una veterinaria en el centro, los contratos de los demás profesionales acabaron y falta presupuesto para nuevas contrataciones.

Gina Justiniano Cuellar

 

Oso melero rescatado
Pulgarcito, el oso melero rescatado de los incendios forestales en San Matías está listo para volver al bosque /Foto: Fuad Landívar

 



Fuente: El Deber

Está irreconocible en cuanto a su personalidad. Pulgarcito, el osito melero rescatado de los incendios forestales en San Matías ya no camina lento como tortuga, ni tiene las orejitas caídas, ahora parece otro, lleno de vitalidad, inquieto y lo mejor de todo, sus cuatro patitas sanaron completamente de las quemaduras de tercer grado, que fueron el motivo por el que el 18 de agosto fue rescatado por el personal del consultorio móvil del Centro de Atención y Derivación de Fauna Silvestre (CAD), dependiente de la Gobernación.

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Ya pasaron seis meses, Pulgarcito está en buenas condiciones y listo para retornar a la vida silvestre en San Matías. Atrás quedaron las horas difíciles de curaciones, la piel de la planta de sus patitas se regeneró completamente y ha ganado peso. ¿Qué falta para devolverlo a la naturaleza?

El centro está con escaso personal, apenas una veterinaria y un rescatista para atender a los diferentes animalitos, entre loritos, tortugas, monos, erizos y un largo etcétera. Apremia su traslado, pero no hay manos suficientes, es más, los expertos que lo rescataron ya no están trabajando en el programa de manejo de fauna, sus contratos finalizaron a fin del año pasado y hasta la fecha no hay recontratación.

Solo quedan tres profesionales en el Programa de de Manejo de Fauna Silvestre (veterinaria, rescatista y administrador), cuando en condiciones normales puede haber hasta una decena de personas trabajando allí. De momento, se han organizado ayudándose en gran parte en los estudiantes voluntarios, que son entre cinco y seis, y acuden a trabajar dependiendo de su tiempo libre. La tarea es ardua, hay que limpiar jaulas, dar de comer, asistir en su salud a los animales, dar medicación, asear el área, etc. Mariam Riojas, la única veterinaria que queda, es la que supervisa todo, está acudiendo a trabajar de lunes a lunes, no hay descansos para ella desde que los contratos de sus colegas se vencieron.

Veterinaria
Mariam muestra la evolución de Pulgarcito /Foto: Fuad Landívar

 

«El perjuicio de que se siga quedando aquí es que se ‘impronte’ más a las personas (proceso biológico de aprendizaje, porque los animales deben estar con los de su especie para imitar su comportamiento, la forma de buscar alimentos, etc.)», explica Riojas.

Si Pulgarcito y su compañero, Chirú -el otro osito melero rescatado porque fue encontrado solo siendo apenas un bebé- permanecen más tiempo en el CAD, se van a acostumbrar a que les den su comida sin que ellos se esfuercen en encontrarla y eso es un retroceso porque ya no estarán aptos para valerse por sí mismos en el monte.

Julieta Valverde, directora de Recursos Naturales de la Gobernación (Direna), explica que el traslado de ambos sujetos juveniles no pasa solo por el tema de contar con el personal adecuado y suficiente, y que se está evaluando la situación de los dos animalitos, como ver si ya pueden conseguir su propio alimento y si realmente pueden responder en vida silvestre, puesto que los trajeron en etapas muy iniciales de su vida. «En este momento tampoco contamos con el personal que necesitamos para monitorear a estos animales y evaluar estos aspectos. Esperamos poder contratarlos en las siguientes semanas. De cualquier forma, se tiene previsto el traslado en cuanto sea viable para ellos».

Ya no es un secreto que la crisis en la Gobernación se ha agudizado. La institución comenzó el año con un déficit presupuestario de Bs 10 millones. Mavy Darinka Pedraza, vicepresidenta de la Asamblea Legislativa Departamental (ALD) de Santa Cruz, informó que el Gobierno central debió transferir en enero de este año a las arcas del ente departamental la suma de Bs. 52 millones, de acuerdo con el techo presupuestario asignado y aprobado por el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, sin embargo, se les fue descontado Bs. 10 millones sin alguna justificación sustentable, lo que agrava aún más la “situación financiera del departamento”.

Valverde agregó que también se espera reforzar el componente de recate, no solo para poder responder de manera más efectiva a las solicitudes, sino para coordinar de mejor manera con los municipios y fortalecer las capacidades operativas a ese nivel, en lo que respecta a fauna silvestre.

ositos meleros
Pulgarcito y Chirú, tomando leche deslactosada con Nestun / Foto: Fuad Landívar

 

El largo y doloroso camino de retorno a casa

Desde un inicio había el compromiso de devolverlos al mismo sitio del que salieron, San Matías, que ahora ya no está bajo el fuego de los incendios forestales, y cuya naturaleza se está reponiendo de las llamas. Ya es momento para que este par vuelva a tener sus actividades normales en su verdadero hábitat, explica Riojas.

Un oso melero en su hábitat no se deja ver por el hombre, le rehúye y puede ser, incluso, agresivo con el ser humano (tiene enormes garras afiladas en las patas delanteras con las que se defiende y también desgarra a sus presas).

Llamado también tamandua, los de la especie de Pulgarcito y Chirú son mamíferos de tamaño mediano, que miden entre 50 y 90 cm de longitud, con una cola prensil que puede alcanzar hasta 50 cm. Su cuerpo está cubierto de un pelaje corto y denso, generalmente de color amarillo dorado con un distintivo patrón negro en forma de chaleco en sus costados. Posee una cabeza alargada con un hocico estrecho y sin dientes, adaptado para consumir hormigas y termitas, que captura con su larga lengua pegajosa. Esa misma que este viernes salió con urgencia de sus bocas, delgadita y negra, ansiosa para tomar la leche deslactosada con Nestum que les tenían preparada, en la que también aprovechan de ponerle suplementos alimenticios y taurina (mejora la recuperación del cuerpo).

En cuanto a su comportamiento, los sujetos de la familia de Pulgarcito y Chirú son preferentemente solitarios y mayormente nocturnos, aunque este par se muestra muy activo también durante el día. Apenas llegamos a su jaula y se abrió la puerta, saltaron de su rama y vinieron al encuentro, curiosos por descubrir qué traían sus visitantes.

Se mueven con agilidad, tanto en el suelo como en los árboles. Característica que no se podía apreciar cuando eran recién llegados. Chirú era apenas un bebé, que caminaba poco y se esforzaba por montarse en el lomo de Pulgarcito porque lo confundía con su madre. Y este último a duras penas podía sostenerlo y dar unos cuantos pasos a ritmo lento debido a las quemaduras que incluso dejaban ver parte del hueso. En esa época tenía que recibir medicación para el dolor y antibióticos para evitar que sus heridas se le infecten.

Esos primeros días fueron clave y los decisivos. Se le hacía limpieza de las quemaduras día por medio, luego se las curaba, tuvo que usar parches hidrocoloides que eran difíciles de conseguir. También se le hizo tratamiento con láser para que pueda cicatrizar más rápido. Fue todo un reto que valió la pena porque ahora está completamente restablecido.

Utilizando sus fuertes garras delanteras para trepar y defenderse de depredadores, a simple vista no intimidan, más bien sus ojitos negros y bien redonditos solo provocan una inmensa ternura. Su hogar los espera, donde ellos desempeñan un papel ecológico clave en el control de poblaciones de insectos.

Pulgarcito cuando fue rescatado, tenía las cuatro patitas severamente quemadas, apenas daba algunos pasos y su ritmo era el de una tortuga / Foto: archivo

 

Pasó medio año y ambos juveniles lograron sobrevivir al infierno de las llamas de los incendios forestales, sus vidas fueron puestas en riesgo, la madre de Chirú seguramente murió, por eso él andaba solo y desvalido siendo apenas un bebé. Actualmente estos ositos meleros, que fueron una especie de símbolo de resiliencia, se merecen volver a casa y que esta nunca más vuelva a estar bajo la amenaza del fuego.

Fuente: El Deber


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