Del destino de los cruceños del Escuadrón Velasco en la Guerra del Pacífico se ignora casi todo. Existen apenas algunas breves notas por aquí y por allá. Por ejemplo, Hernando Sanabria Fernández apunta en las notas del libro “Nicomedes Antelo”.
Fuente: Ideas Textuales
Por Marcelo Añez Mayer
Es muy poco lo que se sabe de la participación de los cruceños en la Guerra del Pacífico. Según Hernando Sanabria Fernández, el gobierno nacional no exigió a Santa Cruz presencia militar en el litoral debido la enorme distancia entre el litoral boliviano y Santa Cruz, y por nuestra pobreza de entonces.
Feliciana Rodríguez tenía otro criterio. Según ella, en realidad “el gobierno de Daza no quería levas, ni soldados cruceños; sólo exigía a Santa Cruz dinero y caballos. Los que no sabían de esa política tachaban a los cruceños de apáticos de patriotismo”. Es probable que el criterio de Feliciana Rodríguez haya estado más cerca de la realidad, y que no se hayan querido cruceños armados y organizados por el riesgo que podía representar eso para el poder tiránico de Daza. Nótese que el famoso batallón Colorados de Bolivia, mejor pagado y equipado que los demás, en los hechos funcionaba como una guardia pretoriana del presidente Daza. Que, dicho sea de paso, nunca libró combate contra los chilenos, y que, según dicen varias fuentes -entre ellas Roberto Querejazu Calvo- posiblemente se hubiese vendido a Chile.
Sea como sea, sin que hubiese sido obligatorio, Santa Cruz se organizó voluntaria y espontáneamente y acudió en defensa de Bolivia. La noticia de la invasión chilena de Antofagasta del 14 de febrero de 1879 llegó a Santa Cruz en marzo. En dos meses se organizó el Escuadrón Velasco, llamado así en honor al prócer cruceño José Miguel de Velasco, compuesto por algo más 300 hombres jóvenes, comandados por el coronel Héctor Suárez Velasco (no confundir con el prefecto de entonces; José Suárez).
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Distintos autores de la época se refieren al nivel social de quienes conformaban el Escuadrón Velasco como gente “notable”, o incluso: “decente”. Era la manera de expresar que quienes marchaban desde Santa Cruz al litoral pertenecían al estrato superior de la sociedad. No clase media, como la conocemos ahora. En ese entonces no había algo que pudiese llamarse clase media. Dicho en corto, eran jóvenes de familias con plata. Y era así por una sencilla razón, los caballos, las armas, la alimentación y todo lo que fuera a demandar la aventura sería pagado por el bolsillo de cada quien. El estado boliviano, nada.
El 29 de mayo de 1879 el Escuadrón Velasco recibió la bendición de su estandarte (ver foto), por lo que si no partió ese mismo día lo debe de haber hecho poco después. El ejército boliviano se encontraba estacionado en Tacna. El Escuadrón Velasco caminó los 1200 km que separan Santa Cruz de Tacna en algo más de cuatro meses. En ningún lado se menciona que el escuadrón haya sido acompañado por rabonas (mujeres que acompañaban a los soldados), como era costumbre en el ejército boliviano. Llegaron a Tacna el lunes 6 de octubre. El cronista de la Guerra del Pacífico, José Vicente Ochoa, relata así la llegada del Escuadrón Velasco:
“Entró a la ciudad de Tacna el Escuadrón Velasco, compuesto de la juventud de Santa Cruz, a las órdenes de su jefe, el coronel Héctor Suárez. Viene, como toda la juventud decente de Bolivia a engrosar las filas de la Legión Boliviana.
El Escuadrón Velasco ha hecho una cruda y rigurosa campaña de más de tres meses (más de cuatro, en realidad), viniendo con el ardor de patriotismo desde el Oriente de Bolivia hasta las costas del Pacífico. Se ha terciado en el camino, con el número de muertos y enfermos que ha tenido.
Bienvenidos sean los hijos del Oriente de Bolivia, que han cumplido su propósito de engrosar las filas del ejército llamado a sacrificarse por la honra y soberanía de la patria. ¡Honor a los cruceños!”.
Apenas llegó a Tacna, el Escuadrón Velasco fue anexado al Regimiento Libres 3º de la Legión Boliviana.
Del destino de los cruceños del Escuadrón Velasco en la Guerra del Pacífico se ignora casi todo. Existen apenas algunas breves notas por aquí y por allá. Por ejemplo, Hernando Sanabria Fernández apunta en las notas del libro “Nicomedes Antelo” que un joven llamado Santiago Ortiz Antelo (ver foto), hermano del empresario Peregrín Ortíz, murió en la Guerra del Pacífico.
Feliciana Rodríguez habla de otro joven, llamado Nicolás Cuellar, conocido por su extrema amabilidad y cortesía. De él textualmente dice: “cumplido caballero muy amante de su madre, había hecho el esfuerzo de equiparse a su costa, con varios de los fieles mozos y sirvientes de su familia, y había marchado a la guerra para salvar el honor de Santa Cruz”. Al parecer este Nicolás Cuellar combatió como Colorado de Bolivia en la Batalla del Alto de la Alianza bajo el mando del coronel Ildefonso Murguía. Murió degollado después de haber sido herido en una acción ofensiva contra los chilenos. En el parte de guerra del coronel Murguía aparece brevemente citado. Murguía relata: “Fue en esta impetuosa carga de nuestra guerrilla donde fueron heridos los denodados sargento Juan Reyes, teniente don Nicolás Cuellar, muerto después villanamente por el enemigo a nuestra vista”.
Está también, por supuesto, Ignacia Zeballos, que era cruceña, viuda, y que antes del conflicto se había trasladado a La Paz ganándose la vida como tendera, o costurera. Una vez llegada la guerra sirvió como enfermera, sobrevivió y fue condecorada por sus servicios. Fue declarada “Madre del Soldado Boliviano”.
Y destaca también el coronel cruceño Miguel Castro Pinto, que en noviembre de 1879 en Tacna comanda ya la Primera División del ejército boliviano. Aparece luego en mayo de 1880, en la gran y decisiva Batalla del Alto de la Alianza, al mando, nada menos, que del centro del ejército aliado. Fue tomado prisionero por los chilenos, escapó y regresó. No se sabe mucho más de él.
No existe un sólo libro sobre la presencia cruceña en la Guerra del Pacífico, o al menos yo no sé de ninguno.
*Marcelo Añez Mayer es ensayista.
Parte de la lista de los voluntarios del Escuadrón Velasco.