Descubren las lecciones a los sicarios de un poderoso cártel en una ‘escuelita del terror’


El descubrimiento de un nuevo centro de exterminio en México confirmó la manera en que los cárteles obligan a hombres, principalmente jóvenes, a sumarse a sus filas.

Descubren las lecciones a los sicarios de un poderoso cártel en una 'escuelita del terror'

Fuente: rt.com

El hallazgo ha permitido constatar que las organizaciones criminales entrenan a hombres para convertirlos, a la fuerza, en sicarios. Por eso, la prensa mexicana ya bautizó como «La escuelita del terror» a los centros donde los obligaban a recluirse para recibir las lecciones de cómo matar a sus víctimas.



Las mayores evidencias se han recolectado en el Rancho Izaguirre, ubicado en Teuchitlán, Jalisco, donde la semana pasada el colectivo Guerreros Buscadores encontró restos humanos, pertenencias de las víctimas y cuadernos con anotaciones de las «clases».

«Mi arma se compone de placa o cargador…», se puede leer en una libreta que, con apuntes escritos a mano y en letra mayúscula, describe con sumo detalle las partes de un fusil y que este viernes publicó el diario El Universal.

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«Solicito autorización para realizar el desarme parcial de mi AR 15, mejor conocido como R-15, calibre 5.56 por 45 mm o 0.223, que es un arma de alta penetración», agrega.

Desde hace años, investigaciones periodísticas han alertado que los cárteles secuestran a hombres porque los necesitan como «mano de obra» para sus actividades criminales, en una especie de trabajo esclavo. Los atraen con ofertas de trabajo legales en las redes sociales, pero cuando llegan a un encuentro pactado, los encapuchan y los trasladan a centros de entrenamiento criminal ocultos en poblado lejanos. En otros casos, los raptan al azar en las terminales de autobuses.

Sobrevivientes

Algunos de los capturados lograron escapar y contar los grados de violencia que padecieron en manos del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). A partir de la conmoción que generó el hallazgo en el Rancho Izaguirre, el diario Milenio rescató algunos testimonios.

Los sobrevivientes coinciden en que, al llegar al rancho, los narcotraficantes los desnudaban, revisaban que no llevaran ningún chip en el cuerpo que permitiera su localización y los golpeaban con tablas. Los amontonaban en cuartos, les imponían apodos para deshumanizarlos, les quitaban sus pertenencias y documentos de identidad, y les daban tareas específicas.

También los obligaban a venerar a la Santa Muerte, a ejercitarse con cuerdas, barras y mancuernas de concreto, a dormir juntos. Los que desobedecían cualquier indicación o intentaban fugarse, eran torturados. Otros, de plano, eran asesinados a sangre fría.

El entrenamiento criminal incluía el uso de armas, prácticas de tiro, capacitación para hacer emboscadas y estrategias para escapar de operativos policiales o enfrentamientos con otros grupos criminales. La obediencia debía ser total, incluso si les exigían torturar a sus propios compañeros, o desmembrar cadáveres en un lugar que bautizaron como ‘La cocina’.