El discurso que el 29 de agosto de 1985 pronunció el entonces presidente Víctor Paz Estenssoro, cuando dijo que “Bolivia se nos muere”, fue evocado en la sesión de honor de homenaje a la Revolución del 10 de febrero de Oruro.

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El Teatro Internacional, con capacidad para 5.000 butacas, fue el espacio para la celebración de los 244 años de la gesta libertaria de 1781 encabezada por Sebastián Pagador, Jacinto Rodríguez y otros.

El Ballet Folklórico Mi Patria en encargó de la representación, con mujeres ataviadas de palliris y varones de mineros, ante la mirada indiferente del presidente Luis Arce y del vicepresidente David Choquehuanca. Ambos compartieron la testera con el gobernador de Oruro, Jhonny Vedia.

“Estimados conciudadanos, la patria se nos está muriendo y es preciso no eludir ningún recurso para un tratamiento de emergencia que detenga el desenlace. Entiéndaseme bien, Bolivia, como regazo de nuestra vida y polvo final de nuestra muerte: con gran dolor para todos, Bolivia se nos muere”, se escuchó en la introducción.

Con esa frase, el mandatario justificaba la aplicación del Decreto Supremo 21060, con el que frenó la hiperinflación de entonces, 20.560%, y aplicó duras medidas consideradas neoliberales, como la relocalización de mineros.

    

Escenificación

Enseguida, en el número teatral de este domingo, los jóvenes bailaron una cueca estilizada al ritmo de Los mineros volveremos, de César Junaro, interpretado por el mítico grupo Savia Nueva.

Un hombre y una mujer teatralizaron una protesta de mineros de 1985. “Necesitamos hacer valer nuestros derechos, queremos que nos dejen pasar, queremos el dialogo con el Gobierno; porque volver el perder todo”, protestó la mujer.

El cuadro escénico se completó con el Bailecito de emergencia, de Luis Rico. “Con el ceño bien fruncido dijo caliente un minero, si no me dan lo que pido, así me quedo hasta enero.

El sonido de la protesta en Calamarca y del vuelo rasante de aviones cierra la escena.

Minutos antes, el presidente de la Asamblea Legislativa Departamental, Rómulo Villca, regaló presentes a los mandatarios: un atuendo de uru chipaya al presidente Arce y la estatuilla de la Virgen del Socavón al vicepresidente Choquehuanca.